La vida de un ebanista 'vale' 5.000 euros
La familia del hombre muerto a golpes para robarle en el barrio de Salamanca pide la colaboración ciudadana para detener a los autores
Bautista Monje Quesada, de 56 años, no podrá irse de vacaciones con su nieto el próximo domingo, como tenía previsto. Había decidido marcharse con su esposa y su nieto a la provincia de León y después a Huelva. Para descansar de su trabajo de ebanista. Pero todo ha quedado en mera ilusión. Este vecino de la zona de Puerta de Hierro (distrito de Moncloa) murió la noche del martes tras recibir un fuerte golpe en la cabeza tras cobrar 5.000 euros en una sucursal bancaria del barrio de Salamanca. Ahora, la familia pide la colaboración ciudadana para intentar detener a los dos agresores que le mataron.
Monje salió de su casa, en la calle de Nueva Zelanda, poco antes de las once de la mañana del martes. Le dijo a su mujer que tenía que cobrar un trabajo realizado por su empresa, Vico, SA, en la que trabaja desde hace unos 10 años. Después iba a una gran superficie de bricolaje para comprar unas escaleras para la casa del pueblo leonés.
La víctima cobró en efectivo un trabajo hecho por la empresa para la que trabajaba
Este ebanista veterano entró a las once en la sucursal que Barclays Bank tiene en la confluencia de las calles de Diego de León y Velázquez. Había quedado con la hija de un cliente, que trabaja en la entidad bancaria. Aparcó su furgoneta en una zona próxima de carga y descarga, tras lo cual entró en el Barclays. La mujer le entregó un sobre que contenía los 5.000 euros. Ahí, sin que Monje lo supiera, fue marcado por una banda de cogoteros (ladrones por la espalda que asaltan a personas que sacan mucho dinero). De hecho, la muerte del ebanista es la primera en la región efectuada por este tipo de ladrones, que se caracterizan por su extrema violencia y sangre fría.
El vecino de Puerta de Hierro salió del banco sin percatarse de que le seguían dos hombres. Los testigos los describieron como de aspecto suramericano. Sin mediar palabra, le propinaron un fuerte golpe en la cabeza, lo que le produjo una gran pérdida de sangre. "Tuvo que haber pelea. Cuando pudimos ver el cadáver, vimos que en la mano derecha tenía un pelo. Eso y las heridas que tenía en la cara y en los nudillos nos hace pensar que intentó defenderse. Desde luego, su carácter era no dejarse avasallar", comenta Esperanza Díez, la viuda de Monje. A eso se une que las gafas que llevaba el fallecido también estaban dobladas y con muchas huellas.
La víctima quedó tendida en el suelo, en medio de un gran charco de sangre. Cuando llegaron los facultativos del Samur-Protección Civil lo encontraron inconsciente. Había recibido un fortísimo golpe en la cabeza. Fue trasladado al hospital Gregorio Marañón, donde ingresó con pronóstico muy grave. Las primeras pruebas confirmaron los peores extremos: Monje sufría muerte cerebral.
"Siempre era muy puntual. Le puse la comida a las dos de la tarde como siempre. Pero se retrasó mucho. No me preocupé porque pensé que se había entretenido. A las tres menos cuarto me llamaron del Gregorio Marañón y entonces ya me dijeron lo que había pasado", recordaba Díez.
Los médicos del Gregorio Marañón sometieron a más pruebas a la víctima, pero al final decidieron desconectarla de las máquinas que lo mantenían con vida a las diez de la noche. La familia quiso donar los órganos, pero el juez que instruye el caso se lo denegó al igual que la incineración del cadáver. "Estaba contando las horas que nos quedaban para irse de vacaciones. Le hacía mucha ilusión el que se viniera con nosotros nuestro único nieto, de dos años y medio. Ahora te das cuenta de que no somos nadie", añadía con entereza la viuda.
"Ha sido un golpe fortísimo. Cuando lo ves en la tele, parece que nunca te va a pasar a ti. Esto, desde luego, tiene que acabar, porque antes los homicidios eran un acontecimiento en Madrid. Ahora, tristemente, se han convertido en algo habitual y la violencia está en todas partes", criticaba Díez.
En lo que va de año han fallecido en la región de manera violenta 43 personas, lo que supone nueve más que las 34 registradas en el mismo periodo de 2005. Esto supone un aumento del 20% en los siete primeros meses del año.
La familia de Monje ha pedido la colaboración ciudadana para que las personas que hayan visto el ataque que sufrió Monje se pongan en contacto con los investigadores. Basta con acudir a la comisaría de policía más cercana o llamar al 091. En todo momento se mantendrá el anonimato, según recuerdan los familiares, por lo que no deben temer ningún problema. "Ocurrió en una calle muy céntrica de Madrid y a una hora a la que hay mucho movimiento de personas. Seguro que hubo gente que lo vio, pero que no supo las trágicas consecuencias que tuvo para mi padre", recordaba una de las dos hijas del fallecido.
El grupo VI de Homicidios de Policía Judicial, que se encarga de las pesquisas, ha interrogado ya a tres testigos del ataque. También están colaborando en las investigaciones el grupo antiatracos de la policía madrileña y la Brigada de Policía Científica. Los familiares entregaron ayer las ropas que llevaba el fallecido para que fueran analizadas.
Monje se había dedicado toda la vida a la ebanistería. Entró en el oficio a los 14 o 15 años. Tres de sus cinco hermanos se trasladaron a Tarragona, donde también siguieron este empleo. "Era muy buena persona. Le gustaba mucho el campo y el salir por la naturaleza. Además, era muy familiar. Su nieto tenía pasión por él", concluye la viuda.
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