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Reportaje:Mundial de baloncesto 2006

Un torneo de ensueño

Estados Unidos se arremanga para recuperar el trono y España vislumbra su eclosión en una cita muy abierta

Robert Álvarez

Cuando el magnífico equipo encabezado por Fernando Martín, Epi, Corbalán y Solozábal obtuvo el mayor éxito de España en un Campeonato del Mundo, el cuarto puesto en Colombia, Antonio Díaz Miguel afirmó que el baloncesto de Estados Unidos estaba a 50 años luz del resto. No ha transcurrido la mitad del periodo calculado en 1982 por el legendario seleccionador y el equipo español, al igual que el argentino, el griego, el serbio, el lituano y hasta el francés, ha sido capaz de tenérselas sin complejos con el estadounidense e incluso de derrotarlo. Así, por la cuenta que le trae, la NBA se presenta en Japón con un ramillete de estrellas. No están todas las figuras, pero sí algunas. No está Kobe Bryant, pero sí LeBron James y Dwayne Wade. También falta Shaquille O'Neal, pero no Carmelo Anthony y otros destacados como Elton Brand, Brad Miller, Chris Bosh o Antawn Jamison.

El conjunto de Pepu Hernández, con cuatro jugadores en la NBA, apunta a un sitio estelar
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El retorno de Pau Gasol tras su paréntesis en el Europeo de 2005, el último de los constantes relevos en la dirección técnica con José Vicente, Pepu, Hernández en vez de Mario Pesquera y el afianzamiento de un grupo que está alcanzando su madurez configuran una España con más posibilidades que nunca. Preguntados al respecto, animados por el entorno y la impresionante fase de preparación -nueve victorias en nueve partidos con una media de 24 puntos de ventaja-, algunos jugadores han hablado de la medalla de oro. Sin embargo, ni se mencionó el máximo objetivo en la comparecencia de Hernández, Gasol, Navarro, Garbajosa y Jiménez ante la prensa horas antes del debut, hoy, frente a Nueva Zelanda, cuarta en el Mundial precedente.

Algunos jugadores apelan a la ponderación en el torneo con más equipos desde el de España 86. En vez de las 16 habituales, son 24 las selecciones que disputarán la primera fase divididas en cuatro grupos. El español es el de Hiroshima y los rivales sucesivos son Nueva Zelanda, Panamá, Alemania, Angola y Japón. Se clasifican los cuatro primeros de cada uno y, como casi siempre, el éxito o el fracaso dependerá del cruce de los cuartos de final, que, como el de los octavos, se disputará a partido único en el imponente pabellón de Saitama, en Tokio.

Con cuatro jugadores ya en la NBA -Garbajosa y Sergio Rodríguez se unirán la próxima temporada a Gasol y Calderón mientras que Navarro también ha estado a punto de dar el salto-, el equipo de Hernández está convencido de sus posibilidades y se exige dejar huella. Dados los antecedentes, lo conseguirá si sube al podio por primera vez.

Para hablar del oro resulta imprescindible calibrar a Estados Unidos. Da la sensación de que la NBA se toma al fin en serio lo que sucede más allá de su fabulosa Liga tras los tropiezos de sus representantes desde que empañaron su buen nombre en su propia casa, en Indianápolis 2002. El deficiente comportamiento de algunas de las figuras a las que se encomendó, el garrafal manejo de la situación desde los banquillos y una grave carencia de visión desde los despachos derivaron en otro derroche inútil de energías en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. En esas citas perdieron seis encuentros cuando hasta entonces los ganaban todos y por una media de más de 30 puntos. El cuadro que ahora dirige Mike Krzyzewski, campeón tres veces del título universitario con Duke, considera una obligación redimirse en un torneo que no gana desde que los primeros herederos del dream team arrasaron en Toronto en 1994.

España, con dos abultados triunfos en los amistosos de preparación, ha erosionado un tanto el crédito de Argentina. Ginóbili, Scola, Oberto, Nocioni y compañía comparecen como campeones olímpicos y subcampeones mundiales. Competitivos como pocos, los suramericanos, con un potencial imponente y un estilo dotado de notables dosis de garra y dureza, poseen una tremenda confianza en que, a la hora de la verdad, serán tan eficaces como cuando ganaron a Estados Unidos en las semifinales de Atenas o estuvieron a un paso del trono mundial en Indianápolis, donde perdieron en la prórroga de la final ante Serbia.

Si hay un equipo que explota a fondo los beneficios de defenderse hasta las últimas consecuencias y de actuar en bloque ése es Grecia. Ya demostró su capacidad para manejar los partidos al adjudicarse el pasado Europeo, en el que fue magistralmente liderado por Papalukas. A los pesos pesados podría añadirse Francia de no ser porque ayer mismo se confirmó la baja de su mejor jugador, Toni Parker, por una fractura en un dedo. Un peldaño por debajo aparece la Alemania de Nowitzki pese a una mala fase de preparación culminada con un horrible partido ante Grecia en el que el ala-pívot de los Mavericks sólo anotó nueve puntos y su equipo perdió por 84-47, la Lituania de Macijauskas o el Brasil de Barbosa.

Los Mundiales, como los dos últimos, se los solía llevar Serbia. Pero le ha pasado, distancias aparte, algo parecido a lo de Estados Unidos. Ha reunido una colección de grandísimos jugadores, pero se ha visto minada por sus egos. Ha dejado de jugar en equipo y lo ha pagado con un 11º puesto olímpico y un sexto y un noveno europeos aun jugando en Belgrado. Dragan Sakota, sustituto de Zeljko Obradovic como seleccionador, ha hecho tabla rasa y sólo cuenta con tres de los que estuvieron en esa cita: Avdalovic, Rakocevic y Milicic. Se impone, pues, un periodo de transición en el país de Europa con más escuela y talentos y que sólo ha podido acudir a Japón gracias a una invitación de la Federación Internacional.

Habrá, en consecuencia, un cambio de jerarquía en un Mundial abierto y en el que la quinta de Gasol apunta a un sitio estelar.

Pau Gasol ensaya el lanzamiento.
Pau Gasol ensaya el lanzamiento.REUTERS

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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