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Entrevista:EL RETROVISOR | Alemania 2006

"Jugamos contra fantasmas"

Francisco 'Chamaco' Valdés clasificó a Chile para Alemania 74 en un partido al que la URSS no fue en protesta por el golpe de Pinochet

José Marcos

El 11 de septiembre de 1973 un golpe de Estado derribó al Gobierno de Salvador Allende. Le reemplazaba en el Palacio de la Moneda, de Santiago de Chile, el dictador Augusto Pinochet. El ataque a la democracia coincidió con la repesca para el Mundial de Alemania 74 contra la Unión Soviética. Sin goles en la ida, el régimen comunista se negó a jugar la vuelta en un lugar, el estadio Nacional, que había pasado de centro de recreo a centro de tortura. Tras algunos pases de balón, Francisco Chamaco Valdés (Santiago, 63 años) convirtió el gol que dio la clasificación a los chilenos. La FIFA validó la eliminatoria.

Pregunta. Vaya papelón.

Respuesta. Jugamos contra fantasmas. Fue insólito, parte del show que montaron los dirigentes. Porque sabíamos que la URSS no estaba en Chile, aunque el estadio estaba lleno, con 75.000 espectadores; a la hinchada nunca se le dijo que no se presentaba para poder vender las entradas.

"No fue muy agradable dar la mano a Pinochet. Carlos
"Saqué de la cárcel a un jugador y tres amigos. No me podían tocar. Era el capitán de la selección"

P. ¿Cuándo se enteraron ustedes de que no se iba a presentar?

R. La noche anterior. ¡Nosotros felices! Aunque nos mantuvieron un poco alertas: 'No se confíen que a lo peor llegan mañana. De los rusos nunca se sabe... Pueden que estén en el país... Los rusos son misteriosos...'.

P. ¿Cómo fue la jugada del gol?

R. Sonó el silbato, empezamos a hacernos pases entre nosotros y así llegamos al área los cuatro delanteros... Crisosto, Reinoso, Carlos [Caszely] y yo. Como era el capitán, me dejaron el honor de anotar el gol que nos clasificaba. ¡Alguien tenía que hacerlo! Levanté los brazos y grité "¡gooooool!". Justo después entró el Santos en la cancha. Lo tenían listo desde por la mañana. Fue todo un show. Perdimos 5-0 contra los brasileños.

P. ¿Y eso?

R. Estábamos relajados. ¡No queríamos jugar más! ¡Ja, ja, ja!

P. Se ríe, pero la situación política era muy tensa.

R. ¡Terrible! Ya en Moscú nos retuvieron en la aduana. Elías Figueroa viajó desde Brasil sin visado y, en su pasaporte, Carlos salía sin bigote. Nos tuvieron más de cinco horas en el aeropuerto, con un frío que calaba los huesos.

P. ¿Cómo se juega una eliminatoria tan marcada por la política?

R. Yo, como capitán, tenía que dar ejemplo. En la ida... Era el primer avión que salía de Chile, los aeropuertos estaban tomados, y cuando llegamos a Argentina para el enlace se pensaban que era Allende, con su gente, familiares, camaradas... Pero éramos nosotros. Si no nos presentábamos en Moscú, ¡Chile iba a ser castigado sin participar ocho años en las eliminatorias de clasificación mundialistas por la FIFA! Castigaron a la URSS por no presentarse.

P. Vestirse en los vestuarios del estadio Nacional, donde habían maltratado a tanta gente...

R. Los militares retiraron a los detenidos para la vuelta, para cuando vinieran los inspectores de la FIFA. Pintaron el estadio de nuevo, lo arreglaron por completo.

P. ¿Qué piensa de los soviéticos? ¿Hicieron bien o hicieron mal al no jugar?

R. Mal, porque no tendrían que haber mezclado la parte deportiva con la parte política. Jugué por mi convicción de deportista. Porque quise. No fui obligado.

P. Al día siguiente hubo periódicos chilenos que titularon "El día que Chile ganó a nadie".

R. La amargura era tremenda. Si éramos 15 millones de habitantes, 12 o 13 no estaban de acuerdo con el golpe militar. De hecho, cuando fuimos a Alemania, tuvimos el repudio de los chilenos de allá. Pensaban que fuimos a defender a la junta militar.

P. A defender a Pinochet.

R. La gente cercana a nosotros sabía que no era así. Pero para el mundo exterior... Nos costó convencerles. De hecho, ¡en Alemania nos cuidaban más que a un presidente de la República! Nos amenazaron con un atentado como el de los Juegos Olímpicos [Múnich 72].

P. Salvó a otro futbolista.

R. Y a tres amigos de la infancia. Al poco de regresar de Moscú, me dijeron que Hugo Lepe, mi compadre y defensa central de Colo Colo, llevaba desaparecido 30 días. Y me personé ante Enrique Montero, de las Fuerzas Armadas, que había sido dirigente del Colo Colo. Le planteé la situación. Como salí en los diarios dando la mano a Pinochet, en la bienvenida del viaje a Rusia, no tuve temor.

P. Se arriesgó mucho.

R. No me podían tocar. ¡Era el capitán de la selección chilena! Me armé de valor, aunque avisé a mi familia de en qué andaba: "Si algo me pasa, ya saben dónde buscarme y a quien reclamar". Me habría gustado liberar a más, pero...

P. ¿Volvió a ver a Pinochet?

R. Antes de viajar al Mundial le hicimos una solicitud. Había un doctor en la selección chilena que era socialista y lo habían apresado. Nos negamos a viajar a Alemania mientras no le dejaran libre.

P. ¿Es de derechas o de izquierdas?

R. De izquierdas.

P. ¿Y cuando estrechó la mano a Pinochet?

R. No fue muy agradable, pero había que hacerlo. Al fin y al cabo, era el capitán. Carlos no se la estrechó. Tuvo consecuencias muy malas para su familia. Torturaron a sus papás mientras estuvo jugando en España. A él le prohibieron la entrada a Chile.

Francisco <i>Chamaco</i> Valdés.
Francisco Chamaco Valdés.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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