El empate entre Figueres y Palomero abre la presidencia de la AVL a un universitario
Se crea una comisión oficiosa para presentar un candidato de consenso en unas semanas
El empate entre Ascensión Figueres, del PP, Josep Palomero, del PSPV, en la votación plenaria para acceder a la presidencia de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) deja el camino abierto para que el futuro responsable sea un candidato del mundo universitario. Las dos cabezas visibles de sendos partidos obtuvieron 9 votos cada uno. Ninguno alcanzó los 11 mínimos necesarios en la votación secreta, porque hubo tres votos en blanco decisivos. Palomero sostuvo que las candidaturas de ambos "están quemadas" para la nueva votación del próximo mes. Figueres pidió tiempo.
Palomero afirmó que las dos candidaturas "están quemadas" para la próxima votación
Palomero, vicepresidente en funciones del ente normativo, salió ayer como "vencedor moral", en palabras de un académico, debido a que partía con menos apoyos iniciales que la actual presidenta en funciones, Ascensión Figueres. En las horas previas al pleno e incluso durante el mismo, logró equilibrar el resultado frente a la candidata respaldada por la Generalitat.
Figueres queda ahora en una difícil situación. Optaba a la reelección, tras cinco años en la presidencia, y no ha conseguido ni la mitad de los votos de los 21 académicos que forman la institución. Además, confiaba en sus fuerzas y así lo transmitió antes del pleno. Teóricamente sumaba la mayor parte de los votos de los académicos designados por el PP, y el de al menos dos miembros del Institut Interuniversitari de Filología Valenciana, Manel Pérez Saldanya y Rafael Alemany. Pero las cuentas no le salieron.
Al término del breve pleno, Palomero atendió a los medios de comunicación y aseguró que tanto su candidatura a la presidencia como la de Ascensión Figueres "están completamente quemadas" y consideró que lo más conveniente es que ambas sean retiradas para buscar una alternativa de "consenso y armonía". En este sentido, respaldó la idea del académico Jordi Colomina de que Emili Casanova -propuesto a la vicepresidencia por la candidatura de Palomero- y Manel Pérez Saldanya -presentado como vicepresidente con la de Figueres- "encabecen una posible candidatura unitaria de presidencia y vicepresidencia".
Luego compareció Figueres. Condicionada por las palabras del vicepresidente, se mostró huidiza y respondió que no tiene decidido si se presentará de nuevo a la presidencia de la institución y consideró "prematuro hablar de candidaturas". Sobre la propuesta Colomina añadió que "no es momento de alinearnos en las posiciones u opiniones".
- Consenso. Nada más acabar el pleno, más de la mitad de los consejeros mantuvieron una reunión en la que decidieron crear una comisión oficiosa para trabajar en la presentación de un candidato de consenso. Se votó y la comisión quedó integrada por Josep Palomero, Pérez Saldanya, Emili Casanova, Verónica Cantó y Rafael Alemany, que obtuvieron entre nueve y siete votos. Figueres quedó fuera de la misma al recibir cinco.
- Apoyo universitario a Figueres. El apoyo a Figueres de dos destacados miembros del Institut Interuniversitari, Manel Pérez Saldanya (ponente de la Gramàtica de la Acadèmia y de la del Institut d'Estudis Catalans) y Rafael Alemany, desconcertó a algunos. La explicación es que, una vez constatada la división en los 10 miembros del grupo designado por el PSPV y por tanto la imposibilidad de alcanzar la presidencia, se trataba de evitar una posible alternancia política al frente, asegurándose la consecución de un programa que vendría a ser la aplicación del dictamen lingüístico, además de acelerar la obtención definitiva de la sede para la Acadèmia. Para garantizar este programa, Pérez Saldanya, Alemany, Figueres y Ramon Ferrer se entrevistaron el jueves con el vicepresidente del Consell, Víctor Campos, una reunión que sentó mal a un sector.
- La unidad de la lengua sale del debate. Uno de los aspectos más destacables de la reunión de ayer y de todo el proceso de elección de la presidencia de la AVL es la ausencia en el debate de la división entre catalanistas y blaveros. La unidad de la lengua no ha formado parte de la discusión ni ha sido punto de fricción, como lo ha hecho durante décadas en la ciudad de Valencia. Aunque persisten las posturas personales contrapuestas, en el seno de la Acadèmia ya hace tiempo que se vive con naturalidad la unidad lingüística consagrada en el polémico dictamen.
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