De la tierra al cielo y viceversa
El Sevilla acude al Calderón con la vitola de 'grande' que ha perdido el Atlético
El Lo Nuestro, un templo de los tablaos y las salves rocieras escondido en la sevillana calle Betis, ya no recibe a Monchi, Diego, Prieto, Rafa Paz o Pineda, el núcleo andaluz del Sevilla de los 90. Normal. Las cosas han cambiado mucho. Hoy, los andaluces del equipo son canteranos talentosos como Puerta y Navas. El vestuario vive dominado por los ritmos brasileños, señal de que el club, como la caseta, se ha internacionalizado. Con el cambio, el Sevilla ha ganado una Copa de la UEFA y una Supercopa europea. Dos títulos que nunca ha ganado el Atlético de Madrid. Hoy se enfrentan en el Calderón. Es el choque de dos trenes que viajan en direcciones opuestas: el del Sevilla, ascendente e imparable. El del Atlético, dubitativo y en descenso desde hace diez años, cuando ganó la Liga y la Copa (1995-1996), cayó en cuartos de la Champions (1996-1997) y le robó a su rival de hoy a Jose Mari (1997-1998), la perla de su cantera, aprovechando el descenso sevillista. Claro, eran otros tiempos. Entonces el Atlético era el grande. Hoy el Sevilla le discute esa condición.
"El Sevilla ha puesto planificación, cordura y ambición paso a paso", explica Monchi
"La estabilidad es la diferencia. De mi Atlético no queda ni el utillero", dice Pablo Alfaro
"Los dos clubes han evolucionado de forma francamente distinta", reconoce Pablo Alfaro, de 37 años, el líder del Sevilla hasta el pasado invierno, ex jugador del Atlético y hoy convertido, en el Racing, en el futbolista más veterano de la Liga. "Llegué al Atleti recién ganado el doblete. Entonces era un equipo de los tres más grandes de España, un club en pleno auge, que jugaba la Copa de Europa. Deportivamente, se vivían años de gloria", recuerda. "La cosa ha cambiado: un descenso, el Calderón lleva años sin ver partidos europeos..."
Alfaro dejó el Atlético para fichar por el Mérida y luego llegó al Sevilla. Quería "dejar de ser cola de león para ser cabeza de ratón", una afirmación que, probablemente, no repetiría hoy ningún fichaje sevillista. De aquel Sevilla recuerda las "dificultades económicas. El vestuario de Segunda era fuerte y sano, lleno de gente con las mismas inquietudes. El de ahora tiene más calidad, con gente de nacionalidades distintas, con jugadores más caros. No tiene ese aspecto familiar". ¿Cómo explica la evolución positiva del Sevilla y la negativa del Atlético? "La estabilidad es la diferencia. El Sevilla ha tenido dos entrenadores y dos presidentes en siete años. Y de mis tiempos en el Atlético no queda ni el utillero".
El Atlético ha vivido históricamente por encima del Sevilla. Las trayectorias de los dos clubes, sin embargo, empezaron a igualarse en la campaña 1999-2000, cuando ambos descendieron a Segunda. Hoy, la gestión y los resultados del Sevilla son mejores que los del Atlético. Sólo hay que repasar las estadísticas: como el Atlético ha gastado mucho más dinero en fichajes (más de 300 millones de euros por poco más de 60) y ha tenido más jugadores (83 por 66), los protagonistas del cambio buscan su clave en dos palabras: "Proyecto y estabilidad".
"El Sevilla ha crecido muchísimo", reconoce Ramón Rodríguez, Monchi, portero del equipo hasta 1999 y su actual secretario técnico. "Institucionalmente, en materia de marketing y finanzas, el cambio ha sido muy grande. Donde la tienda del club facturaba uno ahora factura diez. La masa social ha crecido de 25.000 a 45.000 abonados y hay lista de espera... cuando era jugador nunca hubiera creído que fueramos a dar este salto", continúa el ejecutivo, responsable de que el Sevilla haya ingresado más de 70 millones de euros por el traspaso de tres jugadores que costaron nada o muy poco (Baptista, Reyes y Sergio Ramos). "Y eso le dio al club estabilidad económica", apostilla Alfaro. "Te encuentras con que ha saldado la deuda, con que la cantera está llena de perlas bien aprovechadas... la gestión deportiva y económica ha sido buena".
El Atlético, lastrado por sus malos resultados, sólo ha logrado vender a Vieri en los últimos diez años por una cifra tan abultada como las alcanzadas por el Sevilla. "Nosotros hemos puesto planificación, cordura y ambición paso a paso", dice Monchi. ¿Y el Atlético? "Este año ha fichado muy bien. Sigue teniendo un caché importante. Son una alternativa de poder. Están con nosotros en un grupo que puede intentar llegar a donde están los grandes".
"Aquí no se ha muerto nadie", coincide Javier Aguirre, nuevo entrenador del Atlético. "El club ha estado siempre rascando Europa y en los últimos partidos ha pinchado. La idea de la directiva es olvidarse del pasado, del pupas, y esas tonterías y pensar que esta Liga es una oportunidad de ilusionarnos". El Atlético sueña con una campaña feliz. La nueva relación jerárquica que ha establecido con el Sevilla, sin embargo, es ya un hecho. Y supera el terreno de los éxitos deportivos.
El Sevilla tiene su propia radio, su propio periódico y planea lanzar "próximamente" una televisión. El Atlético, por su parte, tiene un programa en el canal AXN. Los dos clubes, sin embargo, coinciden en los cambios de su vestuario. Salva, que ha vestido las dos zamarras, se queja de que en la caseta del Sevilla "a lo mejor hay gente que no entiende la cultura andaluza". Del Atlético, donde jugó por última vez en la campaña 2004-2005, dice que "la época de ahora es más de consolas. Había jugadores jóvenes que no admitían críticas". En general, cuenta, el problema es que se ha perdido "el respeto a los veteranos. Yo antes no me hubiera atrevido a entrar en el vestuario del Sevilla para cambiarme mientras ellos estuvieran dentro". Hoy no pasa eso. Dicen que el vestuario andaluz es hiperprofesional. El Sevilla ha cambiado. Y el Atlético, quiera o no, también.
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