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Lippi se toma "unas largas vacaciones"

El técnico campeón del mundo renuncia a su cargo como seleccionador italiano y Donadoni se perfila como sustituto

Enric González

Marcello Lippi renunció ayer al cargo de seleccionador italiano. El técnico campeón se despidió con un comunicado de agradecimiento por "la confianza recibida durante dos años de trabajo, coronados con un resultado que permanecerá para siempre en la historia del fútbol italiano y en el corazón de los aficionados". Lippi, de 58 años, comentó que seguiría entrenando, pero no de forma inmediata. "Voy a tomarme un descanso largo", dijo. Su sustituto parecía Donadoni, ex futbolista del Milan y ex técnico del Livorno.

El adiós fue correcto, casi amable. Por debajo de tres párrafos escuetos corría, sin embargo, un torrente de irritación acumulado durante dos meses por las dudas públicas sobre su honestidad (fue el entrenador estelar del Juventus de Luciano Moggi) y por los ataques contra su hijo Davide, directivo de Gea (la empresa fundada por Moggi) y uno de los procesados por la manipulación de las competiciones.

Lippi estuvo a punto de ser apartado del cargo cuando se destapó el escándalo del calcio. Sólo Guido Rossi, el comisario nombrado por el gobierno y el comité olímpico para poner orden en la Federación, le exoneró de toda responsabilidad en el escándalo y le respaldó en los momentos cruciales, como en vísperas del partido contra Australia. Los miembros del gobierno se mantuvieron lejos de él para no fotografiarse con alguien a quien consideraban no del todo limpio, y ninguna autoridad política asistió a los encuentros de Italia hasta la semifinal. A partir de entonces, los ministros se pegaban por fotografiarse con Lippi. "Marcello Lippi ha sufrido situaciones muy injustas", declaró el martes su amigo Gigi Riva, que fue un extraordinario extremo del Cagliari y de la selección y ahora gestiona el equipo nacional.

El ya ex seleccionador, que como futbolista fue un pasable líbero del Sampdoria, tiene un carácter irascible. Desprecia a los periodistas y lo demuestra siempre que puede, desprecia a los políticos y desprecia a quienes, tras su fracaso en el banquillo del Inter, le acusaron de ser capaz de ganar sólo con la Juve; es decir, desprecia a casi todo el mundo. Pero sabe organizar sistemas defensivos casi impenetrables, es honesto con sus futbolistas y arrastra al grupo con su voluntad de vencer.

Alex Ferguson, el entrenador y manager del Manchester United, le ha ofrecido al menos dos veces su puesto. La última vez, justo antes del Mundial. Lippi, sin embargo, se siente incapaz de trabajar en Inglaterra por la barrera idiomática. Sólo habla italiano. España le apetece más.

Marcello Lippi, tras visitar en el hospital a Pessotto.
Marcello Lippi, tras visitar en el hospital a Pessotto.AP

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