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Reportaje:Atletismo | Campeonatos de Europa en Gotemburgo

"El mejor equipo de Europa"

Casado, con toda la facilidad del mundo, Gallardo e Higuero se meten en la final de los 1.500

Carlos Arribas

Entre los tranvías de Gotemburgo, sobre los adoquines, un hombre con un chándal amarillo chillón zigzaguea. Con facilidad, trotando, cambia el peso de una pierna a otra, se mezcla con la gente, mira los semáforos, cruza las calles de inexistente tráfico, desaparece detrás de una esquina. Son las 11 de la mañana. Es Ivan Heshko.

Sergio Gallardo tiene las piernas marcadas. Pequeños riachuelos de sangre descienden por sus espinillas. Son las señales de la batalla. Las marcas que le ha dejado la semifinal de 1.500, una carrera en la que el novato leonés no ha estado a gusto en casi ningún momento, se ha sentido fuera de cacho, ha gastado más energías de lo que pensaba para clasificarse para la final de mañana. "Éstas son las marcas de los clavos de Heshko", dice Gallardo mostrando los estigmas de la guerra. Y continúa, admirado: "Me las hizo antes de escurrirse como una anguila, de deslizarse por el medio de todo el grupo, de hacer una diagonal desde atrás, dos eses, y, con una facilidad increíble ponerse en cabeza".

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Heshko, camiseta amarillo chillón, simplemente perseguía una sombra roja, la imponente figura de Arturo Casado, el madrileño que, con la misma facilidad que el tremendo ucraniano, había pasado, segundos antes, de la cola del grupo a la cabeza. Allí se mantuvo, evitando peligros, rebajando el ritmo de marcha -más aún: terminaron en 3m 47,12s- y vigilando por el rabillo a Heshko. Y así los dos, uno junto al otro, sin más molestias, desfilaron por la última recta, clasificándose con tal facilidad que Casado no pudo sino exclamar después: "Hemos dado muy buena sensación. Somos el mejor equipo del campeonato y lo vamos a hacer muy bien en la final. Yo he pasado con el mínimo esfuerzo".

Lo mismo le habría gustado decir a Juan Carlos Higuero, pero el burgalés volvió a sufrir una de sus célebres cabeza a pájaros entre el 800 y 1.200. Del estado de ensimismamiento, peligroso, pues sin darse cuenta Higuero iba dando saltos de acá para allá, desplazado, le sacó la sombra azul pálido de Medí Baala, el francés, el actual campeón de Europa, que a 300 metros dio un tremendo cambio de ritmo. Higuero se despertó y con facilidad se pegó a sus pies. "Pero luego le dejé irse", dijo el de Aranda. "Me había hecho un 200 en 26s, y no me interesaba picarme. En una carrera a 3m 40s, eso de Baala no es difícil de hacer. Con clasificarme para la final me bastaba. No tengo que gastar nada de más, que luego tengo que correr el 5.000".

Marta Domínguez también pensó en algún momento en doblar de prueba. En marcarse un 10.000 y después un par de cinco miles, pero después de la final de ayer decidió definitivamente pasar del 5.000, la prueba de la que es la actual campeona. Temía la palentina quedarse corta en el 10.000, y ya había avisado que no sabía cuando su cuerpo diría basta. Lo dijo a los 8.600 metros de una carrera lanzada a ritmo de mítin por Lornah Kiplagat. Esperaba Domínguez pasar por los 5.000 en 15m 50s, y lo hicieron en 15,16. Un ritmo tremendo que si bien le permitió batir el récord de España, los 31,14 de Julia Vaquero de hace nueve años y, en el segundo 10.000 de su vida convertirse en la primera española que baja de los 31m (acabó en 30m 51,69s, casi un minuto menos que su mejor marca), la dejaron a falta de tres vueltas fuera de las medallas. "Parco consuelo es el récord", dijo luego. "Para los récords están los mítines, yo venía a por medalla". Terminó séptima. Pudo contemplar desde la distancia cómo en la última vuelta la rusa Abitova, una maratoniana reconvertida, fulminaba a Kiplagat.

Noveno terminó Manolo Martínez. Por un puesto no puede considerarse finalista. En la clasificación matinal pasó con facilidad de los 20 metros. No así por la tarde, donde se quedó en 19,68 metros. Sin embargo, ni el mejor Manolo Martínez del año habría podido luchar por las medallas, que se ganaron en la frontera de los 21 metros, con el alemán Ralf Bartels espléndido, ganador con su último lanzamiento, 21,13 metros.

Heshko y Arturo Casado se disputan el triunfo en su serie. Tras ellos, Sergio Gallardo.
Heshko y Arturo Casado se disputan el triunfo en su serie. Tras ellos, Sergio Gallardo.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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