¿Todos mienten?
"El PP divulga que han ardido 175.000 hectáreas y la Xunta rebaja la superficie a menos de la mitad": ésta es la noticia de EL PAÍS del pasado 15 de agosto. Fijémonos en que el hecho noticiable no es informar del número de hectáreas quemadas, sino de la estimación dispar que se hace sobre un hecho objetivo y comprobable. Sin embargo, éste no es un caso aislado, muy al contrario; en España lo usual es que, ante un problema o acontecimiento relevante, las distintas partes implicadas aporten datos completamente diferentes, como se puede ver en esta otra noticia aparecida recientemente: "Telefónica asegura que el corte de ADSL afectó a menos del 1% de usuarios (unos 20.000). Sin embargo, la Asociación de Internautas puntualizó que el número de afectados fueron entre 700.000 y un millón".
Lo peor del asunto es que nos hemos acostumbrado a no saber a ciencia cierta cuáles son los datos reales sobre un hecho acontecido y a que el comportamiento normal de los organismos, partidos y empresas de nuestro país sea el de justificarse, escurrir el bulto o utilizar las desgracias ocurridas como arma arrojadiza hacia el contrario. Es evidente que alguien, o todos, mienten, resultando alarmante que nos hayamos habituado a escuchar mentiras sin sorprendernos demasiado. Ante este bombardeo de información dispar, al ciudadano sólo le queda guiarse por su instinto, inclinaciones personales o promediar, todo ello produciendo tantas valoraciones subjetivas como individuos; tampoco los medios de comunicación ayudan mucho, siguiéndoles el juego en muchos casos. Mal vamos, porque de esta forma, sin evaluaciones ni datos objetivos, jamás podremos llegar a intervenir de forma eficaz ante los problemas; aunque a lo mejor eso no es lo que les importa a los que nos dirigen.