El cómplice de Cissè
Kapo, hijo de una atleta y un futbolista, causa sensación en el Levante, rival del Atlético en la Copa
Olivier Kapo (Abidjan, Costa de Marfil; 1980) podía haberse dedicado a cualquier deporte. Por sus largas piernas, su estatura (1,85 m) y su mezcla de rapidez y fuerza. Podía haber sido atleta, como su madre, Awa Cherif, campeona nacional de 400 metros vallas entre 1963 y 1969. Pero quiso ser futbolista, como su padre, Georges, internacional marfileño. Lo decidió con 13 años, cuando la familia emigró a Francia junto a una hermana gemela de su madre. El pequeño Olivier escribió una carta al Mónaco, al Burdeos y al Auxerre pidiendo una oportunidad. El Mónaco le dijo que ya tenía talentos suficientes, el Burdeos ni le contestó y el Auxerre le citó para una prueba. "Probé con los mayores porque era muy joven. Éramos 80 y sólo escogieron a dos. Yo fui uno", recuerda el delantero del Levante, "pero por mi edad tuve que esperar un año para entrar en la escuela". Entonces pasó a formar parte del grupo de jóvenes talentos africanos que el veterano Guy Roux apadrinó.
El marfileño, cedido por el Juventus, tiene un físico privilegiado y más resistencia que Ettien
Kapo rememora orgulloso sus orígenes ahora que la suerte le sonríe. El Levante visita hoy al Atlético en la Copa confiado en su prometedora estrella, un atacante cedido por el Juventus y por el que tiene una opción de compra hasta el próximo mayo de tres millones de euros, un precio nunca pagado por el Levante. Kapo ha sorprendido con dos goles y dos asistencias en la Liga y un despliegue físico interminable. "Es muy parecido a Thierry Henry por su formación muscular, su envergadura y su zancada descomunal. Es muy difícil perseguirle", asegura el preparador físico levantinista, Pau Alberti. "Reúne todas las condiciones de un atleta: potencia, velocidad y resistencia. Tiene una constitución privilegiada para el deporte, hubiera triunfado en el atletismo", añade. "Es muy resistente. Mantiene la misma velocidad en las distancias media y larga que en la corta".
Kapo, campeón de Francia sub 15, modeló su cuerpo en el Auxerre junto a otro joven prometedor, Djibril Cissè, su compañero de habitación y su cómplice dentro y fuera del campo. "Nuestra habitación era un desastre", recuerda, "escuchábamos música africana". Su conexión les llevó a ser conocidos como la pareja CK (Cissè-Kapo), "pero no por Calvin Klein". Kapo asistía y Cissè marcaba. "Teníamos una relación instintiva", dice Kapo. Ambos comenzaron a quemar etapas y sus caminos acabaron por separarse. Olivier consiguió la nacionalidad francesa y en septiembre de 2002 debutó con la selección nacional contra Chipre -ha sido nueve veces internacional-. Dos meses después se estrenó como goleador ante Yugoslavia. La belle mécanique (el motor bello), le definió la revista France Football por su fuerte carrocería.
El Juventus, que había dejado escapar a Henry, le fichó en 2004 para dar descanso en la banda izquierda al checo Nedved. Kapote jugó 14 partidos de Liga y tres de Champions antes de ser cedido el pasado curso al Mónaco: 31 encuentros y cinco goles. "Pensábamos que para el Levante sería dificilísimo fichar a un jugador del Juventus", afirma Manolo Salvador, director deportivo y responsable de su fichaje. "Tiene todos los requisitos para jugar en un grande. Posee unas condiciones físicas bárbaras, mucha calidad y se mueve mucho entre líneas. Puede jugar en la banda, en la media punta o como nueve", sostiene el técnico y ex jugador.
En el Levante ha encontrado en Ettien, también marfileño, un socio en el campo y un rival en el gimnasio. "Kapo es más resistente y Ettien más explosivo", dice Alberti. Su escaso dominio del español le llevó a ser expulsado ante el Mallorca por gritarle al árbitro "¡uo!", según el acta. "No, no", se defiende Kapo, le dije '¡oh!".
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