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Entrevista:Mundial de baloncesto 2006

El líder del 'jogo bonito'

Sergio Rodríguez refrenda la validez de su estilo con su decisiva actuación ante Argentina

Robert Álvarez

Los abogados del juego pragmático le ponen ciertos reparos. Sin embargo, el público disfruta con él. A su vez, los entrenadores se lo piensan cuando lo evalúan. En cualquier caso, el denominador común es que el estilo de Sergio Rodríguez con el balón sobre el parqué nunca deja indiferente a nadie.

El base canario, a sus 20 años de edad, ha conseguido obtener un espaldarazo como baloncestista de élite gracias a la excelente actuación que viene teniendo en el Campeonato del Mundo.

Ginóbili, la estrella de los Spurs de San Antonio, en la NBA, y de la selección argentina no vaciló al dedicarle encendidos elogios tras la semifinal perdida frente a España. "Sergio Rodríguez nos mató", sentenció el gran Manu.

"La clave es la ilusión. En la pista me divierto. Eso me ha hecho destacar"
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"No esperábamos que entrara como entró en el partido. Metió tiros muy complicados y, además, en momentos en los que nosotros estábamos muy bien", explicó a renglón seguido.

Sergio, o Chacho, como le apodan sus compañeros de equipo, es uno de los jugadores en los que confía especialmente el seleccionador, Pepu Hernández, que le conoce muy bien porque ya lo dirigió cuando ambos estaban en el Estudiantes madrileño.

Fue poco después de que Chacho conquistara la medalla de oro en el Campeonato de Europa de la categoría júnior. Él recuerda aquella final como el mejor partido de su su vida. España derrotó a Turquía por 89-71 y fue elegido el jugador más valioso de la competición tras sumar en la final nada menos que 20 puntos y 11 asistencias.

Sergio revela ahora que, antes de que se disputara la semifinal, ya presentía que el duelo contra Argentina iba a terminar siendo un partido muy importante en su carrera.

"Estaba muy motivado. También, muy nervioso. Ni siquiera pude dormir la siesta", cuenta; "el ritmo de juego que impuso el conjunto argentino, como era previsible, fue muy espeso".

Estaba cantado. Era el momento idóneo para que Sergio irrumpiera en la escena y le diera un respiro al base titular, Calderón, y un meneo al ronroneante juego del cuadro suramericano.

"Es veloz. Tiene un talento especial para ver el pase. Sabe manejarse en el uno contra uno. Es agresivo. Cuenta con capacidad anotadora...", decía de él Pepu Hernández ya en 2004.

El nuevo técnico de la selección española ha tenido muy en cuenta sus cualidades. Y Sergio le ha respondido en la cancha. Su conexión es especialmente fácil con alguno de sus compañeros de generación, como Rudy Fernández, que suele aprovechar sus asistencias con mates y con alley-hoops, dos de las acciones más espectaculares del deporte de la canasta.

La trayectoria de Sergio, que había empezado a jugar al baloncesto cuando apenas tenía tres años, dio un vuelco enorme en 2000, cuando decidió dejar Santa Cruz de Tenerife para ingresar en el Centro de Formación Siglo XXI, en Getxo (Vizcaya), en el que se reclutaba a muchos de los jugadores jóvenes con más talento y proyección de España.

"Fue mi mejor decisión. De no haberla tomado, tal vez todavía seguiría en Tenerife", advierte. "Para mí, la clave de todo es la ilusión. En la pista, me divierto a tope. Eso me ha hecho destacar", subraya.

Este año se ha disparado. En junio pasado fue elegido en el número 27 del draft de la NBA por los Suns de Phoenix y ha acabado consiguiendo un contrato garantizado de dos temporadas con opción a una más con los Trails Blazers de Portland, que adquirieron luego sus derechos a cambio de una compensación económica.

"Mi objetivo es triunfar en la NBA, pero ahora mismo sólo pienso en la final contra Grecia", concluye Sergio, un pilar para el futuro del baloncesto español, aunque, a tenor de lo visto en Japón, también lo es ya en el presente.

Sergio Rodríguez.
Sergio Rodríguez.EFE

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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