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Día de caos en el aeropuerto de El Prat

Paciencia y mucho móvil en Barajas

A las 8.45 de ayer salió del aeropuerto de Barajas (Madrid) el último avión de Puente Aéreo de Iberia que, con 50 vuelos diarios en ambas direcciones, concentra la mayor parte del tráfico aéreo entre la capital de España y Barcelona. No despegó ninguno más en todo el día.

Los pasajeros esperaron durante horas, con resignación, paciencia y haciendo un uso intensivo del teléfono móvil. El bar se convirtió en principal sala de espera, larga espera, donde se compartieron noticias y rumores sobre la situación en El Prat y se fraguaron algunas alianzas para alquilar y compartir coche y hacer el viaje por carretera.

Iberia, que hasta primera hora de la tarde confiaba en poder reanudar el Puente Aéreo, anunció a las cinco de la tarde, la cancelación de todos sus vuelos entre Madrid y Barcelona hasta hoy a las seis se la mañana. Poco antes había comunicado la disponibilidad de autocares para cubrir el trayecto. A los pasajeros que prefirieron quedarse en Madrid, la compañía les ofreció hoteles.

También Spanair y Air Europa suspendieron ayer por la tarde, y hasta hoy por la mañana, sus vuelos a Barcelona y ofrecieron hoteles a sus pasajeros. En total, según informó AENA, se cancelaron ayer 97 vuelos en Barajas (47 salidas hacia Barcelona y 50 llegadas). No se produjeron incidentes en el aeropuerto, que ayer cumplía su primer día de operación salida, con 1.241 vuelos programados. El cierre del aeropuerto de El Prat obligó a anular muchos compromisos de trabajo (dependientes de los vuelos de la mañana) y dejó en tierra a muchas personas que contaban con el regreso tras la jornada laboral (en los vuelos de la tarde). Unas 7.000 personas usan cada día sólo el Puente Aéreo de Iberia. El conflicto también afectó, entre otros, a muchos viajeros con enlaces de vuelos. Una familia que regresaba ayer de sus vacaciones en México comentaba con paciencia -y algo de asombro- que había salido todo estupendamente en su viaje, que no habían tenido ningún contratiempo, "hasta precisamente el final, el último vuelo: de Madrid a Barcelona".

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