Sospechas sobre las 'terribles' rusas
El rendimiento de algunas participantes aumenta los temores sobre la extensión del dopaje
Pocos días antes del comienzo de los campeonatos, los encargados de la lucha antidopaje del atletismo mundial anunciaron que, por primera vez en un Europeo, los atletas de medio fondo y fondo serían sometidos a análisis de sangre. Y, en efecto, no hay día en que no se vea en los vestíbulos de los hoteles a inspectores acompañando a deportistas hacia las instalaciones de control y su posterior regreso, con una tirita en el pliegue del codo donde se picó la vena. Suficiente para echarse a temblar, quizás. Pero no. Suficiente para que las autoridades atléticas sufran la frustración del policía impotente, aquél que ve cómo bajo sus mismas narices se comete un delito, pero que por cuestiones legales tiene prohibido intervenir.
La EPO corre libre por Marruecos y Rusia, y en atletismo sólo se busca en el 10% de los análisis
En efecto, a diferencia de otros deportes, como el ciclismo, el biatlón, el patinaje de velocidad y el esquí de fondo, en los que la superación de unos determinados niveles en algunos valores sanguíneos como el hematocrito o la hemoglobina suponen la retirada de la licencia durante 15 días como medida preventiva de la salud, el atletismo no utiliza los análisis de sangre más que como prueba interna que le permite intentar afinar más en los análisis de orina que buscan EPO, la forma más corriente de dopaje sanguíneo. Aún así, los resultados son frustrantes. Análisis de EPO sólo se efectúan a un 10% de los que pasan por el control de sangre. Y el porcentaje de positivos es descorazonadoramente mínimo. Las nuevas formas de uso de la EPO, las microdosis que se escapan a los análisis pero mantienen un alto valor de efectividad, han acabado con la validez de un método que desde su puesta en marcha, en 2000, ha tenido resonantes éxitos, como el positivo de Heras en la última Vuelta.
Así, tanto las autoridades antidopaje, como los técnicos de casi todos los países, como periodistas, aficionados y atletas afectados, tienen que soportar sin poder hacer nada por evitarlo exhibiciones de atletas que muestran todo tipo de valores sospechosos de dopaje, como la rusa Inga Abitova que, llegada de ninguna parte, con una fuerza increíble en la última vuelta, rebajó más de un minuto su mejor marca, se plantó como si nada en 30m 30s y reventó a la elegante holandesa Lornah Kiplagat en los 10.000 metros del lunes. "Y eso no es nada", augura un técnico español del medio fondo. "Ya veremos las rusas del 400, del 800, del 1.500, del 5.000..."
Una muestra de tan terrible poderío, de la fuerza devastadora que exhiben, la está comprobando diariamente Mayte Martínez, la subcampeona de Europa de 800 metros, que hoy las sufrirá en la final. "Son de otro mundo", dice la vallisoletana, quien, por su parte, hace apenas dos semanas, a su regreso de Navacerrada, padeció un episodio de anemia, de hematocrito por los suelos, que la tuvo tendida en la cama un par de días. "Las tres, Klyuka, Cherkasova y Kotlyarova, andan por el 1,57m y si otros años llegaban a los campeonatos pasadas de forma, ahora apenas han competido antes de Gotemburgo". A Martínez, de 30 años, le despierta, curiosamente, un tierno instinto la imponente Kotlyarova, que tiene su misma edad. "Me parece una madre. Quizás sea por el peinado, por el estilo, pero parece una señora mayor", dice de la poderosa rusa cuyas elevadas caderas se mueven al nivel del pecho de algunas rivales y que después de ser una gran cuatrocentista -bajó de los 50s- se pasó a las dos vueltas de pista hace dos años con notable éxito.
Según los expertos mundiales, hay dos focos en los que la EPO corre libre como el agua. Uno es Rusia, el otro es Marruecos, la zona del Atlas alrededor de Ifrane, adonde acuden atletas de todo el mundo a proveerse. Ante ellos, la única forma efectiva de reaccionar es la manera en la que la federación francesa ha actuado con su atleta Essarokh, de origen marroquí, que se entrena en Ifrane. Hace apenas un mes, Essarokh, de 32 años, se convirtió en la primera francesa que bajaba de los 4m en los 1.500 metros. El lunes, la federación francesa anunció su baja en el Europeo debido a que sus parámetros de salud hacían recomendable el reposo, un eufemismo para indicar que sus valores hemáticos estaban desbocados. Sin embargo, tanto la federación internacional como la Europea, presionados por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), no pueden aplicar tal medida preventiva que garantizaría la igualdad de oportunidades de los participantes.
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