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Crónica:Fútbol | Tercera jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Reyes, la única chispa

El equipo de Capello, un tostón, vence a una esquelética Real Sociedad con el delantero sevillano como único agitador

José Sámano

El Madrid es un tostón. Por mucho que Fabio Capello haga bailar la peonza en la zona más plástica del equipo, el Madrid de este arranque de curso tiene plomo en todas sus líneas. No tiene que ver con una previsible italianización del equipo: por ahora, el Madrid es tan hueco que ni siquiera tiene nacionalidad. Frente a la Real, el equipo tuvo el mismo aire desangelado que en Lyon, pero, claro, el equipo donostiarra está a varias lunas del campeón francés. La Real, con un ataque de pánico desde que subrayó la fecha en el calendario, entregó la cuchara mucho antes del calentamiento y se sostuvo de pie algo más de una hora por la levedad del equipo blanco.

Capello mantuvo firme todo el mecano defensivo y le dio otra vuelta de tuerca al frente de ataque: sentó al supuestamente dolorido Beckham y al presuntamente rehabilitado Cassano y envidó por Reyes, el único capaz de agitar algo la noche. Raúl se mantuvo, pero esta vez más cerca de Van Nistelrooy, más próximo al sector en el que ha hecho una brillante carrera.

REAL MADRID 2 - REAL SOCIEDAD 0

Real Madrid: Casillas; Cicinho, Sergio Ramos, Cannavaro, Roberto Carlos (Raúl Bravo, m. 46); Emerson (Robinho, m.58), Diarra; Reyes (Beckham, m. 73), Guti, Raúl; y Van Nistelrooy. No utilizados: Diego López; Pavón, Mejía y Cassano.

Real Sociedad: Riesgo; Rekarte, Labaka, Juanito, Garrido; Xabi Prieto, Aranburu, Rivas, Gerardo (Garitano, m. 51), Uranga (Felicio, m. 72); y Díaz de Cerio (Kovacevic, m. 58). No utilizados: Bravo; Ansotegui, Stevanovic y Mikel Alonso.

Goles: 1-0. M. 68. Reyes, de falta. 2-0. M. 90. Beckham culmina un contragolpe.

Arbitro: Muñiz Fernández. Mostró cartulina amarilla a Gerardo, Xabi Prieto, Labaka y Beckham. Expulsó a Aranburu.

Unos 60.000 espectadores en el Santiago Bernabéu. Reyes, Mumbrú, y Hernández Sonseca, del Madrid de baloncesto, hicieron el saque de honor como homenaje al oro ganado por la selección de baloncesto en el Mundial de Japón.

Sin Emerson, un par de pedaladas de Robinho y dos toques de Guti dieron aire a los blancos
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Beckham, en el banquillo; Raúl, en el área
"El fútbol es movimiento sin balón"

Con Guti por Beckham, Capello enquistó a tres zurdos en la zona de tres cuartos, con Reyes a pierna cambiada. En nada mejoró el Madrid y sólo Reyes dejó huella. El sevillano fue el actor principal de las dos grandes jugadas del partido, un pase interior a Van Nistelrooy, cuya vaselina desvió Riesgo, y el primer tanto madridista, un lanzamiento de falta que el mismo Riesgo convirtió en gol.

Antes y después del zurdazo de Reyes, el Madrid sólo emitió un señal positiva. Y llegó por parte de Capello, que por una vez se atrevió a divorciar al dúo Emerson-Diarra. Emerson, que tenía disgustada a la hinchada de Chamartín, se fue al banquillo en favor de Robinho. Un trago de aire fresco para el Madrid, tan anodino como el propio Emerson. El brasileño, un ministro de Capello desde sus tiempos en el Roma, carece de la energía que le distinguió en su momento. A día de hoy, es una rémora: no tiene pase y no tiene quite. La afición sabe que es el ideólogo del técnico italiano y le marca de cerca, le ha tomado la matrícula.

La ausencia de Emerson tuvo un efecto más psicológico que efectivo. Y algo de casual. Un par de pedaladas de Robinho, su relevo, y dos toquecitos en corto de Guti -ya entonces como socio de Diarra- aliviaron a la grada, que lleva tres cursos aburrida y teme otro igual. O peor. Con un poquito de picante y un par de arreones con brío, el Madrid se sacudió algo las telarañas. Por si fuera poco, casi al instante de irse Emerson llegó el gol de Reyes, un azote sideral para un equipo como el que intenta sostener Bakero. Frente a un Madrid tan amuermado, la Real -sin un extranjero en su alineación titular- fue un conjunto esquelético, timorato y ramplón de principio a fin. Ni a un Madrid tan encogido fue capaz de hacerle cosquillas a lo largo de la noche. Hace tiempo que la Real se ha desnaturalizado y, entre penurias financieras y sacrilegios deportivos, se ha convertido en un equipo sin identidad alguna. No sabe a qué juega ni cuál es su papel en esta Liga, de la que ha estado a punto de verse desterrada en las últimas temporadas. Con vistas a esta campaña, Miguel Fuentes, el presidente, y José Mari Bakero, el técnico, se inclinaron por barnizar a la plantilla con unos cuantos nacionales con horas de vuelo en Primera, caso de Juanito, Diego Rivas, Gerardo... En el Bernabéu fracasaron todos, los de antes y los de ahora. Al equipo no se le adivina un plan. En Chamartín fue un monigote que se mantuvo en pie por la palidez madridista. Con un gol en contra y Aranburu expulsado, se entregó de tal forma que regaló el segundo tanto. Con toda la caballería en el área de Casillas, un rechace dejó a cuatro jugadores locales solos ante Riesgo. Beckham, que condujo la pelota desde medio campo, se regaló el gol. En un día tan inquietante para él, por aquello de su suplencia y su sospechosa tendinitis, quiso hacer un guiño a la grada. Puro maquillaje para un partido sin gas, de los muchos que cabe esperar en este Madrid que cose Capello.

Del entrenador italiano se conoce su espléndido currículo y su etéreo discurso basado en palabras como orden, trabajo, sudor... De fútbol, de tácticas o posicionamientos, al menos en su vuelta a Madrid, nada se le ha escuchado. Y el Real necesita un mensaje más clarificador después de tres años en el desierto. Por ahora es un sopor.

Reyes festeja su tanto.
Reyes festeja su tanto.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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