Nueve pinchazos en 1.236 km
Un Renault conducido por el húngaro Szisz, mecánico, ganó hace 100 años la primera gran carrera francesa, que duró dos días
A sus 33 años, el mecánico húngaro Ferenc Szisz, a los mandos de un Renault, vivió el 27 de junio de 1906 el día más feliz de su vida. Su nombre y su historia se conocen gracias a que en aquella jornada se convirtió en el campeón del primer Gran Premio de Francia, que se había iniciado un día antes, el 26. La denominación de gran premio se había utilizado ya anteriormente en una carrera en Pau, en 1901. Pero hasta entonces no se había unido al nombre de un país ni había adquirido el carácter internacional que le dio la carrera promocionada por el Automovil Club de Francia y organizada en Le Mans por el Automovil Club de la Sarthe, que pagó 100.000 francos (unos 19.400 dólares) para obtener los derechos.
Szisz no era piloto. Pero su vida había transcurrido entre motores desde que abandonó los estudios y comenzó a desarrollar su pasión por los coches. Sin embargo, su suerte cambió cuando decidió trasladarse a París y en mayo de 1900 fue contratado por los hermanos Renault como mecánico. "Al cabo de una semana quería marcharme", confesó. Pero unos meses más tarde colaboró en la preparación de un coche de carreras para Louis Renault, entró en contacto con él y sus perspectivas cambiaron por completo. Desde entonces colaboró en la preparación de los coches que iban a competir. Viajó con él a varias carreras, pero sólo condujo en contadas ocasiones para sustituir a su jefe en momentos puntuales.
En realidad, nunca se habría convertido en piloto a no ser porque Marcel Renault, hermano de Louis, falleció en un accidente mientras corría la París-Madrid de 1903 y, tras dos años fuera de las carreras, la familia decidió que Louis no volvería a competir. Esa circunstancia convirtió a Szisz en piloto y le permitió tener uno de los Renault que tomaron la salida en el primer Gran Premio de Francia.
Fue una carrera realmente especial porque hubo de habilitarse un trazado en un triángulo de carreteras al este de Le Mans que se convirtió en un circuito de 103 kilómetros de longitud, que pasaba por algunas calles estrechas de algunas aldeas, que en ciertos momentos transcurría incluso sobre tablas de madera y que tenía una recta de 30 kilómetros.
La carrera se planeó en dos días. Los pilotos debían dar seis vueltas al trazado cada día. Una auténtica proeza porque al final debían recorrer 1.236 kilómetros. Se construyeron gradas para 30.000 espectadores y se estimó que el primer día vieron la carrera alrededor de 180.000. Los coches no podían sobrepasar los 1.000 kilos de peso. Llevaban motores de cuatro cilindros verticales y un cubicaje de entre 12 y 14 litros, que concedían una potencia situada entre los 100 y los 150 caballos. Tenían un cambio de tres velocidades y marcha atrás. Alcanzaban velocidades punta de unos 150 kilómetros por hora. Curiosamente, el tubo de escape debía mirar hacia arriba para no generar polvo. Bolidos muy distintos a los actuales, que pesan 600 kilos, cubican 2,4 litros, tienen ocho cilindros en V, conceden una potencia de 700 CV y alcanzan los 360 km/h.
Los neumáticos, de 9 pulgadas -ahora tienen 355mm-, tenían una trascendencia tan brutal como en los grandes premios actuales. Michelin presentó una gran novedad que resultó decisiva: unas gomas montadas ya e hinchadas en una llanta que podía intercambiarse a través de ocho tuercas con el resto de la llanta. Con aquel invento un cambio de rueda podía realizarse en cuatro minutos mientras que lo habitual era sacar toda la rueda y desmontar y montar el neumático, en lo que se tardaba unos 15. Los tres Renault oficiales las utilizaron, pero otros coches debieron renunciar por el exceso de peso que suponía.
Szisz ganó con eso mucho tiempo porque al final de los dos días había sufrido nueve pinchazos. Aunque no partía entre los favoritos -las apuestas daban 40-1 por él-, el húngaro se colocó líder ya el primer día y concluyó la carrera como campeón con una ventaja de 32 minutos sobre el italiano Felice Nazzaro, a los mandos de un Fiat. El tercero fue el francés Albert Clément, heredero del fabricante de coches Bayard-Clément, que entró a tres minutos del italiano. De los 32 coches que habían tomado la salida sólo 11 la concluyeron.
Szisz se consagró porque dio a Renault la primera victoria en el GP de Francia. Fue el precursor de un Fernando Alonso que el año pasado se estrenó en Magny Cours con un Renault y neumáticos Michelin y que ayer concluyó en la segunda posición, sólo superado por Michael Schumacher.
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