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Reportaje:

A jugar al mus, a la calle

Doscientos mayores de Vicálvaro se quedan sin un lugar accesible para reunirse

Jesús Sérvulo González

"Solemos venir por las mañanas para jugar al mus, al tute o tomar un café con los amigos", cuenta Luis Díaz, empleado de banca jubilado que ayer protestó junto a otros 200 vecinos porque la dirección del Centro Municipal de Mayores de Vicálvaro, al que acuden todas las mañanas, les impidió cumplir con sus hábitos. Lucio Atienza, de 72 años, lo aclara: "Venimos todas las mañanas a jugar al mus, al tute o al bingo. Llegamos a las 10 para estar con los compañeros".

El problema viene de lejos. Cuando en septiembre de 2003 el Ayuntamiento de Madrid inauguró el centro de mayores, en la avenida de Daroca, no tuvo en cuenta que a éstos les gusta reunirse "para jugar a las cartas, al dominó, al bingo, al parchís... o a lo que sea", insiste Díaz. No había salas suficientes para impartir todos los cursos: baile, gimnasia, peluquería... y para que los jubilados pudieran reunirse para jugar.

"Nos echaron del centro municipal y ahora nos quieren meter en un garaje", dice un afectado

La junta municipal solucionó el problema habilitando una gran sala en otro centro: la Asociación Cultural El Madroño, que está a unos 500 metros del centro de mayores. Allí, algunos pudieron reunirse durante al menos tres años. Unos 1.500 jubilados como Luis Díaz y Lucio Atienza acudían cada mañana a El Madroño para jugar "la partida, tomar el café y charlar con los amigos". Mientras, a 500 metros, en el centro municipal de mayores, "muchas mujeres recibían sus clases de taichi, bailes regionales y otros talleres". Todos contentos.

Pero en junio de este año, la junta municipal de Vicálvaro comunicó a la Asociación de Mayores de Vicálvaro su intención de reformar las instalaciones de El Madroño. "No está muy bien acondicionado, ni cuenta con una buena ventilación", reconoce Atienza, jubilado de una multinacional de refrescos.

Un portavoz municipal confirma que el Centro Cultural El Madroño está en obras. "Se está reformando para que cumpla un mejor servicio". Y anuncia: "La Concejalía de Asuntos Sociales está haciendo un centro de servicios sociales y centro de mayores en la avenida de los Almendros". Este centro está lejos del centro histórico de Vicálvaro.

Durante los meses de julio y agosto, y ante el parón de las actividades, los jubilados pudieron acceder al salón más amplio del centro municipal de mayores, donde sus compañeras habían recibido clases de bailes. Durante los meses de verano, aquellos que querían reunirse para jugar al ajedrez, a las cartas o simplemente charlar podían ir al centro municipal de mayores. "Le llamamos la casa de las muñecas, porque es muy chiquitín. No cabemos", sostiene Díaz.

Ayer, grandes carteles anunciaban el inicio del curso y comenzaban las primeras clases de tai-chi y sevillanas. Pero los responsables del centro de mayores impidieron la entrada en el salón a los usuarios que querían jugar a las cartas.

La concejal del distrito de Vicálvaro, Carmen Torralba, propuso a los mayores que podían utilizar una sala en la antigua comisaría de la Policía Municipal. "El local que nos ofrecen es un bajo, como un garaje, con rampas y escaleras. Hay personas mayores que no pueden acceder. Hay gente con muletas y otros con mucha edad que no pueden llegar", se queja Díaz. "Los agentes de policía que estaban allí se han trasladado a un nuevo edificio cerca del anillo verde ciclista", explica.

Por eso, dos centenares de personas se congregaron ayer a las puertas del centro municipal. "Nos amenazaron con llamar a la policía", cuenta Díaz, que asegura que continuarán con las protestas hasta que encuentren una solución. "Nos han dicho que el lunes, tendremos un salón para nosotros", dice.

La concejal socialista responsable en asuntos de Mayores, Pilar Estébanez, recuerda que el centro de Vicálvaro ha tenido problemas desde el principio. "Fuimos en octubre de 2003, porque no había sitio para todos. La sala de lectura estaba en el pasillo". Estébanez apunta la causa del problema: "Los centros municipales deben tener un objetivo de ocio y entretenimiento que no se cumple". Y agrega: "El Ayuntamiento no está haciendo los centros de mayores que cubran las necesidades reales. Un centro para 9.000 personas como éste requiere más salas".

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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