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Agua de Benassal

Nos dijeron, cuando estudiábamos, que el agua es H2O. Esto es, que cada una de las moléculas que la componen estaba formada por dos átomos de hidrógeno que se unían con uno de oxígeno, y aquí acababa el misterio de su vida. Y también nos dijeron -quizás en otra asignatura- que el agua era incolora, inodora e insípida.

Pues bien, todo ha resultado mentira: el agua tiene color, huele, sabe, y además lleva en su entraña no solo los conocidos hidrógeno y oxígeno, sino sodio, y potasio, y magnesio, y sulfatos, carbonatos, fluoruros y cobaltos, como si de una bomba en trance de radiación se tratase.

Pero claro, como el cuerpo humano también lleva en su interior los susodichos componentes, y necesita proveerse de ellos de forma habitual, daremos por buena la mentira que nos contaban y aún agradeceremos que la vida sea más impura de lo que aparenta en el laboratorio, y que al trasegar el agua ingiramos a la vez, y por su caudal, los minerales necesarios para nuestra subsistencia.

Todas las aguas llevan disueltos en su seno determinados productos, pero hay algunas que por la característica específica de los mismos, o por encontrarse de forma notable en ellas al haberlos obtenido en su paso por los yacimientos subterráneos -amén de gozar de una solvente salud en general- llamamos aguas minerales, y éstas suelen tener benéficos efectos sobre nuestro organismo.

Entre las más notables de nuestra tierra se encuentra la que surge en Benassal, en las tierras altas de Castellón, que goza, según confiesan, de grandes propiedades diuréticas al ser muy pobre en sodio, mineral que, como es harto conocido por los hipertensos aficionados a las salazones, retiene los líquidos, produciéndose por mor de ello, una inconveniente elevación de la presión sanguínea.

El manantial donde el agua nace, Fuente en Segures, se encuentra a poca distancia del núcleo urbano, y es reconocido desde hace largos años como protector del riñón -cual si de una figura del santoral se tratara- y aún más desde que el duque de Vendôme, uno de los protagonistas de la guerra de sucesión a la corona de España, curara de sus afecciones renales al tomarlas, recibiendo así el duque cumplida paga a sus esfuerzos en pro de la causa que defendían los morellanos, y los hijos del mielero, que así se traduce el nombre de Benassal.

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