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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tarantiniano

Tomàs Delclós

El lunes, final de temporada de CSI: Las Vegas (Tele 5), firmada por Tarantino. Los conneseurs ya la habían paladeado en AXN o en DVD. Un espléndido trabajo tarantiniano. Uno de los policías es enterrado vivo por un padre que venga así la condena de su hija -¿un error de los chicos del CSI?- . Tarantino ya enterró a Uma Thurman en Kill Bill. Allí cosió una inolvidable escena: en la oscuridad del ataúd se oyen las limitadas maniobras de la soterrada. La televisión no permite que sus clientes pasen un rato, aunque sea corto, sin ver nada. Esta vez su víctima siempre tiene luz en el féretro, entre otras cosas para que sus colegas, vía webcam, lo vean. Además, cada vez que teclean en el PC se enciende una luz en el cubículo. La broma de Tarantino está en que esa necesidad de ver, esa luz, es una tortura para el secuestrado. Hay más ironías. Al poli, el criminal lo caza desperdigando pistas de un falso delito. Lo que sirve a los CSI para llegar al criminal aquí sirve a éste para raptar al policía. El cazador cazado.

Excelente noche. Viendo lo de Tarantino, sólo los puritanos pueden seguir con la monserga de que la tele es un artefacto maligno por definición. Pero también es ejemplo de lo que podría llamarse "sana competencia". Jugarse, y ganar, la audiencia con riesgo.

Muy distinto a lo que ha pasado con Aquí no hay quien viva. La semana pasada se despidió de Antena 3 porque Tele 5 ha comprado la productora y echa el cerrojo a algo que le robaba público. El último capítulo incluyó una dolorosa metáfora del derribo especulativo de la casa. Antena 3, para aprovechar el tirón, desperdiga sus actores por otros programas. Puso algunos en uno de promoción musical. Lo único que tuvo de bueno fueron las angustias de la presentadora, con un vestido de escote desabrochado que la obligaba obsesivamente a corregir sus costuras. A estas horas, la estilista, o está despedida por el tormento que infligió, o le han dado matrícula de honor por haber introducido una tan curiosa intriga (¿se verá o no la teta?).

En contra del principio televisivo anteriormente enunciado... no se vio.

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