Los palos ayudan a Bakero que suma su segundo punto
Con un punto y catorce goles en contra en seis jornadas aterrizaba la Real Sociedad en Mallorca. Un pesadísimo equipaje al que se sumaba también un ultimátum sobre el entrenador, José Mari Bakero, y varios kilos de desconfianza y mal rollo en las maletas de los jugadores.
Consciente de lo que había en juego, Bakero encaró el partido con el único objetivo de evitar la enésima derrota. La Real comenzó con las líneas juntas, defendiendo muy arriba. Al Mallorca no se le escapaba que tenía ante sí la oportunidad de machacar a un rival directo y de firmar uno de sus mejores inicios ligueros de los últimos ocho años. El equipo balear tomó el mando y trató de asumir la complicada misión de buscar espacios para sus hombres en punta. Pero, en este empeño, Arango, Tristán y compañía tan solo lograron crear peligro con disparos lejanos. Los de Manzano se perdían una y otra vez en la telaraña rival, lentos e incapaces de profundizar. Por su parte, los donostiarras, entregados al cien por cien a las tareas defensivas, apenas pisaron el área contraria durante el primer tiempo, pero se fueron a los vestuarios con el marcador a cero y la moral alta.
MALLORCA 0 - REAL SOCIEDAD 0
Mallorca: Prats; Varela, Nunes, Ballesteros, Navarro; Jonás (Maxi, m. 71), Basinas (Víctor, m. 78), Pisculichi (Jankovic, m. 58); Jordi López; Arango y Tristán. No utilizados: Moyà; Ramis, Pereyra y Kome.
Real Sociedad: Bravo; Gerardo, Labaka, Ansotegi, Garrido; Garitano, Xabi Prieto (Uranga, m. 27), Aranburu, Novo (Aitor, m. 71); Felicio (Rossato, m. 63) y Kovacevic. No utilizados: Riesgo; Juanito, Mikel Alonso y Díaz de Cerlo.
Árbitro: Ayza Gámez. Mostró tarjeta amarilla a Basinas, Garitano, Labaka, Jankovic y Uranga.Expulsó con roja directa a Gerardo (M. 69) por una entrada sobre Basinas.
Unos 13.000 espectadores en el Ono Estadi.
El Mallorca movió sus posiciones y resituó como segundo delantero al argentino Pisculichi, hasta entonces desapercibido en la izquierda. La banda la ocupó Arango. Pero el guión de la primera parte se repitió aún a pesar de las aportaciones en vertical del serbio Jankovic. La ansiedad de los locales por dar con el gol y la defensa panza arriba de la Real convirtieron el partido en el escenario de encontronazos y entradas a destiempo, algunas de ellas tan duras como la que le valió la expulsión a Gerardo. El lateral alzó la bota hasta la altura de la cabeza de Basinas.
El final fue agónico para la Real, con un Mallorca alineando a cinco hombres de vocación claramente ofensiva. Aunque Kovacevic estuvo a punto de sorprender con un mano a mano, fueron los baleares quienes se quedaron con un malísimo sabor de boca, tras enviar hasta tres balones al palo en los últimos instantes. Primero fue Tristán, después de un barullo en el área pequeña, y ya en el descuento repitieron la jugada Jankovic y Jordi López. Finalmente, el regreso a Donostia se hizo mucho más llevadero para los de Bakero, con el segundo punto de la temporada en el bolsillo y un renovado aunque todavía escaso margen de confianza.
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