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Reportaje:

La valla que oculta la muerte

Un obrero sufrió en julio una descarga eléctrica en el mismo lugar donde el lunes murió el trabajador búlgaro

Los obreros Cristobal Kalicki y Victor Guilov se subieron en días distintos a la misma valla publicitaria del kilómetro 13 de la A-2. Los dos tenían que hacer el mismo trabajo: colocar un cartel a unos cuatro metros de altura. Cristobal, polaco de 35 años, lo hizo el pasado 7 de julio. Mientras colocaba el cartel, rozó con una de las molduras de acero un cable eléctrico situado a un metro escaso sobre su cabeza. Recibió una fortísima descarga eléctrica que le tiró al suelo. Cristobal aún sigue de baja, tras sufrir quemaduras de segundo grado, lesiones pulmonares y un brazo roto en el que tiene metidos siete clavos. "Vives de milagro", le dijeron los médicos.

El lunes pasado, tres meses y medio después del accidente que casi mata a Cristobal, Victor Guilov, obrero búlgaro de 22 años, se subió a la misma valla publicitaria, en el mismo punto kilométrico de la A-2. Ese día llovía con intensidad y Guilov, como le pasó a Cristobal, se rozó mientras trabajaba con el cable del tendido eléctrico que pasa por encima del cartel. La descarga le arrojó desde la valla hasta el suelo y le mató en el acto.

"Vives de milagro", le dijeron los médicos al operario polaco que sobrevivió al accidente

Dos accidentes en menos de cuatro meses en la misma valla y ésta seguía colocada ayer en el kilómetro 13 de la carretera de Barcelona. Y con el cable del tendido eléctrico por encima. La valla pertenece a la empresa Publicidad Exterior Chaflán, SL, dedicada a gestionar anuncios en espacios exteriores. El cartel se ve perfectamente desde los coches que cruzan la carretera de Barcelona dirección Madrid.

Para colocar los anuncios sobre el cartel, la empresa Chaflán contrata a su vez a otros negocios. Cristobal Kalicki, por ejemplo, trabajaba para la empresa Ribeca, y Victor Guilov para Belle Publicidad. Sobre el primer accidente, la empresa propietaria de la valla aseguró ayer que no tenían conocimiento del mismo. "Ni la subcontrata, Ribeca, ni la inspección de trabajo nos han comunicado este primer accidente", justificaron fuentes de la empresa ante la pregunta de por qué no habían retirado la valla después de la descarga que casi mata al primer obrero.

Ricardo Gaspar, responsable de la subcontrata Ribeca, reconoció por teléfono que un empleado suyo sufrió un accidente laboral en una valla propiedad de Chaflán, SL el pasado 7 de julio y en la A-2. ¿Y comunicó el accidente a Chaflán? "Son demasiadas preguntas", zanjó la conversación.

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Sobre el segundo accidente, en el que murió electrocutado Victor Guilov, Chaflán asegura que subcontrataba a Belle Publicidad, para quien trabajaba la víctima: "Publicidad Exterior Chaflán solicitó a Belle Publicidad la documentación de los trabajadores que iban a realizar dicho trabajo, habiéndonos contestado y documentado los dos trabajadores que iban a efectuarlo, y entre los que no figuraba el fallecido".

Belle Publicidad es propiedad del búlgaro Dragomiz M. T. Tras el accidente, sus trabajadores, todos búlgaros, aseguraron que no conocían de nada al muerto. Llegaron a decir a la Inspección de Trabajo que habían hallado a la víctima -que llevaba puesta en el momento del siniestro una camiseta de Belle Publicidad- de casualidad, tumbada debajo del cartel.

Mientras, el superviviente, Cristobal Kilicki, no deja de pensar que el muerto podría haber sido él. Este obrero, que no sabe si por las secuelas del accidente podrá volver a trabajar algún día -su brazo izquierdo apenas tiene movilidad-, se emocionó ayer al acercarse a la valla y ver los restos que habían quedado del accidente en el que murió el búlgaro Guilov. Al lado de la valla aún quedaba una gorra roja, material médico utilizado para la reanimación, el precinto policial. Las molduras de metal que forman el marco del cartel, y que Guilov estaba colocando cuando murió, estaban en el suelo y llenas de agua de lluvia.

"Podía haber sido yo; a los empresarios sólo les importa el dinero. Les da igual que los cables de alta tensión estén muy bajos, lo único que quieren es que la valla publicitaria se vea bien", se quejó Cristobal Kilicki con amargura.

A este hombre le salvó, paradójicamente, el hecho de que no llevaba puesto el arnés obligatorio que tienen que llevar los obreros y que les sujeta al cartel. "Al darme la descarga y no llevar arnés, me caí al suelo. Con el cinturón de seguridad me hubiese quedado clavado a la valla por culpa de la descarga", aseguró.

La policía sigue investigando el accidente y, de momento, no hay detenidos. Fuentes de la Concejalía de Medio Ambiente, responsable de las licencias de colocación de las vallas, confirmaron que Chaflán sí que tiene permiso para el cartel de la A-2. Y eso, a pesar de que tiene un cable de alta tensión por encima.

"Hay muchos que trabajan sin tener papeles en regla"

El polaco Cristobal Kilicki lleva cinco años colocando carteles publicitarios en espacios exteriores por toda la región. Tiene los papeles en regla y un contrato. Cuando podía trabajar -ahora está de baja indefinida por el accidente- cobraba unos 1.100 euros al mes. Ahora vive con su hermana y su cuñado en un piso de Alcalá de Henares y tiene que ir varias veces a la semana a rehabilitación.

Este obrero conoce bien el negocio y, según él y otros trabajadores que prefieren permanecer en el anonimato, las condiciones de seguridad laboral suelen ser pésimas. "En muchos carteles exteriores no hay nada para sujetar el arnés; nos subimos en escaleras y andamos en altura por los salientes que sobresalen por la valla", cuentan los obreros.

A Kilicki, como recuerdo de la descarga eléctrica que sufrió el pasado 7 de julio al colocar un cartel en la A-2, le ha quedado una cicatriz de arriba abajo en el brazo izquierdo. Este obrero polaco asegura que algunas empresas colocan carteles de publicidad exterior con licencia y otras, en cambio, los ponen sin tenerla.

"Muchas veces ponemos los carteles en los descampados y la empresa principal no tiene permiso. La policía viene y nos pide los papeles, les decimos que no les tenemos y nos echan", cuenta el obrero. "Pero otras muchas veces no nos ven y cuela", agrega. Un compañero suyo, que prefiere no dar su nombre por miedo a represalias, asegura que las vallas con cable de alta tensión por encima de las cabezas de los operarios son algo "habitual". "Sí, hay muchas vallas en las carreteras como la que mató al obrero búlgaro en la A-2. Y a las empresas les da igual. Nosotros tenemos miedo a denunciar porque el sector es muy pequeño y luego no nos vuelven a dar trabajo", se lamenta.

Al lado de la valla donde ocurrió el accidente, ayer había otro grupo de obreros trabajando en distintos carteles. Ninguno llevaba puesto el arnés, ni había andamio. Un operario se balanceaba sobre una escalera apoyada de manera inestable sobre un cartel. "Hay muchos obreros inmigrantes que trabajan colocando carteles sin los papeles en regla, aceptan cualquier cosa y tienen miedo a denunciar si les pasa algo", concluyó Kilicki.

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