"Tengo la suerte de que el técnico y los compañeros confían en mí"
Con Jorge Garbajosa (Torrejón de Ardoz, Madrid; 1977) y Sergio Rodríguez, en el Portland Trail Blazers, se completa la media docena de baloncestistas españoles que habrán jugado en la NBA. El 24 de julio se consumó el fichaje del ala-pívot del Unicaja por los Raptors de Toronto, donde se ha reunido con José Manuel Calderón para seguir ambos la senda del pionero, Fernando Martín; el triunfador, Pau Gasol, y el lesionado, Raúl López. Al rebufo de su enorme calidad y del título mundial conseguido con España, dice estar contento de cómo le van cosas. No es titular, pero no le preocupa. Incluso ha superado el malentendido de una supuesta lesión. "Hace dos años que ni me acuerdo de la fascitis plantar. No sé de dónde salió eso. He recibido un par de correos y pensaba que era una broma. El preparador físico me ha dicho que habrá sido alguna palabra mal traducida o que se entendió mal".
"Me daba miedo el mito de que los jugadores aquí son muy fríos y van a su bola. Pero son agradables. Parker y Martin hasta hablan español" "A Calderón y a mí nos emocionó que, al recibir el Premio Príncipe de Asturias, los colegas de la selección mostraran nuestras camisetas"
Pregunta. ¿Cómo va su adaptación a la NBA?
Respuesta. Muy bien. Lo principal es que Calde es una ayuda enorme por su calidad humana. Y no tanto para buscar piso o cosas así, que para eso el club es una gozada, sino porque tienes a alguien con quien charlar, reírte... Es una pasada. Los apartamentos están muy cerca y vamos casi todos los días juntos a entrenarnos.
P. ¿Y en el vestuario?
R. A mí me daba más miedo por ese mito de que los jugadores son muy fríos, de que cada uno va a su bola. Es cierto que el trato no es tan cercano como en España, pero la gente es muy agradable.
P. Aparte de Calderón, ¿se lleva mejor con otros europeos que con los norteamericanos?
R. No. A Bargnani, el italiano, y Slokar y Nesterovic, los eslovenos, los conocía de enfrentarme a ellos y de coincidir en los mismos hoteles. Con Slokar incluso jugué dos años en Italia, en el Benetton de Treviso. Tenía un poco de respeto con los norteamericanos, pero son gente muy joven, muy normal. Algunos incluso hablan español, como Anthony Parker y Darrick Martin. Todos hacen por que te sientas bien. No es lo de quedar a cenar como en el Unicaja, pero en los entrenamientos y los viajes estoy muy a gusto.
P. Porque, después de venir de la piña de la selección, podría haber sido un trauma...
R. No sería justo comparar ningún equipo ni ninguna situación con la selección porque es tan especial que cualquier comparación sería odiosa. No creo que sea muy habitual un grupo de amigos de tantos años, de gente tan cercana, en el que cualquiera que llega nuevo se integra perfectamente. También han hecho mucho la federación y los entrenadores para mantenerlo. Pero no es algo premeditado. Entre competición y concentración, estás dos meses en los que se viven muchas cosas. Como decimos nosotros, es como un Gran Hermano, todo el día juntos, conviviendo. Y que no haya el más mínimo roce ni la más mínima discusión es una pasada. Al haber sido campeones, se está destacando ahora ese espíritu, pero nosotros lo decíamos hace muchos años. Yo llevo con la selección desde los Juegos de Sidney, hace ya casi siete años, y el ambiente ha sido genial siempre. Y lo bueno es que las victorias se saborean más con ese ambiente y las derrotas también se superan más fácilmente.
P. ¿Qué tal lleva los viajes?
R. Son cómodos. Creo que haremos 41. Entonces, lo que hacen lógicamente los clubes es poner todas las comodidades para que sean lo menos pesados posible. El avión privado, todos con asientos business, la cena... La comodidad es grande. Me han llamado la atención los asientos individuales. Son pequeños detalles.
P. ¿Y las comidas?
R. No tengo problemas. Aparte de que Toronto tiene una comunidad italiana enorme, pero también una griega, portuguesa, asiática... Es una ciudad multicultural y eso hace que tengas muchas posibilidades y restaurantes para elegir.
P. ¿Le sirve el haber jugado ya fuera, en Treviso?
R. Es diferente. Era más joven y estaba más cerca de casa. Pero el haber estado cuatro años allí, el saber lo que es estar fuera, el tener que aprender un idioma, el adaptarte a otras culturas, horarios y demás, ayuda y te hace abrir la mente.
P. ¿Le cuesta adaptarse a la distancia más larga para los tiros de tres puntos?
R. Sí, pero para eso sólo hay dos recetas, que son las que intento utilizar. Una es trabajarlos. Otra, la suerte que estoy teniendo aquí, como muchas veces en mi carrera, de tener un entrenador [Sam Mitchell] y unos compañeros que confían en mí y que si fallas no te lo recriminan, sino que te dicen que sigas intentándolo.
P. El equipo ha parecido ir muy bien en la pretemporada.
R. Hay que relativizarlo un poco porque los mejores no juegan más de 20 ó 25 minutos y nosotros hemos tenido a Chris Bosh y T. J. Ford lesionados cuando son las piedras angulares. Pero el resto, unos días mejor y otros peor, estamos respondiendo. Nos entendemos bastante bien. Esto hace que no haya que valorar las siete victorias, pero sí las sensaciones positivas que estamos teniendo.
P. ¿Le preocupa no estar en los cinco iniciales?
R. No demasiado. Ni entrar al principio o después. Lo que sí me preocupa es hacer el trabajo que se me pide, que se me exige, y, aunque haya tenido más o menos aciertos, sentir que he estado concentrado y que he puesto todo el esfuerzo. Además, somos muchos pívots.
P. ¿Contento de su rendimiento?
R. Siempre aspiras a más, pero no me quejo.
P. Sus hinchas le están puntuando, después de 20.000 opiniones, como el segundo jugador más valioso del Toronto, con un 25%, sólo tras Fred Jones, con un 46%. Calderón lleva menos del 10%.
R. Es un orgullo.
P. Sigue con el 15 en la camiseta y también sale su imagen en la página web del club.
R. No lo he visto, pero es con el número que jugaba y lo pedí. Pregunté si había problemas porque lo llevó Vince Carter y me dijeron que no.
P. Vio la entrega del premio Príncipe de Asturias a la selección?
R. Sí, con Calderón. Nos avisaron y lo vimos por Internet. Haber estado habría sido una gozada, pero teníamos compromisos. Fue una pena. Pero yo me quedo con que, si hubiéramos estado allí, no habríamos vivido ese detalle que tuvieron con nosotros de mostrar nuestras camisetas y que nos emocionó. Si hacen un gesto así es porque de verdad se echa de menos a alguien. Como sabes que es de corazón, impresiona más todavía.
P. ¿Ha hablado con Sergio Rodríguez en Portland?
R. Sí; él está bien, pero luchando solo, claro.
P. ¿Le han llamado desde España?
R. Sí, Felipe, Mumbrú... Pero es difícil porque cada uno tiene sus compromisos y con la diferencia horaria...
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