_
_
_
_
Reportaje:

Tormenta sobre el críquet

La acusación a Pakistán de manipular la textura de la bola en un partido contra Inglaterra amenaza las relaciones Londres-Islamabad

El críquet es el deporte nacional del Reino Unido y de los países del viejo imperio británico, pero, sin embargo, ha caído en una crisis de desprestigio con potenciales consecuencias en las relaciones internacionales.

Sobre el equipo de Pakistán pesa una acusación de hacer trampa en el encuentro que disputaba con Inglaterra el pasado domingo en el popular campo Oval, al sur de Londres. Personalizado en su capitán, Inzamam-ul-Haq, el cargo se refiere a la presunta modificación de la superficie de la pelota, que llevaba horas siendo bateada, contra los palos, el césped, el cemento y los carteles publicitarios. Inzaman también se enfrenta a una segunda acusación por "desacreditar" el juego.

"Da gusto ver jugar a musulmanes con cristianos. ¿Por qué destrozarlo?", dice un federativo paquistaní

El partido se suspendió a media tarde en el más absoluto caos y con la victoria, horas después, adjudicada a los ingleses. Concluido el descanso del té -peculiar hábito en esta modalidad deportiva de largas sesiones de juego-, los paquistaníes demoraron su retorno al campo. Fue un gesto de protesta por haber sido penalizados por manipular la pelota, acusación que ellos rechazan rotundamente. Pero, cuando retomaron posiciones, fue el arbitro quien tiró la toalla.

Mientras tanto, 23.000 personas reunidas en el Oval y millones más que seguían el partido por la radio y la televisión no daban crédito al enfrentamiento entre autoridades y jugadores. Era la primera vez en la centenaria historia del críquet que una serie internacional concluía en semejante desbarajuste.

El panel disciplinario del Consejo Internacional de Críquet se reunirá el viernes. Pakistán tiene partidos pendientes en su gira británica y un fallo en contra de su capitán puede provocar el boicot del resto del equipo y afectar indirectamente a las relaciones entre Londres e Islamabad.

"Mis jugadores sienten que se ha difamado al equipo de Pakistán y que se ha difamado al país", ha declarado Shahriyar Kahn, presidente del Pakistan Cricket Board. Según Kahn, el críquet "ofrece un puente de paz" en estos tiempos de tensión internacional. "Da gusto ver críquet entre un país musulmán e Inglaterra, donde la mayoría son cristianos. ¿Por qué vamos a destrozar este magnífico espectáculo?",` plantea.

La respuesta llegará en unos días. El Consejo Internacional de Críquet se enfrenta a un difícil dilema. Si considera que Pakistán jugó limpio, desacreditará al principal árbitro del encuentro, Darrell Hair, un profesional que ha suscitado polémicas en ocasiones anteriores.

De momento, sobre la mesa del juicio público sólo está su palabra como prueba de que la selección paquistaní hizo trampa modificando en su beneficio la textura de la pelota.

Aficionados paquistaníes al críquet protestan en Lahore por las acusaciones contra su selección.
Aficionados paquistaníes al críquet protestan en Lahore por las acusaciones contra su selección.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_