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Reportaje:Transporte en Madrid

Tres subterráneos para 900 metros

Los vecinos de Costa Rica afrontan la construcción del tercer paso inferior en 12 años

Los vecinos y comerciantes de la calle de Costa Rica acumulan 30 meses de obras en 10 años. Y no han acabado. El año próximo aparecerán de nuevo ante sus casas las excavadoras. El Ayuntamiento ha proyectado un nuevo túnel de 750 metros para unir los ya existentes en las plazas de República Dominicana y de José María Soler, distantes menos de un kilómetro. El plan llega sólo siete meses después de que fuera inaugurado el último subterráneo.

En 1995, el entonces alcalde José María Álvarez del Manzano acudió a la inauguración del túnel de la plaza de la República Dominicana. Los vecinos aplaudieron la obra que unió la calle de Alberto Alcocer con Costa Rica y que costó 2.500 millones de pesetas (15 millones de euros). Diez años después, el pasado diciembre, la escena se repetía, sin la misma algarabía del vecindario. Ruiz-Gallardón abrió al tráfico el pasadizo de la Plaza José María Soler, apenas dos manzanas más allá del anterior, con un coste de 24 millones. Desde el primer momento los vecinos pidieron aprovechar la obra para unir ambos subterráneos. Eso se hará, pero en el próximo mandato y con otra obra mediante.

"Si me levantan la calle otra vez, vendo el local", afirma Jaime Benito, propietario de una copistería. "Si entierran este tramo, la calle se queda comercialmente muerta. Los vecinos se tienen que dar cuenta de que esto no es una urbanización", se queja Benito, como la mayoría de los comerciantes. En el lado contrario están los beneficiados: los vecinos. "El tráfico nocturno es insoportable", afirma una mujer que pasea a su hijo. Pero añade: "Levantar otra vez la calle, cuando pedimos que unieran ambos túneles hace un año, me parece innecesario".

El Ayuntamiento se escuda en las peticiones vecinales para volver a abrir la calzada. "No nos podemos echar atrás. Si lo pedimos entonces, no nos vamos a negar ahora";

"Se va a quedar la zona más tranquila"; "Aunque sean muchos meses, merece la pena", se escucha en una tertulia. "Es un total disparate. Que lo hubieran hecho antes",

asegura Javier Gonzalo, un joyero que ya ha consultado al barrio para exigir indemnizaciones: "Hace una semana vino un cliente diciéndome que no venía desde hace un año por el follón de las obras".

El enfrentamiento entre hogares y comercios es palpable. Fernando Muñoz, un taxista que también vive en el barrio, expresa el punto de vista de los dos colectivos. "¿Quién paga la obra? Esta bien que desaparezca el tráfico, pero, al final, comercios y vecinos somos los que vamos a pagar tres túneles cuando podíamos haber ahorrado años de escombros", reflexiona el taxista.

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