_
_
_
_
Entrevista:CONTRASEÑA | Marta Figueras

Locos por el cine

"A los nueve años vi Mary Poppins y desde entonces tuve claro de que yo quería estar ahí, en el cine". Hoy, esta barcelonesa tiene 45 años y su productora (Public Special Events) ha promovido desde Barcelona tres películas en un año; la última, El triunfo, basada en una novela de Francisco Casabella, dirigida por Mireia Ros, con Ángela Molina y Juan Diego como actores, llegó al festival de Berlín con éxito. "Me gustó aquello, era un público objetivo que apenas nos conocía", dice con ese aire de niña ingenua, maliciosa, intuitiva, voluntariosa, caótica, perspicaz y un punto estresada que recuerda a la actriz René Zellwgger.

Tras los 15 minutos de gloria de un festival de cine, adonde ella ha llevado frecuentemente a sus padres "para que vean la cara buena de este trabajo", se esconde una maquinaria infernal, competitiva y sin tregua que ella se encarga de manejar como productora ejecutiva, esa misteriosa profesión sin la cual no habría películas. De los productores de cine no habla nadie: es un terreno oscuro, peligroso. "Y gratificante porque en la película dejas tu impronta, tu marca", puntualiza.

"Yo no podía ser artista ni técnica. La producción es un gran compendio de todo el cine: en este trabajo está lo que me interesaba". Un mundo de hombres duros, de magnates, de visionarios, de sueños, de enormes negocios y no menos grandes fracasos. Un mundo de gigantes americanos y de enanos de cualquier otro sitio, pero dispuestos a todo, como ella: "Cualquier tema me interesa si existe un buen guión, una historia que llegue a la gente. Es un orgullo haber apoyado el talento de Mireia y de Cesc Gay". Cinco películas en cinco años, otros tantos productos para televisión en su currículo. Nada fácil desde Barcelona. Ahora prepara, con italianos y TV-3, una serie sobre la detective Petra Delicado, creada por Alicia Giménez Barlett, y acaba de comprar los derechos del libro de Xavier Baladía, Antes de que el tiempo lo borre: la historia de un siglo de barceloneses desaforados y cosmopolitas.

"Tengo asumido que fui una niña bien": se sorprende del recuerdo. Vivía en el Eixample, fue al Sagrado Corazón, estaba destinada a ser ama de casa. Pero ahí estaba su abuelo que la llevó al cine desde muy pequeña hasta los 17 años. "Con mi abuelo veíamos tres películas diarias, íbamos a Perpiñán, con él vi El último tango en París". Explicaba a sus amigas del colegio películas como Gigi, "decían que les gustaba más lo que yo contaba que ir al cine". Estudió derecho y, para evitar el riesgo de una cabeza a pájaros, "mis padres me pusieron a trabajar, eso tan catalán". Aprovechó bien los dos años que estuvo como pasante con una agente de cambio y Bolsa: "Ahí conocí a gente de una productora y me fui con ellos". También conoció allí a algunos de sus futuros financiadores de películas. "Tuve suerte en mi entrada en el cine, aprendí con la publicidad y llevando la prensa de Si te dicen que caí (1989) de Vicente Aranda. Era feliz".

En 1992 monta su propia productora (Bailando con todos, luego transformada en PSE) que encuentra su emblema en La moños (1997), nominada a los Goya y presentada en múltiples festivales internacionales. "El riesgo forma parte de mi trabajo, con cada película te examinas". Lanzada, luchadora, y optimista: "Es mi opción vital, si no no estaría en esto. No puedes equivocarte porque lo pagas. Hay que ser capaz de reinventarse cada día para tirar adelante". Ha sacrificado su vida personal al cine. "Aguantar este ritmo no está al alcance de cualquiera; no es ninguna sorpresa. Pero no me ha ido ni mejor ni peor por ser mujer". Su entusiasmo es inagotable, contagioso: "cuestión de carácter".

Hacemos un recorrido por el trabajo del productor ejecutivo: nace una idea, se capta, se compra, se estudian posibilidades; se busca dinero, se tantea el mercado; se escribe el guion, se localiza, se deciden todos los elementos de la película, se rueda; al fin, se vende, se promociona y se distribuye. Un fatigante proceso de tres años sin tregua: "ninguno de los tramos es fácil". Sólo hay que ver con lo que una película tiene que competir y los cambios tecnológicos digitales en marcha. "No me gusta quejarme, en Cataluña ahora hay ventajas, la Administración ayuda; sin ellos sería imposible levantar cabeza, aunque pagues un peaje de catalanidad". No es nacionalista y sólo reconoce que le falta tiempo para leer. No milita en nada. "Hoy la realidad supera la ficción. Ningún guionista hubiera imaginado el 11-S. Cuando veo las noticias lloraría, así que prefiero centrarme en lo mío, al fin y al cabo doy trabajo a la gente. El cine nos permite imaginar, conocer otras formas de vida, entender a los seres humanos: eso es lo que me importa".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

m.riviere17@yahoo.es

PERFIL

Barcelonesa, 45 años, productora de cine. "No podía ser técnica ni artista: la producción lo engloba todo". Vio 'Mary Poppins' a los nueve años y supo que el cine era lo suyo. Su abuelo la llevaba a Perpiñán a ver más de tres películas diarias. Se las ingenió, desde sus estudios de derecho, para contactar con una productora: debutó en 'Si te dicen que caí', de Vicente Aranda. Montó su productora en 1992. Entre 2005 y 2006 ha producido tres películas: San Sebastián y Berlín son ya como su casa.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_