Estalla un artefacto al paso de un convoy español en Afganistán sin causar daños

La explosión en la madrugada de ayer en Afganistán de un artefacto al paso de un convoy militar español de la Fuerza de Reacción Rápida que participaba en una operación antitalibán en la provincia de Farah, al oeste del país, no causó heridos ni daños materiales, pero es el tercer incidente de ese tipo en dos meses y es un signo de que la situación de seguridad está cambiando. "Lo más importante es que no ha habido heridos", declaró a EL PAÍS la portavoz de las tropas españolas en Herat, la capitana Margarita Carreras.

"La patrulla de la Fuerza de Reacción Rápida ha visto una explosión, a unos 100 metros de distancia, aunque no se puede asegurar que fuera contra ellos", precisó la capitán Carreras por teléfono desde Herat. "Posiblemente se ha tratado de un IED (siglas en inglés de Improvised Explosive Device, artefacto explosivo improvisado, denominación militar de las bombas artesanales que los insurgentes camuflan en las carreteras), pero no podemos confirmarlo hasta que no tengamos el informe de los equipos de desactivación de explosivos que se han desplazado al lugar del suceso", añadió.

La explosión se produjo a las 7.35 de la mañana (dos horas y media menos en la España peninsular) al noreste de Bala Boluk, a unos 220 kilómetros al sur de Herat. El convoy de ocho vehículos blindados, con 25 soldados a bordo, circulaba por la carretera 517. Aunque la seguridad de la provincia de Farah es responsabilidad de las tropas estadounidenses, la unidad logística española destacada en Herat auxilia a los equipos de reconstrucción (PRT) de las cuatro provincias de la zona oeste de Afganistán.

"Esta operación responde al creciente número de ataques terroristas que han ocurrido en las últimas semanas, y prueba la determinación del Gobierno de Afganistán y de ISAF de mantener la seguridad y la estabilidad de la región", declaró el jefe del PRT de Farah, el comandante norteamericano Michael Horan, en un comunicado difundido anoche por la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF). El texto anunciaba también la participación de tropas españolas e italianas junto a los soldados estadounidenses y afganos.

Carreras confirmó a este diario la participación de los españoles, aunque no precisó, "por razones de seguridad", cuántos soldados se habían movilizado.

El comunicado de ISAF afirma que "el objetivo de la operación es implicar a notables y líderes locales para mejorar la seguridad de la provincia de Farah y hacer frente a las fuerzas talibanas implicadas en actividades criminales y de reclutamiento en esta región". En realidad, se trata de una continuación de las operaciones antitalibán lanzadas en varias provincias del sur y que, según todos los indicios, han desplazado a los milicianos hacia Farah.

"Los talibanes que huyen de los bombardeos de la OTAN en Kandahar y Helmand se están refugiando en Farah", precisó ayer a este diario un miembro del Partido Tribal para la Solidaridad Nacional. Fuentes afganas y de la OTAN han reconocido ese riesgo. "Si se diera la posibilidad de un deterioro de la seguridad en la zona, nos pondríamos inmediatamente a ello", declaró hace unos días un portavoz de la OTAN en Kabul. La alianza concentra su poder de fuego en el sur y el este de Afganistán y sólo cuenta con 1.600 soldados en las cuatro provincias del este, casi la mitad de ellos españoles.

La provincia de Farah ha estado relativamente tranquila en comparación con la región meridional. No obstante, las tropas españolas sufrieron dos agresiones con anterioridad. El pasado 8 de julio, una mina instalada poco antes del paso de un convoy mató al soldado español de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández. El 14 de agosto, unos desconocidos dispararon con armas ligeras contra un vehículo camuflado en el que viajaban militares españoles, sin herir a nadie.

España tiene desplegados en Afganistán cerca de 800 soldados como parte de la ISAF, una misión de la ONU que desde agosto de 2003 lidera la OTAN.