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RAÚL TOBAR

Un inmigrante en la obligación de denunciar

Raúl Tobar dice que no tiene miedo. "Mi obligación es denunciar a la empresa para que mi caso no quede impune", afirma este ecuatoriano de 43 años. En enero sufrió una caída desde tres metros que le destrozó un pómulo y le ha dejado sin sensibilidad en parte de la cara, le ha quitado fuerza en el brazo derecho y le provoca dolores de espalda. En el momento del accidente, trabajaba en una nave de Valdemoro (Madrid), a una altura excesiva y sin arnés.

Las secuelas no le impiden trabajar ahora como conductor, pero Tobar se ha visto en la responsabilidad moral de denunciar a la empresa, que niega que incumpliera la ley. "Muchos extranjeros no denuncian porque tienen miedo y poco dinero para pagar el proceso". Tobar, casado y con tres hijas, ha recurrido a un abogado de oficio.

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Accidentes laborales frente al calvario judicial

La mortalidad laboral de los inmigrantes supera en un 30% a la media y la mayor parte de los accidentes queda impune. Los extranjeros se sienten más desprotegidos y suelen tener una menor estabilidad económica y laboral. Tobar les anima a acudir a los tribunales: "El trabajo es necesario, pero sobre todo tiene que ser seguro".

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