La Real destituye a Bakero
El club donostiarra, que también despidió a los ayudantes del preparador, anunciará hoy el nuevo técnico del equipo
El Consejo de Administración de la Real Sociedad decidió ayer por la noche la destitución de José Mari Bakero como entrenador de la primera plantilla e igualmente como máximo responsable deportivo del club, cargo que ocupaba desde 2005. La directiva, que decidió igualmente destituir a Meho Kodro y Luis Milá, segundo entrenador y preparador físico respectivamente, agradeció el trabajo de Bakero, pero los malos resultados -ninguna victoria en Liga- y la abultada derrota en Copa frente al Málaga (4-1) han acelerado la marcha del técnico.
El club donostiarra ofrecerá hoy una rueda de prensa en Anoeta a partir de las 12.00 horas, en la que se podría anunciar el nombre del sustituto de Bakero, antes de que la plantilla regrese a los entrenamientos por la tarde. Bakero había recibido el apoyo del Consejo tras la última derrota en Anoeta y había acrecentado un poco sus posibilidades de continuidad tras el empate afortunado en Mallorca (tres postes repelió su portería ante el equipo insular). Sin embargo, Bakero era consciente de que vivía pendiente de cada resultado. La derrota en Málaga en la Copa del Rey ha colmado la paciencia de un Consejo que había depositado en él toda su confianza y le había otorgado todos los poderes.
Su apuesta defensiva ha chocado con la realidad: dos empates en ocho partidos oficiales
La llegada de Fuentes y su equipo al Consejo de Administración pretendía acabar con la inseguridad permanente de la Real, demasiado sometida en los últimos años a los vaivenes en los fichajes de futbolistas y entrenadores. La apuesta fue José Mari Bakero, un ex jugador llamado a construir la Real del futuro. Primero tuvo que gestionar la crisis del equipo, es decir, salvar la categoría, cosa que logró. Entonces acumulaba la doble función de entrenador y director deportivo del club. Este segundo cargo lo aparcó esta temporada para dedicarse en exclusiva a la tarea de entrenar a una plantilla no obstante diseñada por él, a su gusto y parecer.
Bakero apeló a jugadores sin mucho pedigrí, pero llenos de experiencia en la esperanza de construir un equipo más aguerrido que espectacular, más batallador que ganador. Su mensaje permanente fue el de que la Real iba a ser un equipo dificilísimo de batir y con el que los contrarios deberían sudar sangre para hacerle un gol. Los hechos le han destruido el castillo. Catorce goles en contra y la fragilidad defensiva demostrada en Anoeta, donde ha salido a tres goles por partido, han arruinado sus expectativas.
Mientras tanto, Bakero, que fue un icono del club como jugador hasta que fue traspasado al Barcelona (tras haber sido tentado por el Athletic), se ha limitado a reclamar más entrenamiento, más coraje, más actitud y a defender el juego de un equipo timorato. Acuciado por las circunstancias históricas de la entidad, Bakero ha preferido hacer hincapié en los asuntos defensivos mi-nusvalorando su capacidad ofensiva. El público no le ha perdonado algunas actitudes conservadoras y algunos futbolistas no han ocultado su desagrado con la tendencia ultradefensiva del equipo.
La derrota en Málaga ha sido la puntilla de un proyecto nuevamente frustrado en un equipo sometido a demasiados vaivenes en los últimos años. El tiempo de Bakero ha terminado. Ahora suena el nombre de Miguel Ángel Lotina.
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