El Sevilla baila al Celta
El equipo de Juande Ramos derrota con autoridad al conjunto gallego, muy inferior
El fútbol español anda necesitado de aventuras como la del Sevilla. Por Balaídos pasó un grupo trepidante, preciso y categórico, que dejó sin posibilidad de respuesta a un Celta que asumió su papel con sumisión. El Sevilla lo redujo a cenizas. Mientras otros equipos se entregan en manos de entrenadores que ponen los resultados por encima del juego, el Sevilla propuso fútbol, no una encerrona. Se fue a por el contrario a degüello, adelantó la defensa y durante noventa minutos le devolvió a este deporte lo que se le supone de espectáculo. El Celta, que se había adelantado, desapareció. Sin Oubiña, le faltó entrejuego. Con los cambios, perdió el poco que le quedaba.
El Sevilla arrastró parte de la tarde su descuido del minuto siete, cuando dejó que Nené recibiera, se acomodara y enviara a la red un balón que le entregó Ángel. El poste y Palop, que defendió mal la portería, hicieron el resto. El Celta se puso por delante sin buscarlo, lo que incidió en la propuesta de un Sevilla decidido a empotrarse en el área de Pinto. Anda sobrado de alternativas del grupo de Juande Ramos. Por el centro, Kanouté sacó de quicio a los centrales y de su sitio a los medios defensivos. Y por la derecha, Martí y Navas la liaron. Jamás se vio a Placente tan nervioso como ayer. Nené, reacio a regresar, no le ayudó. Navas se hizo con el carril, y cuando buscó el centro fue para que se encendiera el ventilador de Martí.
CELTA 1 - SEVILLA 2
Celta: Pinto; Ángel, Tamas, Contreras, Placente (Aspas, m. 46); Iriney, P. García; Núñez (Perera, m. 67), Canobbio, Nené (Lequi, 67); y Baiano. No utilizados: Esteban, Guayre, Jorge y Vila.
Sevilla: Palop; Martí, Javi Navarro, Escudé, Dragotinovic; Renato, Poulsen; Navas (Puerta, m. 74), Kanouté, Adriano (Hinkel, m. 78); y Kepa (Maresca, m. 59). No utilizados: Cobeño, Duda, Jesuli y Aitor Ocio.
Goles: 1-0. M. 7. Ángel, de fuerte disparo ajustado al palo. 1-1. M. 31. Poulsen aprovecha un rechace. 1-2. M. 60. Despiste defensivo de Núñez que aprovecha Adriano.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Martí, Pablo García, Canobbio, Iriney y Puerta.
Unos 19.000 espectadores en Balaídos.
Por ahí llegó el empate, con Navas escapado de Placente y un buen centro al corazón del área pequeña que despejó con apuros la zaga céltica. Como el Sevilla atacaba por oleadas, llegó Poulsen desde el quinto pino para enganchar un cañonazo que cogió al Celta arrinconado, delante de su portero. Pura lógica. Desde su gol, la escuadra de Fernando Vázquez -que vio el partido en el banquillo, que no en el palco- apenas había dado señales de vida. Es el Celta un equipo en el que las remontadas son excepcionales. Le cuesta remar en contra, pero cuando se adelanta en el marcador, pocos pueden con el repliegue en su campo. Pero este Sevilla que se hace sitio entre la clase alta no es un equipo cualquiera. Tenía a Pinto en el punto de mira, y no se detuvo hasta que le hizo hincar la rodilla.
El empate reafirmó al Sevilla en sus convicciones. Una triangulación entre Renato, Martí y Kepa que el delantero estrelló en el larguero fue una pequeña perla extraída de un fútbol para disfrutar, y un anticipo del suplicio céltico de la segunda mitad. El gol definitivo, a la hora de partido, retrató a Núñez, un futbolista de pulmón ancho y técnica estrecha, que se desentendió de la pelota cuando circulaba mansa por la frontal del área. Llegó Adriano, robó y marcó. El Sevilla anduvo cerca de la goleada el resto de la tarde, pero el acierto de Pinto y una jugarreta del árbitro le pusieron el corazón en un puño. Tras una caída de Puerta en el área con aspecto de penalti, cayó Perera al otro lado del campo al chocar con Javi Navarro. La pena máxima la falló Baiano. El balón le cayó mansamente a Contreras, que se arrugó ante Palop. Porque a veces, el fútbol también entiende de justicia.
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