Comienza el festival español

Gotemburgo, ciudad portuaria. Verano sueco. Luz cálida. Sol picante. En un banco del parque, bajo un roble, Marta Domínguez y Manolo Martínez, capitana y capitán del equipo español de atletismo, juegan, ante la prensa, a ser Don Juan y Doña Inés. El ambiente bucólico conmueve a José María Odriozola, presidente de la federación, quien no puede sino exclamar: "Esto va a ser un festival español". Esto son los Campeonatos de Europa de atletismo, que comienzan hoy en el estadio Ullevi de la segunda ciudad sueca, y el festival español no puede ser sino el baño de medallas que espera a los atletas del equipo hispano, que, con 78 deportistas, el contingente más grande de su historia, es el tercero por número en estos campeonatos tras Rusia y Alemania.

Lesionados o agotados, faltan en Gotemburgo Alberto García, Estévez, Canal, Lamela o Reina

Odriozola, presidente de la federación de atletismo, vaticina que España ganará 18 medallas

En un campeonato europeo no hay, evidentemente, americanos, que son los que dominan las pruebas de velocidad, ni, claro, africanos, los reyes del medio fondo y el fondo. Sí que hay, y muchos, rusos y rusas, bielorrusos y germanos, los que controlan el atletismo femenino, los lanzamientos y los saltos. Y hay, por supuesto, suecos y suecas, pocos, pero tan buenos que son los mejores del mundo en lo que hacen, salto de altura, triple salto y decatlón. Y en esta situación geopolítica, el atletismo español encontrará, como en Múnich, hace cuatro años (15 medallas) su territorio de expresión, que es la marcha, el fondo, los lanzamientos de Manolo Martínez y los saltos de las mujeres. Y el 1.500.

Y todo esto sin contar que, lesionados, deprimidos o agotados, faltan en Gotemburgo puntales históricos del equipo español, como Alberto García (oro en Múnich en 5.000), Reyes Estévez (plata en 1.500), David Canal (plata en 400), Luismi Berlanas (bronce en 3.000 obstáculos), Yago Lamela (bronce en longitud), Antonio Reina y Natalia Rodríguez.

Ello no obsta para que cuatro años después del apogeo muniqués el entusiasmo contagioso haya invadido a directivos, técnicos y atletas. Y que entre unos y otros se lancen y devuelvan alabanzas. Odriozola, el presidente que tanto sabe, no teme pillarse los dedos elevando a Juan Carlos Higuero a la categoría de mito. No sólo, opina el presidente, ganará el 1.500, sino que, a lo Michel Jazy, el legendario galo, doblará victoria en el 5.000, una distancia en la que es prácticamente un novato a estas alturas. E Higuero, el arandino que suele abandonar la prudencia los días previos a las grandes competiciones internacionales, para lamentarse después por ello habitualmente, acepta la dinámica. "No soy yo quien los carga de presión", dice Odriozola. "Son ellos los que hablan y hablan". Y, efectivamente, ellos hablan. E Higuero, animado por su nuevo título de campeón de España y, sobre todo, por su marca de 3m 31,57s, la mejor de su vida, asiente. Sí. No sólo se siente más fuerte que el terrible ucranio Heshko y que el fino francés Baala, el que derrotó por milésimas a Estévez en Múnich, sino que, con una moral a prueba de historias decepcionantes, se siente capaz de doblar. Es el nuevo Higuero, dicen del atleta que a los 28 años empieza a dar señales de madurez.

Higuero, y Arturo Casado y Sergio Gallardo, sus dos compatriotas del 1.500, debutan hoy en las semifinales, con lo que aún se tardará en comprobar lo fundado de su optimismo. Pero hoy también podrá comprobarse si el optimismo presidencial, si Odriozola, el hombre de las 18 medallas, empieza a acertar en sus vaticinios. Hoy es la final directa del 10.000 femenino, y la clasificación y la final del peso. Hoy es el día de Marta Domínguez y Manolo Martínez, los más veteranos.

Espalda contra espalda en el romántico banco del parque, a Marta Domínguez (30 años) y Manolo Martínez (31) les une también un recuerdo no demasiado feliz de su actuación en el Mundial de Helsinki hace justamente un año. La fondista palentina llegaba después de una lesión que le mantuvo año y medio coja y el lanzador leonés recuperándose de una enfermedad que le había hecho perder 30 kilos. Domínguez superó la crisis de vocación, el puesto 14º en la final de 5.000, buscando motivaciones nuevas, escapando de la presión. "Por eso me he pasado al 10.000", dijo ayer Domínguez, actual campeona de Europa de los 5.000. "Es una distancia en la que no tengo referencias, pero también una distancia en la que nadie, ni yo, me puede exigir nada, nadie me podrá comparar con nadie. Y si hubiera corrido el 5.000, no ganarlo habría sido un fracaso". Martínez no puede disfrutar de la ventaja de cambiar de prueba, así que para pasar de un 2005 "para olvidar" no le ha quedado más remedio que atarse los machos y tirar para adelante. Poco a poco va ganando peso -"ya estoy en 132, he recuperado 10 desde el año pasado, ya sólo me faltan otros 10 para estar en mi peso, lo que se me hace duro, porque no puedo tomar azúcar"-, va recuperando las sensaciones técnicas y va dándose cuenta de que hay más cosas en la vida que el atletismo, como, por ejemplo, sus dos gemelas, Telina -homenaje al monte Teleno-y Eraduey -ídem por el río Valderaduey-, de apenas tres meses de edad.