_
_
_
_
Reportaje:

La revancha soñada de Basile

El ex entrenador del Atlético retorna al frente de la selección argentina 12 años después

Quienes conocen bien a Alfio Basile dicen que nunca se le vio tan sonriente como en estos últimos días, desde que Julio Grondona, presidente de la Federación argentina de fútbol, le eligió para tomar el testigo como seleccionador del país una vez que José Pekerman decidió no seguir al frente del equipo tras el Mundial de Alemania. Y dicen también que ni siquiera la confesada tristeza que le provoca dejar el banquillo del Boca, con el que ganó los torneos Apertura y Clausura y la Copa Sudamericana en la última temporada, logra disimular la inmensa satisfacción por volver al puesto que ya ocupara entre 1991 y 1994 y que el dopaje de Diego Maradona en el Mundial de EE UU truncó de manera imprevista.

"Cuando haga la primera lista se verá lo que quiero. Conmigo estarán los que jueguen bien"

"Siempre soñó con la posibilidad de una revancha", afirman sus amigos de toda la vida: Panadero Díaz, su compañero en la defensa del Racing, campeón Intercontinental de 1967, y eterno ayudante de campo; Mostaza Merlo, que ahora entrena a ese mismo Racing; o el Chiche Sosa, hoy técnico del Huracán, con quienes mantiene la inalterable costumbre de reunirse a cenar asado en un restaurante de Buenos Aires y prolongar la tertulia futbolera hasta bien entrada la madrugada, whisky y cigarrillos por medio. Porque si algo define al Coco Basile es su fidelidad a sus hábitos, a sus códigos, a su gente, ya sea en estos tiempos de dicha o en épocas menos felices, como aquella vez, hace ya una década, cuando le bramó "me cago en el contrato" a Jesús Gil para liquidar su vínculo con el Atlético de Madrid.

"La última vez que coincidimos fue el año pasado, en un torneo en Corea, y era el mismo Coco de toda la vida, dueño de una personalidad desbordante, el tipo que gritaba y se llevaba todo por delante cuando de pibes jugábamos juntos al papi-fútbol (modalidad de fútbol infantil con seis jugadores por equipo) en el club Rivadavia de Bahía Blanca" , recuerda Ángel Cappa, quien conoce al nuevo seleccionador argentino casi desde la cuna, porque nacieron en la misma ciudad, 600 kilómetros al sur de Buenos Aires. Fue justamente ese talante el que le permitió a Basile sobresalir entre sus pares. "El primer verano de aquel equipo, en el puesto del Coco jugaba otro chico, un fenómeno, y quedamos campeones", rememora Cappa. "Al año siguiente, ese chico pasó de categoría y entró Basile: perdimos. Pero mientras nuestro crack nunca jugó ni en Bahía Blanca, el Coco llegó a ser un hombre importante en el fútbol argentino".

Hoy, aquel grandullón que en sus tiempos adolescentes mezclaba el balón con los guantes de boxeo, que como jugador fue campeón y referente en Racing y Huracán, cuenta 62 años, se peina con fijador la cabellera cada vez menos abundante, habla con voz ronca, no se quita el cigarrillo de la boca y no le preocupa en lo más mínimo parecer un entrenador "a la antigua". Para él, un típico exponente del personaje de barrio porteño, valen más la integridad moral, la palabra empeñada o el afecto de los suyos que la imagen mediática o la mentira demagógica.

Y consecuente consigo mismo, entiende el fútbol con la sencillez de sus raíces, lejos de análisis tecnológicos y modernidades absurdas. "Cuando haga la primera lista se verá lo que quiero, pero ustedes ya lo saben: conmigo estarán los que jueguen bien", dijo a modo de presentación, y nadie necesitó pedir más explicaciones. ¿Para qué? Si el Coco Basile que el próximo 15 de septiembre se hará cargo de la selección argentina es el mismo de siempre, el de la personalidad ganadora y la mirada segura, el que sabe de fútbol porque ha vivido aprendiéndolo desde que era pibe y se lo llevaba todo por delante, allá en su Bahía Blanca natal.

SCIAMMARELLA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_