"El cliente ideó mi marca"
Al terminar Diseño Industrial, Nani Marquina (Barcelona, 1952) soñaba con dedicarse a lo que había estudiado. "En esos años era muy difícil", recuerda. "Por eso empecé con decoración, estampados, y de ahí pasé a las alfombras". Como no encontraba una industria para sus diseños, optó por hacerlo ella misma: "Le dije al fabricante que le compraba el producto, convenciéndole de no pagar al contado, y empecé a vender".
Pregunta. Y el fabricante gana un cliente.
Respuesta. Acaba suministrando lo que tu crees que el mercado necesita. En el textil, lo primero que te preguntan es cuántos miles de metros quieres. Pedir unas cuantas alfombras era imposible.
P. ¿Cómo decidió convertir su nombre en una marca?
R. Las primeras alfombras estaban firmadas y tuvieron mucho éxito. Las cuatro tiendas que las vendían las conocían como las de Nani Marquina. Mi marca fue una idea del cliente. Él la ideó. Cuando se identifica un producto con una persona, ya tienes ganado mucho. Es habitual en la moda.
P. ¿Cuándo empezaron a producir fuera?
R. En 1993. Muy poca gente trabajaba con la India, que es donde mejores resultados hemos obtenido. La producción es artesanal, pero con mentalidad industrial.
P. ¿Resultó complicado?
R. Al principio, mucho. No existía Internet y era un drama. Había que rezar para que pasaran los faxes. Pero como nos ofrecía tantas ventajas, no pareció tan difícil.
P. ¿Y económicamente?
R. Se paga al contado, pero tenemos mejores márgenes. Antes trabajábamos con empresas que no apostaban por ti, todo eran problemas. Ahora, cuando vamos a la India, en el hotel hay cola de fabricantes que quieren trabajar con nosotros.
P. Algunas alfombras da reparo pisarlas.
R. Es verdad. Algunas incluso a mí, porque son bonitas. La de las hojas es más para tenderse.
P. ¿Sus alfombras son caras?
R. Un poco, aunque queda fatal que lo diga. La estructura que requiere la investigación y el diseño crea costes elevados. Hay gente que lo entiende y está dispuesta a pagarlo, incluso jóvenes que no tienen para el sofá pero se enamoran de una alfombra.
P. ¿En el extranjero, dónde venden más?
R. En Estados Unidos. El porcentaje de mercado con interés por el diseño es poco, pero si lo pillas... Vendemos de una manera muy distinta, on line, por catálogo.
P. ¿Qué ha quedado del boom del diseño catalán?
R. Muchas cosas. Gracias a aquello, aquí se sigue hablando de diseño, y en Madrid, poco. Mucha gente viene a ver qué pasa. La Administración pública debería invertir más en diseño.
P. ¿Sigue siendo elitista?
R. Hay que agradecer a empresas como Ikea que lo han puesto al alcance de todos. En Barcelona se respira que el diseño está normalizado y en España también. Lo que ocurre es que en según qué zonas no hay tanta aceptación.
P. ¿Cuál ha sido la clave de su éxito?
R. Tener una idea y seguirla, ser persistente. Me he pegado hartones de trabajar y he tenido que combinar dos áreas muy distintas, la gestión y el diseño.
P. ¿Y cuál es su sueño ahora?
R. Que mi hija de 28 años pueda vivir lo que yo con esta empresa. Y ampliar producto, crecer, globalizarnos. Trabajar con otros países, lugares donde la artesanía y la cultura sobre las alfombras nos aporte conocimientos. Tener centros de producción en todo el mundo. Bueno, no en todo. Hay sitios donde no puedes ni poner los pies.
Datos
- Las oficinas de Nani Marquina son una metáfora del ideal de transformación de la industria textil catalana. Están en el barcelonés barrio de Gràcia, en una antigua fábrica de la que hace tiempo desaparecieron los telares.
- Galardonada con el Premio Nacional de Diseño en su última edición, esta artista y empresaria fabrica en la India y en Marruecos las alfombras que llevan su nombre.
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