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Un consultorio alicantino lleva sin refrigeración 5 días por una avería

Pacientes y sanitarios critican la tardanza en arreglar la anomalía

En el consultorio médico del barrio de San Gabriel, en Alicante, los abanicos y ventiladores se han convertido en un instrumento casi tan imprescindible como las vendas o las recetas. Una avería obliga a usuarios y trabajadores a soportar la ola de calor sin aire acondicionado desde el pasado sábado. Los afectados criticaron ayer la tardanza en reparar la anomalía. El Ayuntamiento espera que se arregle hoy.

Distinguir a los médicos y enfermeros de los pacientes del consultorio médico de San Gabriel resulta complicado, porque nadie lleva bata. "Hace demasiado calor", comentan los trabajadores, que aprovechan cualquier momento de respiro para reunirse en la sala más fresca de un centro en el que todas las puertas y ventanas están abiertas de par en par.

El aire acondicionado se estropeó el sábado, cuando el consultorio, que abre de lunes a viernes, sólo está ocupado por el médico, la enfermera y el camillero del SAMU. Ellos son, en opinión de sus compañeros, "los que peor lo están pasando", porque sus dependencias carecen de ventilación. El martes, un técnico revisó la máquina que refrigera el consultorio y vaticinó, para disgusto de la plantilla, que habría que encargar una nueva. Un portavoz del Ayuntamiento, encargado del mantenimiento del centro, matizó que sólo hará falta cambiar una pieza que ya está encargada: "Nos avisaron de la avería el lunes y esperamos que mañana [por hoy] esté reparada", concretó.

Los trabajadores, sin embargo, no están demasiado satisfechos con el gobierno local porque, según lamentan, no les ha aclarado cuándo se solventará la avería. Las administrativas que atienden a los usuarios, según la empleada Rosa Poveda, se han tenido que traer los ventiladores de casa después de pasar dos días "horrorosos". En la consulta de curas, la enfermera Mari Carmen García, que está embarazada, trabaja empapada en sudor, "porque cuando atiendes a alguien hay que cerrar las ventanas, no sea que desde fuera lo vean desnudo". La sala alberga un frigorífico repleto de medicamentos que el martes se mantenía a cinco grados y que ayer alcanzó los diez. "De tanto calor se disparó y echaba agua por arriba", afirmaron los empleados.

Mientras, en la sala de espera, los usuarios esperan su turno armados de abanicos y, como admite Paqui Femenía, de mucha paciencia: "Me parece fatal que aún no esté arreglado, aunque los que peor lo pasan son los médicos porque están aquí todo el día".

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