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Reportaje:

El espeluznante lunes de Pedro

En menos de 11 horas Pedro Moreno pegó a su novia, abusó de una joven, robó en una casa y apuñaló a una anciana

Manuel Planelles

Pedro Moreno es un zurdo de 27 años que mide unos 1,75 centímetros, tiene el pelo corto y oscuro, es de complexión fuerte y padece un problema de estrabismo en un ojo. A este hombre, natural del pueblo Castro del Río (Córdoba), lo vieron decenas de personas en el centro de la capital el lunes. Ese día por la tarde, Pedro presuntamente mató a cuchilladas a una anciana que regentaba un quiosco de golosinas. Antes y después del asesinato, realizó algo así como una delictiva carrera contrarreloj, según el relato que han reconstruido los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de Córdoba, ante los que se confesó autor de la muerte de la anciana de 87 años. El juez decretó ayer su ingreso en prisión por dos robos, asesinato y abusos sexuales. Todo, supuestamente, lo hizo en menos de 11 horas.

Fue detenido el mismo lunes por la tarde en la plaza de Las Tendillas, una de las más concurridas de la ciudad. No opuso resistencia ante los agentes, quienes habían acudido hasta allí alertados por la llamada de una chica al 091. La mujer aseguraba que había sido víctima de abusos sexuales.

Las sorpresas comenzaron cuando los policías encontraron escondido en el pantalón de Pedro un cuchillo de grandes dimensiones. Ese arma le acompañó, según las pesquisas de los investigadores, en su periplo delictivo del lunes.

Sobre las 8.30, se recibió una denuncia de una mujer que asegura que su novio le había maltratado. Su compañero, con el que llevaba conviviendo seis meses, era Pedro y había empleado el mismo cuchillo que supuestamente luego clavó 30 veces en el cuerpo de la anciana quiosquera. A su novia no le causó heridas graves. Tras la agresión, Pedro salió de casa.

El siguiente lugar en el que estuvo el presunto asesino fue en una céntrica vivienda. Allí, según las descripciones realizadas por los propietarios, robó con "violencia e intimidación".

El robo en la casa ocurrió sobre las 9.00, media hora después de que su novia telefonease para denunciar el maltrato. Pedro huyó de la vivienda y estuvo bebiendo alcohol el resto de la mañana. Anís, cerveza y güisqui en grandes cantidades. El presunto asesino también confesó a los agentes que es consumidor habitual de cocaína, aunque sostuvo que ese día no había esnifado.

Sobre las 15.00, cometió presuntamente el más atroz de sus delitos. Se acercó hasta un quiosco de los Jardines de Agricultura regentado por Victoria, una viuda de 87 años. Cuando la mujer estaba cerrando la puerta, el presunto asesino la abordó. No la conocía, no tenía ninguna relación con ella, pero le asestó 30 puñaladas para llevarse un puñado de monedas. Antes de marcharse del lugar, supuestamente intentó quemar el cadáver. Lo roció con un líquido inflamable y le prendió fuego. Abandonó el parque sin que nadie lo viera. Lavó la camiseta amarilla que llevaba puesta y se dirigió al centro de la ciudad. A las 19.30 fue detenido por los agentes tras la agresión sexual.

En los archivos policiales, había seis denuncias anteriores por hechos violentos y contra el patrimonio, aunque Pedro no ingresó en prisión nunca. Fuentes de la investigación, aseguraron ayer que confesó el crimen al poco de ser detenido el lunes. El problema reside en que se negó a hacerlo con su abogado presente.

La policía comenzó entonces una labor minuciosa en la que han participado más de 300 personas. Tenían que reconstruir el espeluznante lunes de Pedro y lograr las pruebas que lo incriminaran.

Se revisaron las cámaras de seguridad de los bancos próximos al quiosco, se interrogó a "50 o 60 personas" (camareros, vecinos que pasean sus perros por el parque...) y se comenzaron a elaborar los análisis de los restos de sangre encontrados en la ropa del supuesto asesino. "Tarde o temprano hubiéramos demostrado que era él: sabíamos que era zurdo por las heridas, que el cuchillo podía ser el arma homicida y los testigos lo situaban en el lugar", aseguró ayer un mando policial. Finalmente, Pedro pidió el miércoles por la noche que acudiera su abogado y, también ante él, confesó el crimen, lo que posibilitó que ayer por la tarde el juez lo enviase a la prisión provincial de Córdoba. La policía desconoce por qué actuó con tal brutalidad, aunque presumen que un examen psicológico podría revelar algún trastorno.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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