"Los cuatrocientos golpes' marcó mi vocación por el cine"
Fernando Colomo (Madrid, 1946) se dio cuenta de lo que era el cine con Truffaut. Los cuatrocientos golpes le causó una impresión indeleble. El protagonista, Antoine Doinel, era un muchacho como él, deslumbrado por la pantalla grande. "Marcó mi vocación por el cine". Doinel es un chaval introvertido e indisciplinado, con facilidad para meterse en pequeños embrollos. Se salta las clases para ir al cine, donde escapa de la tristeza de su barrio parisiense, de una madre esquiva y del hombre que vive con ella.
"Es la primera película con la que me identifiqué. Mi caso no es como el del chico, pero sí que me identifiqué, porque me era muy próxima, y yo compartía su devoción por el celuloide". Colomo la vio a escondidas cuando tenía casi la misma edad que el protagonista. "Me colé en el cine del colegio para verla. El pase era para alumnos mayores pero mi hermano se enteró, me avisó y pude colarme. Años después la he conseguido en DVD y me he dado cuenta de que sigue estando vigente".
Aquella cinta en blanco y negro con tintes autobiográficos de uno de los grandes cineastas de la nouvelle vague ejerció un cambio inolvidable en la mirada del joven Colomo. "Hasta entonces para mí el cine eran pelis de romanos. Con Los cuatrocientos golpes me di cuenta de que el cine era más de lo que íbamos a ver en programa doble a la sala de proyección. Era un medio con innumerables posibilidades expresivas".
El carácter de Bebe
El cineasta, que acaba de estrenar El próximo oriente, se ha especializado en el género de la comedia, desde Bajarse al moro, hace casi veinte años, y ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?, hasta Al sur de Granada, basada en las memorias del novelista británico Gerald Brenan. Durante el rodaje de esta última coincidió con la cantante Bebe, que interpretaba un papel secundario. Su carácter zumbón enseguida llamó la atención del director.
"Charlando un día me comentó que cantaba. Y le dije: ¿Qué cantas? Le dio reparo y me dijo: 'No, nada, cosas que yo me invento'. Le dije: ¿Entonces eres cantautora?, y ella dijo que no, y no se dio ninguna importancia. Algunos miembros del reparto fueron a verla cuando cantaba durante el rodaje pero a mí no me dijo nada porque estaba agobiada". Bebe es su recomendación para el verano. "Me gustan todas sus canciones, pero Pafuera telarañas es mi disco. Entre mis preferidas me quedo con Malo".
Análisis del islam
Colomo lee desde hace semanas un ensayo de Hans Küng sobre el islam. El rodaje de El próximo oriente le ha despertado el interés por la historia de esta religión que profesan 1.200 millones de personas en todo el mundo.
En la cinta, el protagonista, Caín, se ve obligado a convertirse al islam para poder casarse con una chica musulmana bengalí a la que ha dejado embarazada su hermano, Abel. El crápula se ha desentendido de la chica, pero el buenazo de Caín hace lo que haga falta para que la muchacha no sea repudiada por su familia. Poco a poco, entre peripecias disparatadas y malentendidos, Caín va descubriendo lo bueno y lo complicado del islam y al final incluso acaba peregrinando a La Meca.
"Para rodar la película me he tenido que documentar y en Islam, historia, presente y futuro, de Hans Küng, he encontrado una explicación magnífica. Es un análisis sobre el origen del islam, sobre cómo ha ido evolucionando a lo largo de los siglos. También reflexiona sobre la posibilidad de que evolucione hacia el origen, cuando era más sencillo". Un mensaje de convivencia entre religiones que Colomo ha querido transmitir con su película.
"Küng es un teólogo progresista y también ha escrito análisis sobre el judaísmo y el cristianismo y compara al islam con las otras grandes religiones. Había leído a otros autores pero aquí está explicado de forma más sencilla. Además, su punto de vista sobre el islam coincide con el mío, el de que sólo se conseguirá la paz en el mundo si se consigue el diálogo entre las religiones", concluye el director de cine.
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