Una gestión inviable

La crisis en el gigante aeronáutico europeo EADS, detonada por el retraso en las fechas de entrega del Airbus 380, se zanjó con la destitución del copresidente del grupo, Noël Forgeard, y del primer directivo de Airbus, Gustav Humbert, sustituidos por Louis Gallois y Christian Streiif. El nuevo equipo se ha apresurado a transmitir sus deseos de cambio empresarial anunciando una nueva versión del A-350 de tamaño medio -podrá transportar entre 270 y 350 pasajeros- para competir con el B-787 de Boeing. La decisión de Airbus implica un cambio estratégico. La apuesta casi monotemática por el A-380, un modelo pensado para volar a grandes distancias y transportar entre 500 y 800 pasajeros entre grandes aeropuertos como centros de distribución, se complementa ahora con un modelo de transporte pensado para vuelos directos entre todo tipo de aeropuertos.

Desde su creación, la dirección de EADS se configura como el resultado de la relación política y económica entre Francia y Alemania, los dos países dominantes del consorcio. La competencia entre los intereses de ambos ha lastrado la reacción de Airbus y explica parte de los retrasos de fabricación del modelo estrella A-380. Cada decisión relevante ha originado tensiones entre Francia y Alemania, y damnificado esta opción frente a otras más rápidas, consensuadas y menos burocráticas. Hay que saber si la reforma de EADS se plasmará en una dirección más ágil, moderna y capaz de hacer frente a las exigencias de un mercado que no puede esperar el resultado de las divergencias políticas entre los dos mayores socios. Una gestión empresarial eficiente exige un responsable único en EADS, depositario de la confianza de todos los países europeos.