Argelia: golpe a las petroleras extranjeras
El Ejecutivo modifica la ley de hidrocarburos para restringir participaciones y beneficios de las multinacionales
Chakib Jelil, el titular de Energía de Argelia, dio, a principios de abril, un tirón de orejas a Repsol YPF y a la italiana Edison. Ambas habían hecho públicos nuevos descubrimientos de crudo. "Esas empresas no tienen derecho a anunciar nada sin coordinarse con Sonatrach [la petrolera estatal] y sin el acuerdo del ministerio", advirtió Jelil en el Parlamento. Algunos de los ejecutivos de las multinacionales se pensaron entonces que aquél era uno de los últimos arrebatos de un poder público firmemente comprometido con el liberalismo económico. No sabían que lo peor estaba aún por llegar con una inminente modificación de la ley de hidrocarburos que restringe sus participaciones y beneficios.
Gracias al auge del precio del barril de crudo, Argelia pasa por su mejor racha económica desde su independencia de Francia en 1962
"A los socios extranjeros no les va a gustar que se les quite una parte de sus super ganancias", admite el ministro de Energía argelino
A los "socios extranjeros no les va a gustar que se les quite una parte de sus superbeneficios; lo verán como un punto negativo", reconoció Jelil al explicar ante la prensa el alcance del cambio.
Más aún que las variaciones introducidas en la ley, lo que primero preocupa a los afectados es el calendario. Tras cuatro años de titubeos, la anterior legislación entró, por fin, en vigor hace sólo un año y he aquí que va a ser profundamente alterada. Será "una curva de 180 grados", señala la prensa de Argel.
"Estas modificaciones de legislación no ayudan a guiar a los inversores", se lamentaba el rotativo La Tribune. "La inestabilidad legislativa corre el riesgo de demorar las inversiones", añadía.
Después, está el fondo de la cuestión. El anteproyecto de ley adoptado por el Ejecutivo eleva al 51% la participación de Sonatrach, la petrolera estatal, en los contratos de exploración y explotación suscritos con compañías extranjeras. Hasta ahora oscilaba entre el 20% y el 30%.
Otro tanto sucede con las concesiones para el transporte de los hidrocarburos, mediante oleoductos y gaseoductos, en los que la empresa estatal argelina también deberá ostentar ahora al menos el 51%.
Peor aún, otra enmienda prevé instaurar una tasa del 62% sobre los beneficios "excepcionales" de las multinacionales que operan con contratos referidos a la ley de 1986 que ahora grava las ganancias un 48%.
Mientras el barril de crudo rebase los 30 dólares -actualmente gira en torno a los 75-, el Estado argelino considerará que los beneficios son extraordinarios. "La tasa variará también en función de la producción y va a permitir al Estado quedarse con una parte de las grandes rentas obtenidas" por las empresas, precisó Jelil.
En 2005 las multinacionales petroleras repatriaron de Argelia unos 3.500 millones de dólares, según el informe anual del Banco Central.
El barril por las nubes
En Londres o en Argel, Jelil ha explicado estos días que la anterior ley fue aprobada para atraer a toda costa inversión extranjera en el sector cuando no se preveía que el precio del barril se mantendría tan alto, o incluso subiría, y Argelia necesitaba rellenar sus arcas.
Ahora sus reservas de divisas han rebasado los 60.000 millones de dólares -a fin de año alcanzarán los 80.000- y, gracias a los reembolsos anticipados, la deuda externa argelina ha caído hasta 4.500 millones.
Considerada como demasiado liberal la anterior ley fue combatida con ahínco por los sindicatos y la clase política. Uno de sus principales detractores fue Hocine Malti, antiguo vicepresidente de Sonatrach. "No hay, en el ámbito internacional, ningún otro ejemplo de un país que haya adoptado una legislación similar", argumentaba en uno de sus artículos.
Malti ponía como ejemplos a los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y Bolivia, Evo Morales. "La nueva ley boliviana sobre hidrocarburos está en el polo opuesto de la argelina", recalcaba.
En Argelia los franceses encontraron petróleo en 1956 y nueve años después de la independencia, en 1971, el presidente Huari Bumedian, cuyo ministro de Exteriores era ya Abdelaziz Buteflika, decidió la toma de control por el Estado argelino de las empresas petroleras francesas.
Aquella iniciativa provocó la espantada del capital extranjero en el sector. ¿Sucederá ahora lo mismo? Las multinacionales de la energía rehúsan pronunciarse hasta conocer los detalles -los textos no han sido aún publicados- aunque bajo cuerda manifiestan su descontento. Cepsa y Repsol tienen ambas una fuerte presencia en Argelia.
El ministro Jelil cree que habrá que esperar cuatro o cinco años hasta averiguar el impacto de las enmiendas. "Tenemos tiempo para ver cómo evoluciona la situación y reaccionar", declara.
Aunque no está en la ley, Argelia tiene también la intención de reducir el crecimiento de su producción de hidrocarburos. En teoría el objetivo oficial para 2010 se mantiene: dos millones de barriles diarios y 85.000 millones de metros cúbicos de gas.
"En ningún caso vamos a acelerarlo si queremos conservar recursos", advirtió Jelil. "En ningún caso vamos a ofrecer simultáneamente diez bloques de prospección a los socios extranjeros".
"Ésta es la política del país que decide, de forma soberana, preservar recursos para las generaciones futuras", concluye el ministro. "La ausencia de auténtico debate sobre la política económica (...) provoca titubeos por parte de los que deciden", denuncia La Tribune.
Las consejerías económicas de las embajadas europeas en Argel preveían que la actual bonanza -nunca Argelia ha sido tan rica desde su independencia- iba a incitar a sus autoridades a apostar por el liberalismo económico. En el ámbito energético no está siendo así.
Buena relación comercial, pese al distanciamiento político
La relación política entre España y Argelia no pasa por su mejor momento. Argel reprocha al Gobierno español su cambio de postura con relación al Sáhara Occidental y su excesiva inclinación promarroquí.
Estas desavenencias no impiden que los negocios vayan viento en popa. Argelia es el primer proveedor energético de España no tanto a causa del petróleo sino del gas. Algo más del 60% del que se consume en España es argelino. La dependencia aumentará aún más cuando, en 2009, empiece a funcionar un segundo gaseoducto hispano-argelino, que unirá Beni Saf con Almería y tendrá unos 200 kilómetros sumergidos. Su capacidad inicial es de 8.000 millones de metros cúbicos anuales.
Aunque sigue manteniendo un fuerte déficit comercial, España logró incrementar en 2005 sus ventas en un 47% y, en el primer trimestre de este año, un 101%.
El mérito de este dinamismo comercial obedece, en parte, al plan integral de desarrollo de mercado puesto en marcha por el Gobierno para fomentar las exportaciones. Pero también se debe a que Argelia dedica parte de sus recursos -80.000 millones de dólares de aquí al 2010- a reconstruir un país devastado por la guerra civil larvada que padeció en los noventa.
Por eso empresas como CAF, OHL, Comsa, Ebener, obtienen pingües contratos para construir y equipar líneas ferroviarias, centrales eléctricas, desalinizadoras, estaciones de tratamiento de aguas residuales, etcétera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.