"Sólo puedo permitirme el lujo de decir que no al teatro"

Emilio Gutiérrez Caba (Valladolid, 1942) es uno de los actores más prolíficos de España: teatro, cine y televisión han disfrutado de su talento, y su prestigio ha contribuido a elevar el nivel de diversas series televisivas, como su último trabajo, Al filo de la ley (TVE-1). Pronto llegará a Antena 3 con una nueva producción, Círculo rojo.

Pregunta. ¿Es cierto que su familia lleva dos siglos actuando?

Respuesta. No tanto, pero sí que se remonta hasta casi 150 años. Mi bisabuelo Pascual Alba Llors fue el primero en dedicarse al teatro en 1860.

P. ¿Era inevitable, pues, que usted fuera actor?

R. No necesariamente; el entorno influye, claro, pero en los años cincuenta el teatro estaba en una fase de depresión intelectual, no ofrecía alicientes a un joven. Empecé después de la mili y más tarde pasé a televisión. Tuve suerte, me tocó la época de la eclosión de la televisión en España, cuando el ministro [Manuel] Fraga potenció el medio para vender más televisores.

P. Cine, teatro y televisión. ¿Escoge o le escogen?

R. Yo sólo puedo permitirme el lujo de decir que no al teatro. En televisión y en el cine sí puedes vivir de ello, en teatro no... Además, la tele no juzga tu carrera, el teatro sí, al menos entre nosotros, entre los profesionales.

P. ¿Hay tanta diferencia entre los tres medios?

R. No hay nada comparable al contacto directo con el público y eso sólo ocurre en el teatro. En cine y televisión se manipulan muchas cosas, se repiten, se reelaboran, se maquillan...

P. ¿Y cómo ve ahora a la televisión?

R. Como a toda la sociedad, confusa. Hay programas de gran calidad, hay otros que no... pero en cine pasa igual, son buenas 10 películas de cada 100.

P. Ha trabajado en diferentes cadenas. ¿La temida cuota de pantalla está presente en todas?

R. Sí, pero hay que intentar no pensar en ello; además, se utiliza según estándares, según edades, horarios... A veces arrancas bien y muy rápido y otras no... entonces no se mide realmente lo que vale el producto. Y es aún más injusto que el share sólo pretenda acabar con la audiencia que tiene la otra cadena.

P. ¿Cree en el teatro en televisión?

R. En su día también hubo un debate para ver si era viable o no. Muchos argumentaban que así se soslayaba el hecho de acudir a las salas. El teatro es inmediato e irrepetible. En televisión es una adaptación, no es teatro. Tengo mis reservas, no creo que cree afición.

P. ¿Cómo es Círculo rojo? ¿Qué vamos a encontrar?

R. Pues un thriller. Un relato que se mueve en el pasado y el presente, una serie de intriga que viaja hacia lo que pasó antes para comprender el presente. Está ambientada en una empresa de publicidad y propone eso, intrigas, idas y venidas que arrancan con un suicidio.

P. Ya ha trabajado antes con Carmen Maura, otra de las protagonistas. ¿Le gusta repetir?

R. Me gusta con según quién. Con Carmen es muy agradable porque hay química, pero también con el resto del reparto.

P. ¿Cómo es su personaje?

R. Arturo es un tipo oscuro, que oculta muchas cosas. Desde el principio se ve que no es trigo limpio, es sinuoso, un personaje lleno de meandros.

P. ¿Cree que las televisiones sirven en realidad para lo que deberían?

R. Yo siempre diferencio entre televisiones públicas y privadas. Las públicas no cumplen su cometido, no deben siquiera competir. Respeto el libre mercado, pero también soy libre de decir que a veces sus contenidos me molestan.