Chips en el retrete
Topálov sospecha de las muy frecuentes visitas de Krámnik al aseo de su camerino, y éste no juega la quinta partida
Parece surrealista, pero tiene cierta base lógica: el búlgaro Véselin Topálov, residente en Salamanca, sospecha que el ruso Vladímir Krámnik esconde algún artilugio electrónico en el retrete de su camerino, y argumenta, basándose en una cámara de vídeo, que lo visitó hasta 50 veces en cinco horas. Ambos disputan el Mundial de ajedrez en Elistá (Rusia), al mejor de doce partidas. Krámnik, quien ganaba por 3-1, se negó ayer "por dignidad" a disputar la quinta. En principio, la incomparecencia equivale a una derrota, pero eso debe confirmarse hoy, día previsto para la sexta.
Topálov exigió el jueves que se cerrase el aseo de Krámnik, y amenazó con retirarse del Mundial, cuya bolsa es de un millón de dólares (788.500 euros). El Comité de Apelación falló ayer a su favor, y dictaminó que ambos utilicen otro, hasta cuya puerta acudirán acompañados por un árbitro. Krámnik, indignado, señaló que uno de los miembros de ese comité es amigo del entrenador de Topálov, y explicó que había utilizado el retrete en cada partida como una prolongación de su pequeña área de descanso, para caminar entre jugada y jugada. "Además, debo beber mucha agua durante las partidas", agregó, antes de amenazar también con retirarse del duelo.
En el trasfondo de este lío están las computadoras de ajedrez, que calculan millones de jugadas por segundo. Supuestamente, la organización del Mundial está utilizando inhibidores de ondas para evitar que alguien, equipado con uno de esos ordenadores, pudiera soplar jugadas desde fuera del escenario a través de un auricular o teléfono móvil. Pero, como Krámnik es ruso y el Mundial se juega en la capital de la república autónoma rusa de Kalmikia, cuyo presidente es el de la Federación Internacional de Ajedrez, Kirsán Iliumyínov, Topálov teme que la aplicación de esa medida no sea estricta. También influye que uno de los analistas de Krámnik, Serguéi Dolmátov, acusó este verano a Topálov, sin aportar pruebas ni indicios sólidos, de haber recibido ayuda ilegal de computadoras durante el Mundial de San Luis (Argentina) de hace un año, que el búlgaro de Salamanca ganó con facilidad y brillantez.
Desde el punto de vista estrictamente deportivo, las primeras cuatro partidas de este Mundial han sido traumáticas para Topálov. En clave futbolística, su estilo recuerda al de Brasil, y el de Krámnik al de Italia. Topálov creó belleza, arriesgó y estuvo muy cerca de lograr al menos una victoria, pero sus imprecisiones ante el férreo cerrojo de Krámnik le llevaron a dos derrotas y dos empates. Sin embargo, la débil salud del ruso y la mayor resistencia física de Topálov pueden influir en la segunda mitad del duelo. El séquito del ruso incluye un cocinero y un fisioterapeuta; el del búlgaro, un supuesto parapsicólogo, quien bien podría ser un psicólogo a quien se le atribuye una función distinta con el fin de poner nervioso al rival.
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