Angulo se basta ante el Portuense

Pocas bromas con este Valencia de Quique, que lo quiere ganar todo y la Copa del Rey también, por supuesto. No es un trofeo que le desagrade a este joven técnico, ávido de títulos, que ayer reservó jugadores importantes -Villa y Morientes-, pero presentó un equipo suficientemente competitivo para fulminar a un rival de Segunda B que ejerció como tal: un arranque fogoso, un estimable intento de jugar bien al fútbol sin dar una sola patada y un final discreto en el que acabó engullido por el gigante blanquinegro. Además del resultado, las buenas noticias para Quique fueron los dos goles de Angulo actuando de delantero; la consolidación de Hugo Viana como medio creativo; y la buena pinta de Pallardó como medio centro defensivo. En cuanto a Joaquín, que quería lucirse ante sus paisanos, familiares y amigos, dispuso de los 20 últimos minutos que le concedió Quique. Y sí, dejó un eslalon y un centro enroscado con el que Angulo, que cabeceó mal, extravió un hat trick. Por cierto, un cada vez más firme Moretti sigue sin descanso en el lateral izquierdo. La culpa la tiene la lesión de Del Horno, que se alargará otros cuatro meses después de haber llegado lastimado en verano y de haber pasado como si nada el reconocimiento médico. Estaba el joven Cerra en el banquillo, pero Quique no se fiaba de las jugadas de estrategia de los portuenses. "Necesitábamos tres jugadores altos en defensa", dijo Quique tras el partido para justificar la titularidad de Moretti.

Para Pallardó, en efecto, era un día grande. Se examinaba este chico del filial con el perfil de Albelda que tiene el desafío de cubrir la ausencia del capitán en estos dos meses. Y bien, Pallardó metió un pase en diagonal de 30 metros que conectó con el desmarque de Angulo, que dribló al portero Wilfred y marcó a puerta vacía. Pallardó, además, cumplió en su tarea de taponar.

El Valencia volvía así a la normalidad después de un inicio en que el Portuense le sorprendió. Mientras el cuadro de Quique se adaptaba al césped artificial, al viento y a la lluvia, Ocaña se encontró con un rebote dentro del área y su disparo mordido botó ante Butelle, que no estiró los brazos lo suficiente. Lejos de entregarse, el equipo de José Luis Burgueña mantuvo un cierto equilibrio en el juego que fue premiado por sus seguidores, puestos en pie para despedir a sus jugadores tras la primera parte.

El Portuense raseó la pelota tras el descanso, combinó bien, y asustó a Butelle con varios disparos desde lejos. Tras el encuentro, el meta francés admitió que ha recibido una oferta de renovación de su contrato a la baja del director deportivo, Amedeo Carboni. Y contento no estaba el joven guardameta que espera sustituir algún día a Cañizares.

Entró Joaquín para el último tramo. Y, casualidad o no, el cuadro de Quique comenzó a profundizar. En una de ésas, el portero Wilfred cometió un error monumental, de esos que no se le olvidarán en toda su vida: pifió un supuesto pase y le entregó el balón a Angulo, esquinado en el área. El asturiano entonces resolvió con clase. Golpeó con la izquierda, de primeras, a colocar al palo más alejado. Y le salió de perillas al ayer capitán valencianista. Angulo se reivindicó como delantero, su posición preferida.

Le acompañó en el ataque Regueiro, que falló un gol imposible: tras una dejada de cabeza de Silva, sólo tenía que tocar la pelota con la zurda para introducirla en el arco, que estaba a un metro, pero le intimidó la llegada del portero y envió el balón alto. En realidad, el Valencia mejoró con los cambios, con Joaquín y con Silva, e incluso el prometedor delantero Aarón disfrutó de algunos minutos al final -demasiado pocos- para enseñar lo que se le supone. Y es que Quique no regala nada. Hay que ganárselo.