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Reportaje:

Zizou, una obra de arte

80.000 espectadores, 17 cámaras, 90 minutos de cinta y nueve meses de montaje para un filme único. Sus autores,Douglas Gordon y Philippe Parreno. Su protagonista, Zidane. La película ya está en los museos.

Elige el futbolista más elegante y carismático de los últimos años, añade dos artistas famosos e innovadores y un partido emocionante, y mezcla. El resultado es Zidane. Un retrato del siglo XXI, una película de Douglas Gordon y Philippe Parreno, que se estrenará en España el 23 de septiembre en León, como evento inaugural de la temporada expositiva del Musac, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. Y eso porque Zidane no es una simple película, aunque así se presentó en el pasado Festival de Cannes, sino que tal como pudo verse en la última edición de la feria de Basilea es también una obra de arte, y muy codiciada por cierto (el Musac pagó por ella 100.000 euros y su valor de mercado ya se ha duplicado en sólo dos meses), en la que el jugador despliega todo su poder de deportista y seductor.

Rebobinemos. Zidane jugaba en el Juventus de Turín, cuando Parreno y Gordon (que exhibió recientemente sus obras en la Fundacion Miró de Barcelona), dos artistas locos por el fútbol, empezaron a gestar la idea de filmar a un único futbolista a lo largo de todo un partido. El primero y el único que se les ocurrió fue Zinedine Zidane, nacido en Marsella en 1972, en una familla de origen argelino, considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, y también el más caro, gracias al Real Madrid, que le contrató en 2001 por 66 millones de dólares.

Zizou gusta a todos, también a los que no les gusta el fútbol. Su talento es legendario, así como la elegancia de su juego y su capacidad de aglutinar un equipo a su alrededor. A pesar del célebre cabezazo (posterior a la obra), que le valió la expulsión en la final del Mundial, Zizou es un héroe global que cautiva tanto a los chicos que incendian los coches en la banlieu de París como a los aristócratas con aparcamiento privado. "Zidane es el personaje ideal para un retrato del siglo XXI. Nuestro héroe antiguo, el legendario Garrincha, encarnaba políticamente a las clases brasileñas oprimidas de origen africano, que también se identificaban con Pelé. En la década de 1980, Platini representaba a los inmigrantes italianos de segunda generación, y la clase media se identificó con él. Pero Zidane se muestra reacio a convertirse en un símbolo.A diferencia de otros deportistas que también son figuras emblemáticas de otros valores, Zidane existe únicamente como futbolista". Así Gordon y Parreno explican la elección de su protagonista.

El rodaje de la película se realizó el 23 de abril de 2005 en el estadio Santiago Bernabéu durante un partido de Liga entre el Real Madrid y el Villarreal grabado en tiempo real por 17 cámaras que enfocaron exclusivamente a Zidane. Los autores contaron con un equipo de estrellas: el director de fotografía Darius Khondji (Seven, Delicatessen), el ingeniero de sonido Tom Johnson (Charlie y la fábrica de chocolate), y el encargado de montaje Herve Schneid (Alien, Amelie), y también con el apoyo de centros de arte contemporáneo como la Fundación Sandretto de Turín y el Musac de León.

No había guión y no se sabía lo que podía pasar, pero pasó de todo: un penalti en contra del Real Madrid, que pierde 0-1 en casa; el empate y luego un segundo gol, marcado por Ronaldo tras un pase de Zizou; y finalmente el escándalo poco antes del final, cuando le sacan la tarjeta roja y tiene que abandonar el campo, igual que en el Mundial. La secuencia de Zidane en la que cruza el campo mirando al suelo, se arranca el brazalete de capitán y lo tira demuestra que la realidad supera la ficción.

"Es una historia trabajada por capas sucesivas como una pintura. Una visita al Prado con todo el equipo, nos ayudó a pensar en términos pictóricos y no cinematográficos. A pesar de que nuestra época se ha visto más influida por La guerra de las galaxias que por Velázquez, el arte del retrato mantiene toda su vitalidad. Nos inspiramos en los retratos cinematográficos que realizó Warhol en la década de 1960. El rostro de Zidane marcó el proceso de montaje y el rock tenso, con interferencias de guitarra, de la banda sonora del grupo escocés Mogwai cerró el círculo", continúan los autores.

Al principio, Gordon y Parreno pensaban utilizar el descanso como intermedio, con las luces de la sala encendidas, pero finalmente lo emplearon para ver lo que pasa en el mundo al mismo tiempo: "Ese día se subastaron las naves espaciales de La guerra de las galaxias, estallaron sapos y en Irak, después de un bombardeo, alguien iba por la calle con una camiseta de Zidane", cuentan.

Los artistas han creado una instalación específica para museos que consta de dos pantallas enfrentadas: en una se muestra el filme completo y en la otra la grabación íntegra recogida por una de las 17 cámaras que se instalaron alrededor del Bernabéu. Los artistas ofrecieron el proyecto exclusivamente a un único museo por país, que recibió la película y la cinta de una de las 17 cámaras que filmaban, de modo que cada centro adquirió una pieza exclusiva. Hasta ahora la tienen el Musac, la Fundación Beyeler de Ginebra, el Museo de Arte Moderno de París y el Guggenheim de Nueva York, y el Moma ha comprado para sus archivos cinematográficos todo el material, incluyendo los fragmentos desechados por el montaje.

Fotograma de la película de Douglas Gordon y Philippe Parreno sobre Zinedine Zidane.
Fotograma de la película de Douglas Gordon y Philippe Parreno sobre Zinedine Zidane.
Primer plano de Zidane en un fotograma de la película.
Primer plano de Zidane en un fotograma de la película.

Un retrato en movimiento

"Es la película que me hubiese gustado ver cuando era niño, aunque no hay duda de que es una película difícil. Mucha gente va al cine esperando encontrarse con una biografía de Zidane o un documental sobre fútbol, pero no es nada de eso. Es un retrato en movimiento de un personaje fascinante, que es un gran futbolista, pero no es un filme sobre este deporte", explica Phillipe Parreno, uno de los dos autores, a propósito del estreno en Francia de la versión cinematográfica de la obra, que se presenta estos días en el Festival de Edimburgo y en septiembre estará en las salas del Reino Unido y de Japón, mientras que aún no hay fecha para su estreno en los cines españoles.

"La dificultad consiste en atrapar al espectador; cuando lo consigues, entonces empieza a pasarlo realmente bien. Los subtítulos contribuyen a definir el retrato del personaje. Se trata de comentarios que nos hizo Zidane en las reuniones que mantuvimos durante la preparación del rodaje y el montaje, pero cuando los lees oyes tu propia voz y no la de él, lo cual se ajusta al carácter de Zizou, quien nunca quiso ser portavoz de nadie", afirma Parreno, originario de la ciudad argelina de Orán, como el propio Zidane.

"No sé si el cabezazo del Mundial ha cambiado la percepción de Zidane entre el público, para mí desde luego no significa nada. Zidane es profundamente humano y es muy duro con los demás y también consigo mismo", concluye Parreno. Mientras tanto, la canción Coupe de Boule, compuesta para quitar hierro a la derrota de Francia contra Italia y al cabezazo de Zidane al defensa italiano Materazzi, se ha convertido en el tema del verano francés. Puede descargarse en Internet en www.laplagerecords.com.

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