"Tenía miedo a reventar"
Pereiro, que llegó el 14º a la cima, asegura que se dosificó para mantener sus opciones de podio
Óscar Pereiro no paraba de toser en la cima de Alpe d'Huez. Su voz se entrecortaba por el cansancio. "¿Por cuánto?", preguntó, consciente de que había perdido el maillot de líder por muy poco, sólo 10 segundos. "Por que poquito... ¡qué pena!", exclamó. Los médicos le reclamaron para el control antidopaje. Entró de amarillo en la caravana y salió del negro de Caisse d'Epargne. "Una pena", repitió luego, "pero sigo ilusionado y con ganas. Me he defendido bien, siguiendo mi ritmo, y he demostrado que lo de los Pirineos fue un mal día".
Pereiro tardó 40 minutos y 14 segundos en recorrer las 21 curvas de la montaña, 1m 15s más que Sastre y 1m 40s más que Landis. Las diferencias no fueron escandalosas. "Para los que creían que iba a reventar, aquí estoy de nuevo. Todavía estamos en la lucha. Es verdad que he perdido el amarillo, pero pelearé por el podio", lanzó Pereiro, conservador, según él, a la hora de subir Alpe d'Huez. "Sinceramente, tenía miedo a reventar. Pensé 'voy a ir poco a poco, y cuando los kilómetros vayan pasando, aceleraré'. De nada vale que me ponga al límite con los mejores, explotar y perder seis minutos. Creo que es la manera en que debía subir el puerto. Tenemos a gente a dos minutos en la clasificación y de aquí al domingo seguiré arriba... si las piernas responden. Defenderemos lo que tenemos", aseguró el gallego.
"De nada valía ponerme al límite, explotar y perder seis minutos", recalcó el ciclista gallego
Durante la subida, le llegaban las referencias desde el coche: "Pierdes 23 segundos, un minuto, 1m 23...". David Arroyo, su compañero, escapado desde el kilómetro 30 en un amplio grupo, le esperó para tirar de él en las últimas rampas, cuando estaba solo. "Hemos trabajado de una manera muy inteligente, haciendo que los rivales se esforzaran más que nosotros", dijo Pereiro. "Atrás se iba a mil por hora, había un corte detrás de otro. Yo debía meterme en la fuga y esperar lo que pasara con Óscar. Para no ser un especialista escalador, le he visto bastante bien. Somos ambiciosos, tenemos mucho que ganar y poco que perder. Una vez en la guerra, hay que luchar hasta el final", explicó Arroyo.
Si Pereiro perdió el maillot amarillo, De la Fuente no sólo conservó el suyo de lunares como rey de la montaña, sino que aumentó su ventaja. Coronó segundo el Izoard y primero Lautaret, y supera en 34 puntos al segundo clasificado, Schleck, en 35 a Rasmussen (ganador en 2005) y en 45 a Landis. "Después de tanto entrenarme, ¿quién me lo iba a decir? Aspiraba a hacerlo bien en el Tour, pero tanto no me lo esperaba. Sólo quedan dos días de montaña y parece que cada vez lo tengo más fácil. Ayer estaba más negro, pero todo se me ha puesto de cara. Pensaba que no me quedaban fuerzas, pero parece que sí. Debe de ser el maillot, que me da alas", explicó entusiasmado el cántabro. Ningún español se corona como el mejor escalador desde Txomin Perurena en 1974, y De la Fuente, debutante, lo acaricia con los dedos. "No me lo quiero ni imaginar. Voy con la calculadora para saber lo que necesito. Los finales en alto puntúan doble, y eso me viene mal porque igual los gallos están ahí", dijo ayer. A final de curso acaba contrato con el Saunier Duval, "una motivación más" para dejarse ver. "Busco contrato", afirmó, "contrato y novia".
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