El Consell se niega a aplicar restricciones y responsabiliza de la sequía sólo al Gobierno
García Antón exige en Cortes el trasvase del Ebro y el viejo trazado del Júcar-Vinalopó
El Consell planteó ayer un debate parlamentario sobre la grave situación de sequía sin asumir ningún compromiso que vaya más allá de contratar una campaña publicitaria para pedir a los ciudadanos un uso responsable del agua. Iniciativa planteada por el PSPV. El consejero de Infraestructuras, José Ramón García Antón, justificó la convocatoria extraordinaria de la Diputación Permanente de las Cortes Valencianas por la grave situación del Júcar y el Segura pero se negó a aplicar restricciones en el consumo. García Antón responsabilizó al Gobierno de la sequía.
Socialistas y EU creen que García Antón está 'quemado' y el Consell falto de ideas
García Antón acudió ayer a las Cortes en representación del Consell a criticar de nuevo a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y a defender su propia gestión. Arropado sólo por el titular de Agricultura, Juan Cotino -el resto de miembros del gabinete estuvo ausente, incluido el vicepresidente encargado de las relaciones con las Cortes, Víctor Campos- García Antón intentó apuntalar el argumento que justifica toda la política hídrica del PP: "No podemos tener garantías contra la sequía si sólo disponemos de nuestros recursos. Sin trasvases del exterior no es posible la sostenibilidad en la Comunidad Valenciana".
El consejero cargó contra el Gobierno, en general, y las confederaciones hidrográficas del Júcar y del Segura, en particular, y trató de rebatir las críticas al Consell por no haber aprobado ningún decreto para impulsar medidas de ahorro y penalizar los abusos en los consumos. "No tenemos agua suficiente ni aun vaciando todas nuestras piscinas. La alarma que ocasionan algunos puede ser más perjudicial que la propia sequía", dijo García Antón, que insistió en que "aquí no hace falta que el Consell dicte un decreto para ahorrar agua".
Tras acusar a Cristina Narbona de marginar a la Comunidad Valenciana en las inversiones declaradas urgentes, García Antón aseguró que la ministra, con sus críticas al Consell, sólo pretende enmascarar el fracaso de su programa Agua. El consejero reclamó que al Gobierno que retome la política hídrica del PP, es decir que anule la derogación del trasvase del Ebro y que respete el anterior trazado del trasvase entre el Júcar y el Vinalopó.
Al acabar su argumentario, la oposición lo estaba esperando. Tan fríos como implacables, primero Joan Antoni Oltra de Esquerra Unida-L'Entesa, y luego Antoni Such del PSPV, no quisieron dejarle a García Antón ni una gatera por la que escapar.
El socialista Antoni Such apuntó alto. "Le obligan a venir aquí para intentar rehabilitarlo [después de la comisión de investigación sobre el accidente del metro que causó 43 muertos el pasado 3 de julio]. Si tuviese dignidad no estaría hoy en el Consell", dijo Such, que acusó al gobierno de Francisco Camps de ser "incapaz de establecer pautas y criterios" para afrontar la sequía. El portavoz adjunto del Grupo Socialista le recordó a García Antón que el año pasado por estas fechas el Consell y el PP convocaron otro pleno extraordinario urgente sobre el agua para debatir sobre la derogación del trasvase Júcar-Vinalopó. "Hoy ha venido como hace un año, aunque hoy ha reconocido que las obras del trasvase Júcar-Vinalopó están adjudicadas", sentenció. Luego, el socialista acusó a los populares de haber rechazado todas las propuestas de la oposición para afrontar la situación de sequía, como la creación de una Agencia Valenciana del Agua o la constitución de una comisión parlamentaria que haga el seguimiento de las obras públicas, tanto del Gobierno como del Consell. "El tema del agua es una estrategia para desgastar al Gobierno central", prosiguió Such, "Ustedes no son responsables de nada, ¿para qué queremos un gobierno que no es responsable de nada?".
El portavoz adjunto de EU-L'Entesa acusó al consejero de hacer de su intervención una "letanía de lo malos que son los socialistas". Oltra aseguró que la comparecencia y el debate sobre la sequía se habían convocado con tres objetivos: solapar lo ocurrido con la comisión de investigación del metro, hacer olvidar los casos de corrupción del PP y mantener viva la guerra del agua. "El debate de la sequía viene marcado por la sequía de ideas del PP", sentenció.
En la sesión vespertina se debatieron las propuestas presentadas por los grupos para afrontar la situación de sequía. El PP aprobó las dos suyas, en las que reclama el trasvase del Ebro y el antiguo trazado del Júcar-Vinalopó, una de EU que pide que el Gobierno cierre los pozos no autorizados en las cuencas del Júcar y el Segura y otra del PSPV instando al Consell a realizar de manera urgente una campaña publicitaria de concienciación del uso responsable del agua. Además transaccionó otras con objetivos genéricos sobre la mejora de la gestión hídrica. Nada que cambie el rumbo de la política del Consell.
'El día de la marmota'
El Consell y el PP convocaron por estas mismas fechas del año pasado un pleno extraordinario de las Cortes Valencianas para debatir de manera urgente sobre el problema del agua. En aquella ocasión, Camps quiso hacer de anfitrión del Parlamento y la sesión tuvo lugar en el Saló de Corts del Palau de la Generalitat. Allí, también, García Antón compareció para alertar sobre las supuestas intenciones del Gobierno de Zapatero de derogar el trasvase Júcar-Vinalopó con la argucia de un cambio de trazado.
Los debates parlamentarios sobre el agua -o su escasez- con García Antón de protagonista se han reproducido desde entonces en el hemiciclo de las Cortes y ayer volvió a tener lugar un nuevo debate bajo el formato de la Diputación Permanente de las Cortes. Un órgano que se convoca excepcionalmente fuera del periodo ordinario de sesiones que, en este caso, se inicia dentro de pocos días.
Sin embargo, en este debate sobre la sequía, el discurso circular de los populares -ese que acaba en el mismo sitio que empezó por arte de birlibirloque: la exigencia del trasvase del Ebro- tuvo otros matices.
Quién era el consejero estrella el año pasado, compareció ayer arropado únicamente por Juan Cotino. Ni el presidente Camps, ni su vicepresidente, ni el resto de consejeros. García Antón, con el peso del sudario que le ha supuesto el reciente accidente de metro de España, tuvo que afrontar el debate en soledad, con el apoyo del portavoz adjunto Rafael Maluenda, a quien tampoco le pareció necesario defender la figura del consejero vapuleado por la oposición.
Tal fue la sensación de soledad del consejero que hubo quien se atrevió a vaticinar, en privado por supuesto, un próximo recambio en el Consell. Una decisión que, como en las dos ocasiones anteriores, depende en exclusiva del presidente de la Generalitat que -como confesó el propio García Antón la semana pasada- fue quien instó al consejero a cerrar el tramo de metro del accidente.
Mientras, el Consell parece estar viviendo su propio día de la marmota , atrapado en un extraño bucle temporal que le obliga a revivir el mismo día una y otra vez sin saber como salir de él.
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