El arlequín triste de las reclusas de Alcalá

La sevillana Josefa Valera, Rubí, fue golpeada por su marido. Acabó fuera de su casa y, al cabo de un tiempo, entre rejas. "Tengo tres niñas y un niño. Mi marido me maltrataba. Me daba palizas y me echó de casa. Estoy en prisión porque me enganché a la droga", decía ayer Rubí en la Casa de la Provincia de Sevilla, orgullosa ante una de las obras de cerámica con las que esta mujer ha querido rendir homenaje a Pablo Picasso.

Maltrato machista y drogas parecen un binomio tan siniestro como imposible de superar. Pero no es así. Rubí lo ha vencido gracias a su habilidad en las técnicas de pintura en cuerda seca o en Pisano sobre plato. Rubí muestra sus obras, que se exhiben junto a las de otras internas de la prisión de Alcalá de Guadaíra. La exposición, que está compuesta por 52 obras, rinde tributo a Picasso en el 125º aniversario de su nacimiento. Se trata de una muestra de los trabajos de las reclusas del Centro Penitenciario de Mujeres de Alcalá de Guadaíra en los talleres impartidos dentro de los dos programas que la Federación de Mujeres Progresistas de Andalucía lleva a cabo en este centro.

Rubí encontró en el aprendizaje artístico una forma de abrir ventanas, de mirar al futuro con esperanza. "He aprendido mucho, en comportamiento, en educación... He aprendido a valorarme como persona. Llevo un año en prisión. Estoy de permiso. Estas técnicas las he aprendido en el taller de cerámica", comenta Rubí. "Las he hecho con mucho cariño", dice mientras muestra una réplica del Retrato de Dora Maar en cerámica.

"Al bajar al taller se me olvidaban los problemas. Mi monitora es una gran amiga, algo que es difícil encontrar hoy en día. He aprendido a variar los colores, a coger el pincel... Estoy muy orgullosa de lo que he hecho. Yo quiero seguir trabajando en esto y cada vez mejor. Tengo que seguir adelante y ser fuerte", agrega Rubí.

La exposición, que se abrió ayer al público, tiene una breve duración. Hoy es su último día. Tres salas de la Casa de la Provincia acogen el recorrido por pinturas y artesanías. Los homenajes, las recreaciones y las réplicas de obras picassianas se suceden en distintos soportes. Hay pinturas, tapices, cojines, cajas de madera y cerámicas que siguen la estela del artista malagueño. En un rincón destaca una canastilla similar a la que confeccionaron las presas para regalársela a la recién nacida infanta Leonor. Junto a la canastilla, brilla la carta de agradecimiento de los Príncipes de Asturias.

Las presas y sus familiares se paseaban ayer por las salas junto a las organizadoras de la muestra. Era un día de fiesta para unas vidas heridas. Las figuras y colores de Picasso añadían gozos, penumbras y melancolías. Un dibujo de Arlequín triste resumía los claroscuros de la jornada. Su autora, Joaquina Heredia, escribió junto al dibujo: "He elegido el arlequín porque desde siempre un arlequín nos ha alegrado la vida a todos. Y ya que mis compañeros han elegido un dibujo del cuadro del Guernica y hay tanta desesperación y tanta tristeza, yo he elegido el arlequín para cambiar y darle un poco más de alegría. Pero este arlequín está triste".