El mundo de Federer
El suizo viaja en avión privado, canta en el Mercedes de la organización y tritura a sus rivales
Roger Federer vive el Mutua de Madrid Masters Series de Madrid rodeado de los privilegios que corresponden al número uno del tenis mundial. Llegó en un avión privado. Fue recibido a pie de pista por Manolo Santana, el director del torneo, con honores de estrella. Y desde entonces se comporta como tal: se mueve por Madrid en un lujoso Mercedes S500. Cena en De María. Y, dicen, pide que cambien su habitación de planta para no coincidir con Rafa Nadal. Federer debutó ayer ante el chileno Nicolás Massú, al que derrotó por 6-3 y 6-2. Casi abarrotó la pista. Normal. Sólo Nadal concita tanta atención como él.
- Los entrenamientos. "Varía los ritmos, la da plana y luego 'liftada".
El argentino Del Potro, un tallo de más de dos metros, se pasó una hora larga entrenándose con Federer pelotazo va, pelotazo viene. Sus conclusiones: "Es increíble. Lo que tiene difícil es que varía los ritmos, saca y va a la red, la da plana y luego liftada. Es duro y sólido. Le gusta esta pista. Sólo Nadal o Nalbandián pueden ganarle aquí". El viernes, Federer se entrenó con Mirka Vavrinec, su pareja, la mujer que, puño de acero en guante de seda, lleva sus asuntos. "Me gusta la superficie y ya he jugado bien aquí", recordó. Claro, las pistas todavía no estaban mojadas por las goteras, lo que ocurrió ayer, cuando el primer partido de la jornada se retrasó por el agua.
- La táctica. "Me ha dicho que haga lo que quiera". Federer ha venido a Madrid con Pier Paganini, su preparador físico. Se entrenan tres horas y media antes de su partido en el pasillo más oscuro del estadio. Paganini usa una cinta elástica para que Federer caliente las articulaciones imitando los movimientos en la pista, como el saque. No hablan. "Roger me ha dicho que haga lo que quiera", dice Paganini cuando se le pide que confirme si ha venido a Madrid porque la pista, sintética, es parecida a la del Masters de Shanghai. "Yo no doy entrevistas", cierra.
- Los masajes. "Nos grita bromas todo el rato". "Federer suele viajar con su masajista personal", cuentan desde la ATP. ¿Y qué pide antes de los partidos? "Sobre todo, intenta que le cuidemos los dedos y las plantas de los pies. Le ponemos almohadillas recortadas que le unimos a la piel con pegamento y le protegemos las uñas de los dedos gordos para que no se le rompan", cuenta Michal Novotny, el fisioterapeuta que suele tratar al suizo en el circuito. "En total se tardan 15 o 20 minutos", continúa. "Él es muy divertido. Aunque es reservado a nivel profesional, luego es uno de los tenistas más educados. Sabe estar. No pide cosas raras. Y nos grita bromas todo el rato". Con Novotny coincide Arturo Pérez, que trató a Federer a su llegada a Madrid: "Habla palabras sueltas en castellano y va practicando leyendo los letreros en voz alta y repitiéndolos". A nadie puede extrañarle que el campeón pase tiempo sobre la mesa de masajes. "Ésta ha sido una temporada larga, en la que he jugado unos 80 partidos", explicó al llegar a Madrid; "mi forma de jugar es una forma de ahorrar energía. Sabiendo que la temporada es larga, aprendes a entrenarte mejor. El año pasado estaba agotado. Lo único que quería era ir a la playa. Ahora está todo más pensado".
- El coche: "Sube la radio y a cantar". Federer viaja por los atascos de Madrid subido a un lujoso Mercedes de la organización. No conduce. Le lleva Guillermo, un chófer: "Me pregunta si hay atasco y cuánto vamos a tardar. A veces se sienta de copiloto. Juega con la radio, la sube a tope y grita y canta, sobre todo los clásicos, como Queen". En el itinerario diario, los cafés de Starbucks son "parada obligada". "Siempre va rodeado de gente", explica Guillermo; "él mismo se carga las raquetas. Y sólo me ha metido prisa un día. Llegaba tarde a un entrenamiento". Federer tiene chófer en exclusiva: por eso ayer pudo hacer gestiones en la embajada suiza, mandar paquetes por DHL o ir de compras.
- Tiempo libre. "Me habría gustado ser futbolista". "Necesito tener vida privada, estar con mi novia, tener tiempo", dice el suizo. Más claramente aún se explicó durante su visita a la Ciudad Deportiva de Valdebebas: "Estoy emocionado por conocer a los jugadores del Madrid. Es un sueño para mí porque, si no hubiera sido tenista, me habría gustado ser futbolista".
- La comida. Un 'catering' de fórmula 1. Federer disfruta en Madrid, como el resto de los jugadores, de un catering con sede en Viena que también abastece al circuito de la fórmula 1: mucha fruta, pasta y verduras son los platos en oferta. Él, sin embargo, tiene un paladar exquisito: por ejemplo, cenó junto a su novia y otra pareja en De María, donde pidió todos los platos en inglés. El menú: "Una ensalada, un poco de pasta y un poco de carne", explican en el restaurante. "Nos hace madrugar poco", cuentan quienes conviven con él, "porque nunca termina de cenar antes de las doce y media de la noche o la una de la madrugada". A Federer también le gusta salir de compras por las tiendas de moda de la calle Serrano, como Dolce y Gabbana o Prada.
- Hotel. "En una planta distinta a la de Nadal". Federer, como Nadal, se aloja en el hotel Puerta de América, de cinco estrellas. Su departamento de comunicación prefiere no aclarar si es verdad que pidió que le cambiaran de planta cuando se enteró de que le alojaban en la misma que a Nadal. "Aunque de Nadal podemos contar que está en una suite de 60 metros cuadrados, la ATP nos han pedido discreción total con Federer".
Octavos de final: T. Robredo-J. Chela (Arg.): 7-6 (7-2) y 7-6 (7-3). A. Roddick (EE UU)-S. Grosjean (Fra.): 6-4 y 7-6 (7-3). T. Henman (R. U.)-D. Ferrer: 6-1, 4-6 y 6-1.
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