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Crónica:Fútbol | Séptima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

San Mamés sufre

El Celta, apoyado en su portero, Pinto, se aprovecha de un error del Athletic

La teoría del efecto mariposa puede explicar que un fallo aislado tome cuerpo, crezca y se multiplique hasta acabar convertido en una crisis asfixiante o un callejón sin salida. Ésta es la triste realidad del Athletic, que fue superior al Celta, aunque a tirones de juego y ánimo, pero que le regaló tres puntos en una temporada casi de barbecho para él. Con el encuentro aún en el tiempo de tanteo, Lequi sacó una falta que superó por arriba a la defensa rojiblanca y Baiano, con la rótula, batió a un desasistido Lafuente.

La ventaja sirvió para que el Celta compusiese un partido distinto del previsto, más conservador y cómodo. Sin Fernando Vázquez en el banquillo, Oubiña fue el que llevó la manija, aunque no tanto para atacar como para ralentizar el juego. El Athletic se convirtió en un quiero y no puedo. Yeste y Pinto protagonizaron un duelo más propio del Oeste que del fútbol. El vasco aprovechó dos libres directos magistralmente ejecutados para que Pinto se convirtiese en el héroe de la tarde con sus soberbias estiradas. Y es que llegó a atajar otros dos tiros envenenados del propio Yeste y de Javi Martínez y un cabezazo de Urzaiz en la prolongación que solventó con una palomita de libro.

ATHLETIC 0 - CELTA 1

Athletic: Lafuente; Expósito (Etxeberria, m. 71), Luis Prieto (Amorebieta, m. 46), Sarriegi, Casas; Iraola, Javi Martínez, Murillo, Yeste; Aduriz y Llorente (Urzaiz, m. 57). No utilizados: Aranzubia; Gabilondo, Dañobeitia e Iturriaga.

Celta: Pinto; Ángel, Lequi, Contreras, Placente; Oubiña, Iriney; Núñez, Canobbio, Nené (Guayre, m. 62); y Baiano (Aspas, m. 76). No utilizados: Esteban; Pablo García, Jorge y Perera.

Gol: 0-1. M. 6. Baiano remacha con la rodilla un libre directo.

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Murillo, Javi Martínez, Sarriegi, Canobbio y Pinto.

Unos 30.000 espectadores en San Mamés.

Pinto se convirtió, sí, en la pesadilla de un Athletic que conoce demasiado bien el sufrimiento y los sudores fríos como para no asustarse de su situación actual. A pesar de los esfuerzos de los de Sarriugarte, hay un cierto toque de inoperancia que ni la cada vez más patente soltura de Javi Martínez en la medular consigue paliar. Aduriz, peleón, no encontró par ni en Llorente ni en Urzaiz, desaparecido el primero y fallón el segundo.

El técnico trató de replantear el partido con la inclusión del ariete y, posteriormente, con Etxeberria. El guiño a los buenos tiempos y la mística que encierran estos dos nombres calentaron San Mamés, pero el desánimo ya se había instalado en Bilbao. El Celta, sólo con una pizca de orden y oficio aprendido, supo aguantar las embestidas puntuales de los de Sarriugarte, siempre con un punto de incoherencia al buscar soluciones. Las bandas, por ejemplo, no llegaron a funcionar y la defensa, pese a los escasos apuros, fue la causante del gol. En la era de los discretos, un error se paga caro. Si, además, la fortuna ante el gol es esquiva, lo mejor que puede ocurrir es que el colegiado pite y tratar de salir de la abulia y la sensación de impotencia generalizada.

En el tiempo añadido tuvo tiempo el cuadro bilbaíno para maldecir por enésima vez a Pinto, que desbarató las postreras oportunidades de Etxeberria y Urzaiz. Mientras el Celta escala, el Athletic vuelve a echar el freno de mano y recuerda pasadas apreturas.

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