Temporadas

No sé cuándo las series empezaron a dividirse y compararse por temporadas, pero hasta ahora nuestros programadores no le habían prestado la más mínima atención al detalle narrativo. Se limitaban a emitir al buen tuntún y en horarios antagónicos CSI, 24, A dos metros bajo tierra, Los Soprano, Mujeres desesperadas o El ala oeste de la Casa Blanca, como si se tratara de aquellas series que nunca se dividieron por temporadas y podían embarullarse, tipo Starsky y Hutch, Dallas, McGyver, Hill Street blues o Ironside.

A nadie se le ocurre entrar en una tienda de DVD (suponiendo que siga abierta) o en una www de descargar series (suponiendo que todavía no sea de pago) sin especificar temporadas: "Pónganme una del capitán Furillo, media docena del teniente Colombo, un pack de Star Trek y un cuarto de JR". Las series empezaron a dividirse por temporadas cuando dejaron de tener como modelo imperial el cine de hora y media y abrazaron la tradición de las grandes sagas literarias. Lo que cuenta para los teléfilos es la calidad de las temporadas y no, como para los cinéfilos, la narrativa concreta de una película. La prueba es que las series ya no se fabrican como siempre se fabricó el cine. En cada temporada cambian los guionistas, los productores y los realizadores; incluso cambian las tecnologías de consumo. Hay series cuyas primeras temporadas yo veía exclusivamente en el cuarto de estar, vía analógica o digital; después me llegaron vía Amazon en formato DVD, y ahora, para estar sincronizado, bajo de Internet gratis o pagando lo que haga falta.

Algunas cadenas ya han entendido este nada desdeñable detalle narrativo, pero no todas. Canal + emite la sexta de Los Soprano y TVE ataca las segundas de Perdidos y Mujeres desesperadas, vale, pero Tele 5 sigue embarullando CSI y hay que adivinar la temporada según el doctor Grissom tenga o no tenga barba, y con Antena 3, como siempre, nunca sé por dónde rayos va 24, a pesar de sus Emmy y de la crítica superlativa de ese insólito fan que resultó ser Vargas Llosa.