45 docentes acceden a la jubilación voluntaria ofertada en la Hispalense

La Universidad de Sevilla ha concedido premios de jubilación voluntaria a 45 docentes de entre 60 y 70 años de los 48 que se presentaron a la convocatoria en primavera. "Tuvimos noticias de algunos profesores que, estando interesados en jubilarse voluntariamente, esperaban a los 70, la edad forzosa, por la merma económica que les supondría pasar a recibir sólo la pensión máxima", explica el vicerrector de Planificación Docente, Pedro Paúl.

El plan ofertaba 100 jubilaciones, pero optaron a ella menos de la mitad de los profesores previstos. La razón, según el vicerrector de Planificación Docente se debe, principalmente, a que "los profesores aún tienen que ver cómo les va a los compañeros para atreverse a dar el paso", algo difícil en una profesión "tan vocacional y satisfactoria" como es, a su juicio, la enseñanza universitaria.

Este plan garantiza al profesor el mismo salario que se tendría de seguir en activo, incluyendo la pensión máxima de jubilación y los complementos. Para acceder al premio existen dos condiciones básicas: por un lado, haber cumplido los 60 años de edad y los 35 años cotizados de docencia, o bien, tener 65 años, independientemente del número de años trabajados. En la Hispalense 300 docentes se encuentran en situación de acceder a esta recompensa. Por otro lado, en un año, sólo se pueden jubilar tres profesores como máximo del mismo departamento.

Dos de los casos rechazados no cumplían los requisitos de antigüedad. En el tercero, se trataba del profesor de menor edad y tiempo trabajado de un departamento en el que había cuatro solicitudes. En concreto, se trataba de Construcciones Arquitectónicas II, un departamento en el que la carga docente es la máxima: ocho horas de clase al día. "Ha sido el único caso con esta coincidencia de solicitudes", asegura el vicerrector.

Debido a las jubilaciones, en algunos departamentos ha sido necesaria la contratación de ayudantes o asociados a tiempo parcial. "Es el caso de Expresión Gráfica en Arquitectura o Fisiología y Zoología", apunta Paúl. Pero en otros, "como en Álgebra o Análisis Matemático", el número de profesores era suficiente y no se ha tenido que cubrir la baja. La Universidad ha contratado a 25 ayudantes y a 20 asociados, lo que supone que por cada tres jubilados se ha contratado a dos profesores a tiempo completo. "El dinero ahorrado con las jubilaciones lo hemos invertido en contratar gente nueva", explica Paúl. Este ahorro asciende a 1.750.000 euros.

En la Hispalense, la media del profesorado supera los 37 años. Apenas un funcionario de entre 20 y 29 años imparte clases frente a 91 que tiene entre 65 y 68 años; y 918 de entre 40 y 49 años. "Este envejecimiento se produjo a partir de la implantación de la LOU. Hace 10 años había un centenar de funcionarios que sacaban la plaza de titular antes de los 30 años de edad", afirma el vicerrector.

Aunque el número de profesores que se han acogido a esta propuesta no ha sido muy alto, la Universidad repetirá la convocatoria el próximo año, cuando otros docentes hayan visto el resultado en sus colegas de profesión.

La Ley de Función Pública podría, según el vicerrector, haber influido en las decisiones de los profesores más viejos. Esta normativa da un premio de jubilación -forzosa- que consiste en un porcentaje sobre el número de meses trabajados en la Universidad. La media alcanza los 12.000 euros por 15 años cotizados. "Así, a los que estén cerca de los 70 quizá les convenga más esperar al retiro forzoso para no perder esta última paga", añade Paúl.

Por otro lado, las universidades andaluzas no pueden contratar a profesores como eméritos antes de los 70 años, tal y como ocurre en otras instituciones académicas. "En Barcelona, además de percibir sólo el 85% del salario, pueden continuar como eméritos, algo que aquí no está permitido hasta la jubilación forzosa", se lamenta el vicerrector quien asegura que muchos docentes temen el momento de dejar de dar clases: "Es lo que más se echa de menos porque es muy satisfactorio".

En cualquier caso, unos 300 profesores tendrán que jubilarse en los próximos años, lo que supone un 12% de la plantilla universitaria, que cuenta con 2.500 funcionarios docentes. La jubilación voluntaria la ha realizado, hasta ahora, el 2% de plantilla.