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Entrevista:JOSÉ MARÍA DEIRA | Comisario de Cádiz | 'Botellón': conflictos y soluciones

"Hemos dado por sentado que hay que consentir el 'botellón"

Está a punto de cumplirse el segundo aniversario de la muerte de Francisco Gamboa, el joven portuense que perdió la vida cuando volvía de la zona de movida de Cádiz, la Punta de San Felipe, tras recibir una brutal paliza y ser apuñalado por una pandilla. Un crimen que alertó de la inseguridad y la violencia latente en las zonas de ocio nocturno. Dos años después el comisario provincial de Cádiz, José María Deira, de 59 años, reconoce que nada ha cambiado. Siguen el consumo abusivo de alcohol y drogas, los grupos que buscan pelean y las concentraciones hasta el amanecer. Es lo que él llama "un cóctel explosivo", que todavía no ha estallado del todo. "Lo anormal es que no pasen cosas más graves", advierte. Deira critica a quienes dan por sentado que hay que aceptar el botellón como forma de diversión.

"Falta de sueño, pastillas, bebidas, hachís, LSD, medicamentos... Es un cóctel explosivo"
"No sé cómo los padres se sienten tan tranquilos cuando sus hijos se van"
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Movida sin resaca

Pregunta. ¿Era necesario regular el botellón? ¿Qué le parece la nueva ley?

Respuesta. Sí. La ley establece las razones de convivencia necesarias para conjugar entre la diversión y el derecho al descanso. Se reserva a los ayuntamientos el derecho a elegir una zona donde se permita beber y se establece que esa zona debe estar alejada de determinados establecimientos como hospitales. Pero, aparte de eso, hay pocas restricciones más. Hemos dado por sentado que hay que consentir el botellón. Por eso se establecen una serie de normas sobre el suministro de esas bebidas. Hace falta que los ayuntamientos crean en la necesidad de regular esto. En Cádiz, tenemos un problema con estas reuniones. Lo que habría que hacer es intentar cambiar la tendencia, cambiar la costumbre. No se pueden reunir por sistema desde las 00.00 hasta las 7.00 mientras el vecino que vive al lado no se puede dedicar al descanso. La legislación se ha quedado un poco corta en la regulación de determinadas conductas.

P. ¿Qué papel va a tener la policía nacional?

R. La función de la policía nacional es colaborar en el mantenimiento de la paz ciudadana. Con esta ley, pondremos un dispositivo para disuadir de actitudes violentas e intolerantes. Sólo cuando exista una alteración del orden público, actuaremos. Que haya alguna bronca algún día es algo absolutamente normal. Yo diría que lo anormal es que no ocurra nada más. Se conjugan muchas cosas: la falta de sueño, el consumo de bebidas y hachís, pastillas, LSD, medicamentos, barbitúricos... Es un cóctel explosivo. El botellón es un barbaridad y no sé cómo los padres se sienten tan tranquilos cuando sus hijos se van.

P. Las medidas alternativas tampoco han funcionado.

R. Las medidas alternativas tienen que ilusionar. El botellón tiene 20 años. Pensamos que se iba a pasar pero no se ha pasado. La excusa fue que beber en bares era muy caro. También se decía que contribuía a las relaciones humanas. La cuestión es que es caro si te tomas cinco, seis o siete copas. Pero, ¿eso es necesario? ¿Es necesario emborracharse para divertirse? El 90% de la responsabilidad la tienen los padres y los educadores al haber permitido eso. En mis tiempos, no se permitía. La noche está para descansar. Demasiado poco pasa.

P. En el caso de Cádiz, ¿se va a poder encontrar con facilidad un sitio donde concentrar a los jóvenes?

R. Va a ser difícil. En La Punta de San Felipe no van a caber. También se baraja otro lugar en la Zona Franca, pero ahí sería necesario poner autobuses y servicios. Hay que ponerlo a las afueras y Cádiz no tiene afueras. Y otra cosa es que la juventud admita ese cambio que se les impone.

P. Ahora se van a cumplir dos años desde el crimen de Francisco Gamboa, ¿ha cambiado algo desde entonces?

R. Exactamente igual. De un momento a otro se producirá algo igual porque las circunstancias son las mismas. Todo es lo mismo. Los grupos que salen a buscar camorra, los que salen a beber desaforadamente, los que no soportan ni que se les roce, las altas horas de las madrugada... No son lugares recomendables. Como padre de familia, no me quedaría tranquilo sabiendo que mi hijo va a esos sitios.

P. La policía ha detectado pequeños botellones repartidos en zonas aisladas de la capital gaditana. ¿Le preocupa este fenómeno?

R. Cuando era responsable de la policía en El Puerto de Santa María sucedió algo similar en la zona conocida como La Pescadería. Me reuní con los hosteleros de allí y les dije: La Pescadería terminará con la Pescadería. Lo que permitieron allí hizo que la gente se fuera y que cerraran sus negocios. Y la Punta de San Felipe terminará con la Punta de San Felipe porque llegará un momento en que la gente se vaya a otro sitio. Esos grupos minúsculos que se están detectando son desertores de la masificación. Personas que ya no están a gusto allí. Lo que predomina entre los grupos de jóvenes es la gente normal. Los enfrentamientos, las navajas... molestan y hace que se busquen otros lugares.

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