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Crítica:LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Caballo que vuela...

Caballo que vuela no necesita espuela. Esto no sólo es aplicable a la labor de Pablo Hermoso de Mendoza, sino también a Joao Moura (hijo). Si ayer el jinete portugués llega a matar bien, seguro que su triunfo hubiera estado a la altura del conseguido por el navarro Hermoso de Mendoza.

Es verdad que los caballos Chenel, Fusilero y Sármata, de la cuadra del Caballero de Estella, son capaces de enamorar, una y mil veces, al público bilbaíno, de tan fervorante admiración por él. Pero no es menos verdad que el joven lusitano hizo un alarde de monto de muchos vuelos ("caballo que vuela..."). Lo mismo con las banderillas largas, como con las cortas, en especial las puestas "al violín" en su primer toro. Su toreo estuvo nimbado por la vibración y el riesgo. En sus galopadas consintió mucho a los toros. Tuvo la mala fortuna de no acertar con los rejones de muerte y con los descabellos, cuando echó pie a tierra en su último toro. Dejó un buen regusto. En algún momento nos brindó un recuerdo metafórico como si Juan Carlos Onetti lo hubiera escrito para la ocasión: "Un mar con sus caballos de tiza".

Murube / Moura, Hermoso, Moura

Toros de Murube: despuntados para rejoneo. Salvo el primero, un buen toro, el resto deslucidos, en general, para los jinetes. Joao Moura: aplausos y ovación. Pablo Hermoso de Mendoza: oreja en cada toro. Joao Maura (hijo): vuelta y aplauso Plaza de toros de Vista Alegre, 19 de agosto, primera de feria. Muy cerca de lleno.

Una oreja por cada toro

Parece obvio hablar de Pablo Hermoso de Mendoza y no mentar que salió de Vista Alegre cortando una oreja en cada toro. La primera algo regalada. No obstante, conviene colegir que los públicos se rompen las manos aplaudiéndole. Los aplausos surgían para él como múltiples banderas de alegría. Su mejor caballo ayer tiene el nombre de Sármata. En su segundo toro, fue ese caballo el artífice del triunfo. Claro que Chenel (único a la hora de templar) y Fusilero siempre están en su línea de grandes caballos para el rejoneo.

En cuanto a Joao Moura (padre), hay que valorar su excelente labor al primero de la tarde. Realizó en ese toro un rejoneo de gran perfección. No utilizó alardes fáciles. Tuvo en la sobriedad y en la eficacia uno de sus mejores y emblemáticos valores. Creemos que no fue comprendida su labor como era merecer. En lo que atañe al rejoneo, una y otra vez, la sombra de Pablo Hermoso de Mendoza se impone a los demás jinetes. Sin duda, él ha marcado una época en el toreo a caballo. Con el tiempo los historiadores dedicados al mundo del toreo tendrán que aludir que existió el rejoneo hasta que llegó la figura de Pablo Hermoso de Mendoza. La época la ha marcado con letras de oro y relinchos de plata en el toreo a caballo.

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