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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Carlos García, pianista

Con 92 años, seguía representando la excelencia del tango

Era como un bastión del tango que seguía trabajando con idéntico fervor a sus 92 años de edad. Hijo de españoles, nació en la bonaerense Capilla del Señor, el 21 de abril de 1914 y a los 6 años ya estaba estudiando piano. Su padre, oriundo de Albacete (la madre, Etcheverry, venía de la rama vasca), le descubrió la vocación al verlo tamborilear en la mesa y como no tenían piano le inscribió en una academia. Con 12 años ya aportaba un dinerito tocando en un cine del barrio porteño de Mataderos (época del cine mudo), y comenzó a estudiar armonía, composición e instrumentación con el afamado maestro Pedro Rubbione, y se mantuvo junto a él durante 40 años. Así se familiarizó con Scarlati, Schumann, Chopin y Mozart y el padre se empeñó comprándole un piano Breyer al comprender el talento de Carlitos, como se le conoció siempre en el ambiente artístico por su forma natural de ser, entrañable, bondadoso, generoso. Se formó en el tango nada menos que en la orquesta de Roberto Firpo, pianista como él, que en su momento era la más cotizada. Desde 1932 al 38 se mantuvo con el legendario maestro y luego demostraría su eclecticismo musical luciéndose en varias ramas.

Fue pianista del afamado dúo folklórico Martínez-Ledesma; entre 1938 y 1945 tocó en la jazz Hawaian Serenaders que hacía música norte y centroamericana y con la cual estuvo 5 meses en Brasil con notorio éxito. Fue asesor de una empresa discográfica y de Radio Municipal, acompañó un tiempo a la impagable Mercedes Simone, al folklorista Antonio Tormo que batía récords de popularidad y entre los muchos cantores de tango a quienes dirigiría y orquestaría desde su piano la cita comprende a Alberto Marino, Héctor Pacheco, Oscar Alonso, Rubén Juárez, Alfredo Zitarrosa, Hernán Salinas y Claudio Bergé entre otros. En 1978 la Municipalidad de Buenos Aires auspició un ciclo de Tangos por el mundo, que se realizó en el Teatro Presidente Alvear, con 55 músicos. Entre los tangueros notables estaban además de Carlos García, figuras como Enrique Francini, Héctor Stamponi y Leopoldo Federico. Y entre los músicos extranjeros invitados, gente de la talla de Billy May, Don Costa, Nelson Ridle y Johny Mandel.

Destacó como orquestador y arreglador de diversas formaciones orquestales y para cantantes de todo tipo, realizó giras por todo el país y estuvo en tres oportunidades en Japón donde sería ovacionado, aunque el destacaría "la atención respetuosa del público, los aplausos medidos tras cada interpretación y las calurosas ovaciones del final". Fue un destacado docente, labor que ejerció con mucha profesionalidad entre 1946 y 1960.

Fue uno de los fundadores del mítico Viejo Almacén de San Telmo, en 1969, donde fue aplaudido incluso por Don Juan Carlos I, dirigiendo un sexteto que incluía bandoneón, tres violines, bajo y él al piano. En el sello Odeón nos dejó un disco LP maravilloso con solistas como Leopoldo Federico, Elvino Vardaro, Panchito Cao, Horacio Malvicino, Domingo Rulio y Lado Nicolini conde expone con nitidez sus hermosas ideas musicales y su dominio de la escritura orquestal con un estilo especialmente melódico, cuajado de altas manifestaciones de solos breves y restallantes. También grabó con el guitarrista Roberto Grela 12 temas preparados para guitarra y orquesta, y otro de solos de piano.

Quizá su gran obra fue la creación de la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, diseñada por la Municipalidad porteña en 1980, que perdura y que codirigía desde su fundación con el bandoneonista Ruben Garello, y en los últimos años también se incorporaría en esta faceta otro fueye de renombre: Leopoldo Federico. Carlos García nos deja varios tangos de su autoría, entre ellos el más destacado: Racconto , que lleva letra de Margarita Durán y que le grabaron orquestas como Pugliese, Troilo, Caló o el Sexteto Mayor. Este excelente músico y mejor persona que trabajó hasta los 92 años, que atravesó las diferentes etapas del tango manifestaba: "Lo que aprendí en profundidad en música lo aplico al tango. Porque el tango es profundo". Y cuando el interlocutor entraba en el resbaloso tema de las vanguardias, era sentencioso: "El creador crea espontáneamente. Pichuco, Di Sarli, De Caro, Salgán y el mismo Piazzolla crearon su obra y ninguno de ellos se tildó de vanguardista. La vanguardia es un rótulo. Los creadores lo hicieron porque llevaban un fuego sagrado adentro".

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