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La investigación del peor atentado en la historia de España

"Bush, Aznar y Garzón, terroristas... Os haremos pagar"

El lugarteniente de uno de los suicidas de Leganés agredió a un funcionario y gritó amenazas cuando era conducido a la Audiencia

Abdelkrim Bensmail estaba preso en Villabona (Asturias) cuando el juez Baltasar Garzón ordenó el 19 de noviembre de 2004 su detención acusado de preparar desde la cárcel atentados terroristas, en el marco de la operación Nova, en la que una célula islamista pretendía volar la Audiencia Nacional. Bensmail había sido detenido en Valencia en 1997 acusado de formar parte de una célula terrorista junto a Allekema Lamari, uno de los terroristas que se suicidó en el piso de Leganés y que perpetró los atentados del 11-M.

Un error judicial permitió que Lamari quedara libre dos años antes de los atentados del 11-M y durante ese tiempo se dedicó, entre otras cosas, a remitir giros periódicos de 150 euros a Bensmail con el mensaje "Aguanta hermano". Cuando la policía acudió a la cárcel a detener a Bensmail, los agentes encontraron en su poder algunas notas manuscritas con el nombre de dos etarras y su dirección en otra cárcel. Esas notas fueron en realidad entregadas al director de la prisión, quien, tras sacarle una fotocopia, se las devolvió al preso. Éste se la comió.

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La policía investigó esa supuesta relación entre el islamista y los etarras y apenas encontró material para sustentar cualquier posible colaboración entre etarras e islamistas para la comisión de atentados terroristas. Pudo saber, por ejemplo, que Henri Parot y Bensmail coincidieron durante dos meses en la cárcel de Alcalá de Henares y que el islamista y miembro del GIA estuvo durante cinco meses en la prisión de Valdemoro cuando también estaba en ella el terrorista de ETA Harriet Hiragi. Los investigadores también comprobaron que Bensmail tenía la dirección del miembro de los GRAPO Javier Calcerrada Furnieles, con quien coincidió entre 2002 y 2003 en el penal de Ocaña I.

Para su trabajo, la policía contó con la información de Instituciones Penitenciarias sobre todas las comunicaciones del preso en la cárcel así como sus llamadas telefónicas y sus cartas. En ese rastreo no se halló ni una sola pista de la relación entre islamistas y etarras, salvo la nota manuscrita. Ya el 12 de marzo de 2004, el entonces secretario de Estado para la Seguridad, el dirigente del PP Ignacio Astarloa, ordenó un rastreo a Instituciones Penitenciarias, policía y Guardia Civil sobre cualquier vínculo entre el islamismo y ETA. Pero ni entonces ni en los dos rastreos ordenados posteriormente se halló correspondencia cruzada entre etarras e islamistas, a pesar de que todos, como presos terroristas, tienen sus comunicaciones y su correspondencia intervenida,

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El historial de Bensmail en la cárcel le presentaba como un radical islamista que se había erigido en jefe de otros presos de su misma tendencia y que incluso había llegado a celebrar el asesinato en Irak de siete agentes españoles del Centro Nacional de Inteligencia. Su radicalismo se acentuó como consecuencia de la detención ordenada por el juez Baltasar Garzón.

El día en que fue arrestado dentro de los muros de prisión, según un informe que consta en el sumario del 11-M, el preso fue trasladado a un furgón policial que le tenía que llevar desde la cárcel a la Audiencia Nacional. Como hacía falta un permiso de Instituciones Penitenciarias, los policías que le custodiaban le sacaron del furgón para devolverle a la celda a la espera de cumplir con los requisitos del traslado. "En el momento en que se abrió la puerta trasera del vehículo, el detenido acometió con gran violencia al funcionario, al cual propinó un fuerte cabezazo en la región nasal y diversas patadas, motivo por el que tuvo que ser reducido utilizando la fuerza mínima indispensable".

Durante el altercado, el detenido gritó varias consignas tales como: "Te tengo que matar, antes o después te tengo que matar. Bush, Aznar y Garzón, asesinos y terroristas. No me va a juzgar ningún terrorista. Matadme, matadme. Ya estoy preparado para morir. Ahora pensáis que esto es un triunfo, pero nosotros os haremos pagar y nuestra será la victoria final". En el mismo acto, Bensmail proclamó la supremacía de la religión islámica sobre la cristiana. El informe sobre su historial carcelario le presenta como un destaca su influencia entre los musulmanes presos. Un miembro del PSOE le facilitó una salida al dentista, con permiso de su abogado, del PP.

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